Hace 4.900 años, los habitantes neolíticos de Bornholm, una pequeña isla en el Mar Báltico, se enfrentaron una crisis que amenazó seriamente su supervivencia. La luz del sol, esencial para las cosechas, disminuyó drásticamente debido a un evento climático extremo. Ante esto, realizaron un acto desesperado: sacrificar cientos de piedras grabadas con motivos solares en un intento de calmar a las fuerzas naturales o invocar la vuelta del astro.
Estas piedras, denominadas “piedras del sol”, son uno de los hallazgos arqueológicos más significativos de los últimos años. Descubiertas en Vasagård, un sitio que data de alrededor del 2900 a.C., suponen un vistazo único a cómo el cambio climático pudo transformar las creencias y prácticas de una sociedad agrícola. Los arqueólogos, liderados por el Dr. Rune Iversen, han relacionado estas ofrendas con un evento volcánico catastrófico que alteró el clima del hemisferio norte.
Una crisis global reflejada en Bornholm
Aproximadamente en el 2900 a.C., un volcán masivo liberó partículas de sulfato a la atmósfera, creando un “invierno volcánico“. Este fenómeno bloqueó la luz solar y provocó un descenso significativo de las temperaturas en Europa del Norte. Evidencias de núcleos de hielo y anillos de árboles confirman que la radiación solar disminuyó durante años, afectando gravemente las cosechas.
Para las sociedades neolíticas, que dependían casi exclusivamente de la agricultura, este cambio climático tuvo consecuencias devastadoras. El descenso de las temperaturas se tradujo en inviernos más duros y veranos insuficientes para madurar los cultivos. Las investigaciones sugieren que las piedras solares podrían haber sido sacrificios simbólicos para garantizar la vuelta del sol y, con él, la fertilidad de la tierra.
Las excavaciones en Vasagård revelaron que estas piedras se depositaron junto a restos de banquetes rituales y herramientas rotas, indicando la magnitud del evento ceremonial. Según los investigadores, es probable que estas ofrendas se realizaran colectivamente en un intento de estabilizar la relación entre los humanos y el entorno natural.
Las piedras solares: un arte cargado de simbolismo
El hallazgo incluye más de 600 piedras grabadas, la mayoría hechas de esquisto local. Sus diseños incluyen patrones solares con rayos que irradian desde un centro y formas vegetales que simbolizan cultivos. Este arte, único en el norte de Europa, refleja la importancia del sol como símbolo de vida y fertilidad.
Una característica interesante es que muchas de estas piedras muestran señales de reutilización. Algunos grabados parecen haber sido añadidos en fases posteriores, lo que indica que estas piedras tenían un valor significativo más allá de su función ritual inmediata. Tal como describe el Dr. Iversen: “Es razonable creer que los habitantes de Bornholm querían protegerse de un empeoramiento del clima sacrificando estas piedras, o quizá mostrar gratitud por el retorno del sol”.
Lo más interesante es que las piedras no estaban solas. Fueron encontradas en fosos junto a huesos de animales, cerámica rota y herramientas, todos símbolos de un esfuerzo colectivo por restaurar el orden natural. Estas ofrendas nos hablan de una comunidad profundamente conectada con su entorno y unida en su respuesta ante la adversidad.
Transformaciones sociales en tiempos de crisis
La crisis climática del 2900 a.C. no fue el único desafío al que enfrentaron estas sociedades. Durante el mismo período, las investigaciones genéticas han identificado la propagación de enfermedades como la peste, que también afectó a las poblaciones del norte de Europa. Este contexto de múltiples tensiones marcó un cambio significativo en la cultura neolítica.
En Bornholm, los arqueólogos observaron que, tras el sacrificio de las piedras solares, la estructura del sitio de Vasagård cambió radicalmente. Las zanjas ceremoniales se reemplazaron por palisadas y pequeños edificios circulares interpretados como casas de culto. Estas transformaciones sugieren una reorganización social, posiblemente impulsada por la necesidad de adaptarse a un mundo en crisis.
El declive de la cultura del vaso campaniforme y la adopción de nuevas tradiciones, influenciadas por migraciones y contactos con otras culturas, refuerzan la idea de que las catástrofes climáticas pueden actuar como catalizadores de cambios culturales y sociales.
Rituales y naturaleza: una respuesta global
Lo que ocurrió en Bornholm no es un caso aislado. En otras partes del mundo, las sociedades agrícolas también desarrollaron rituales en respuesta a cambios climáticos. Por ejemplo, los pueblos mesoamericanos realizaron ofrendas a los dioses de la lluvia durante sequías severas, mientras que las culturas andinas sacrificaban llamas en los Andes para garantizar cosechas exitosas.
Estas similitudes nos hablan de un patrón humano universal: usar rituales para enfrentar lo desconocido y reforzar la cohesión social. Las piedras solares de Bornholm reflejan cómo estas comunidades neolíticas, a pesar de su limitada tecnología, buscaron interpretar y responder a las fuerzas naturales con creatividad y unidad.
Referencias
- Iversen R., Nielsen P.O., Sørensen L.V., et al. Sun stones and the darkened sun: Neolithic miniature art from the island of Bornholm, Denmark. Antiquity. DOI: 10.15184/aqy.2024.217.
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: