Hallazgo colosal de un adolescente: descubre una criatura fósil que sobrevivió 500 millones de años

En marzo de 2022, Rohan Barnard no se imaginaba que al levantar una piedra en el campo iba a cambiar el conocimiento que teníamos sobre una antigua y enigmática criatura. Tenía 19 años, estudiaba Ecología y Entomología en la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica) y pasaba una jornada buscando hormigas y reptiles en la región montañosa de Swartberg, como tantas otras veces. Pero ese día, en el suelo húmedo, junto a una pequeña corriente de agua, encontró un animal que parecía salido del pasado remoto del planeta: un gusano aterciopelado, negro, blando, con patas no articuladas y cuerpo segmentado.

Rohan, que ya conocía esta extraña familia de criaturas, tomó una foto y la subió a la app iNaturalist. Lo que parecía una simple observación naturalista se convirtió en el inicio de una investigación que revelaría una nueva especie, única en el mundo, con millones de años de historia evolutiva a sus espaldas. Un descubrimiento “colosal”, no por el tamaño del animal, sino por su relevancia para la biología evolutiva y la historia natural de África austral.

Un animal que no debería estar ahí

El gusano aterciopelado descubierto por Rohan recibió el nombre científico de Peripatopsis barnardi, en honor a él. Lo extraordinario es que esta especie apareció en una región donde jamás se había encontrado ninguna de su tipo: el Pequeño Karoo, una zona semidesértica del sur de Sudáfrica. Hasta ahora, los gusanos aterciopelado solo se habían documentado en fragmentos de bosque afrotemplado ocultos en valles húmedos y montañas del Cabo, ambientes mucho más frescos y húmedos que el Karoo.

Este hallazgo cambia lo que sabíamos del pasado ecológico de la región. La presencia de P. barnardi indica que el Karoo fue, en algún momento del pasado geológico, una región mucho más boscosa. Con el paso de millones de años, los cambios climáticos provocaron una pérdida de vegetación y aumentaron la aridez, aislando a las poblaciones de gusanos aterciopelados en enclaves remotos. Es así como surgió esta nueva especie, adaptada a un hábitat que hoy resulta casi incomprensible para su supervivencia.

El profesor Savel Daniels, experto en evolución de la Universidad de Stellenbosch y coautor del estudio, lo expresa con claridad: “Estos parches de bosque son relictos de un pasado mucho más húmedo. Su origen se remonta al Mioceno temprano, entre 23 y 15 millones de años atrás”.

Mapa de las 18 localidades del Cabo Occidental donde se recolectaron muestras de Peripatopsis, según la tabla 1 del estudio. Fuente: Ecology and Evolution

De fósiles vivos y cambios climáticos

Los gusanos aterciopelados pertenecen a un grupo de animales llamado Onicóforos, y se consideran “fósiles vivientes” por una razón poderosa: su morfología apenas ha cambiado desde hace más de 500 millones de años. Proceden de un ancestro marino extinto que vivió en la era Cámbrica, probablemente un animal similar a Hallucigenia, cuyos fósiles muestran apéndices blandos parecidos.

A diferencia de otros animales terrestres, los onicóforos mantienen una estructura corporal primitiva: no tienen esqueleto externo ni patas articuladas, y su piel segrega una sustancia pegajosa que usan para cazar. Estos rasgos los colocan en un lugar único del árbol evolutivo, con un linaje completamente separado del de los insectos o los anélidos.

Según los investigadores, Peripatopsis barnardi divergió de su ancestro común más cercano hace unos 15,2 millones de años, durante el Mioceno medio. Fue en ese periodo cuando el sur de África empezó a sufrir una transformación climática intensa, con un descenso de las precipitaciones por la aparición de la corriente marina de Benguela y la elevación de la cordillera del Cabo. Como resultado, los hábitats forestales se fragmentaron y dieron lugar a una especiación aislada.

Lo fascinante es que estos gusanos hayan logrado sobrevivir en microambientes extremadamente restringidos durante tanto tiempo. Son como cápsulas vivas de un ecosistema perdido, que solo existen en ciertos rincones del mapa donde la humedad persiste.

Peripatopsis barnardi es la primera especie descubierta en el pequeño Karoo, lo que sugiere que en el pasado la zona estuvo más forestada. Forma parte de las siete nuevas especies descritas por investigadores de la Universidad de Stellenbosch. Fuente: Savel Daniels

Por qué es importante para nosotros el descubrimiento de un gusano en Sudáfrica

Aunque pueda parecer anecdótico o lejano, este descubrimiento tiene implicaciones directas para nuestra comprensión del mundo y nuestra relación con la naturaleza. Revela cómo la biodiversidad puede esconder sorpresas incluso en lugares donde creíamos haberlo visto todo. El hecho de que una criatura tan antigua haya pasado desapercibida durante tanto tiempo en un entorno aparentemente árido nos obliga a repensar nuestras ideas sobre la distribución de la vida y la historia ecológica de los paisajes.

Además, Peripatopsis barnardi actúa como un recordatorio viviente de los efectos del cambio climático a largo plazo. Su aislamiento y evolución en refugios ecológicos son el resultado directo de transformaciones ambientales que ocurrieron hace millones de años, pero que tienen paralelos con las crisis actuales. Estudiar estos organismos no solo enriquece nuestro conocimiento científico, sino que nos ofrece pistas sobre cómo conservar especies únicas y ecosistemas frágiles en un planeta cada vez más alterado por la actividad humana. Entender su historia es, en cierta medida, entender también la nuestra.

Ciencia ciudadana y ADN para descubrir lo oculto

Uno de los aspectos más notables del descubrimiento es cómo se produjo. Sin equipos costosos ni grandes expediciones, todo comenzó con una app de ciencia ciudadana, iNaturalist, que permite compartir observaciones de especies con la comunidad científica. Gracias a esa fotografía publicada por Rohan, el profesor Daniels viajó meses después a la misma zona para recolectar más ejemplares.

En total se recogieron diez individuos, entre ellos el paratipo, es decir, un espécimen utilizado como referencia secundaria para describir la especie. El análisis fue riguroso: se emplearon técnicas de secuenciación de ADN mitocondrial y nuclear, junto con estudios morfológicos mediante microscopía electrónica de barrido (SEM).

Este enfoque genético permitió no solo confirmar que se trataba de una especie nueva, sino además describir otras seis especies distintas, todas endémicas de distintas cumbres montañosas del sur de Sudáfrica. Según Daniels, “ahora sabemos que cada pico montañoso tiene su propia especie endémica”. Eso implica que aún queda mucho por descubrir en zonas que no han sido muestreadas.

El caso de Rohan Barnard es un ejemplo claro del poder de la colaboración entre ciudadanos y científicos. El propio Rohan confesó: “Es increíble darse cuenta de que he descubierto un fósil viviente. Me hace pensar que aún hay mucho por explorar, pero también me preocupa que podamos perder especies que ni siquiera sabemos que existen”.

Publicación de “rohan_the_antman”en torno al descubrimiento. Fuente: iNaturalist

Un legado evolutivo en peligro

Aunque el descubrimiento es motivo de celebración, también lanza una advertencia. Los hábitats donde sobreviven estos animales son extremadamente frágiles. Los bosques afrotemplados del sur africano están reducidos a parches mínimos en gargantas profundas, y cualquier cambio en su microclima podría acabar con especies que dependen por completo de esa humedad constante.

Los científicos insisten en que la conservación de estos refugios ecológicos es urgente. Cada uno de ellos actúa como una “isla” biológica, con especies únicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. La pérdida de uno solo de estos parches supone la extinción definitiva de un linaje evolutivo completo.

Además, este estudio revela cómo los procesos tectónicos, las corrientes oceánicas y los ciclos climáticos del pasadohan dado forma a la biodiversidad actual. El análisis de estos “fósiles vivos” permite reconstruir la historia del clima africano y entender mejor cómo podrían responder los ecosistemas actuales al calentamiento global.

Referencias

  • Daniels, Savel R. y Barnes, Aaron. Perched on the Plateau: Speciation in a Cape Fold Mountain Velvet Worm Clade, With the Description of Seven New Species (Onychophora: Peripatopsidae: Peripatopsis) From South Africa. Ecology and Evolution. 20 de abril de 2025. https://doi.org/10.1002/ece3.71256.

Cortesía de Muy Interesante



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