Hallazgo histórico: el descubrimiento de la cama más antigua de la humanidad revela cómo los humanos dormían y combatían insectos hace 200.000 años

En las profundidades de la Border Cave, un yacimiento arqueológico enclavado en las montañas Lebombo, al sur de África, se halló lo que podría ser el lecho más antiguo del que se tiene registro. Este descubrimiento, basado en evidencias que datan de hace 200.000 años, ofrece una visión fascinante de las estrategias empleadas por los primeros seres humanos para convertir un refugio natural en un hogar más seguro y confortable. Aunque el concepto de “cama” en ese periodo dista mucho de lo que conocemos hoy, los vestigios encontrados revelan una notable capacidad de adaptación y uso de recursos que desafía las ideas tradicionales sobre los inicios de la humanidad.

Los arqueólogos, liderados por un equipo internacional de expertos, identificaron capas de hierba comprimida perteneciente a la familia Panicoideae, dispuestas meticulosamente sobre una base de cenizas. Estos elementos, aparentemente sencillos, esconden una sofisticación inesperada: las cenizas no solo mantenían limpia la superficie, sino que también actuaban como un repelente natural contra insectos, creando un entorno más higiénico y habitable. Además, entre los restos se hallaron fragmentos de hojas de camphor, una planta aún utilizada en comunidades rurales por sus propiedades repelentes, lo que sugiere que nuestros antepasados entendían los beneficios de incorporar elementos medicinales a su entorno.

Adaptación e ingenio en la prehistoria

La Border Cave no es un sitio cualquiera. Este refugio natural, habitado de forma intermitente durante miles de años, ha ofrecido a los arqueólogos una ventana única al pasado, revelando herramientas, restos humanos y ahora, evidencia de cómo los habitantes gestionaban su vida cotidiana. El uso de hierbas sobre cenizas refleja una planificación cuidadosa, diseñada no solo para el descanso, sino también para evitar enfermedades transmitidas por insectos y mantener la zona limpia a través de la quema periódica de los lechos.

Aunque no es posible confirmar que estas superficies fueran exclusivamente utilizadas para dormir, los patrones encontrados en el sedimento sugieren que estos espacios sirvieron para múltiples actividades. Es probable que también se emplearan como zonas de trabajo, dado que entre los restos se encontraron pequeñas lascas de piedra, posiblemente generadas durante la fabricación de herramientas, así como partículas de ocre, un pigmento utilizado en actividades simbólicas o artísticas.

Durante las excavaciones realizadas en la cueva Border, situada en las montañas de Sudáfrica, se descubrieron los vestigios de lo que parece ser un antiguo lecho de hierba
Durante las excavaciones realizadas en la Border Cave, situada en las montañas de Sudáfrica, se descubrieron los vestigios de lo que parece ser un antiguo lecho de hierba. Foto: Wikimedia

Una mirada al desarrollo cognitivo temprano

Este descubrimiento reaviva el debate sobre el grado de desarrollo cognitivo de los humanos que habitaban esta región hace 200.000 años. Aunque se ha argumentado que otras especies animales, como aves y primates, también utilizan recursos naturales para construir nidos o refugios, el uso de cenizas y plantas medicinales sugiere un nivel avanzado de pensamiento estratégico en los habitantes del yacimiento Border Cave. Estos comportamientos demuestran no solo una adaptación al entorno, sino también un conocimiento rudimentario de higiene y salud.

Además, el hecho de que las hierbas se dispusieran en capas repetidas con el tiempo indica que estos primeros humanos no solo improvisaban, sino que eran capaces de planificar para el futuro. Quemar los restos antiguos y reemplazarlos con materiales nuevos no solo aseguraba un ambiente más limpio, sino que reducía la proliferación de parásitos. Este sistema de mantenimiento del espacio de vida refleja una preocupación por el bienestar colectivo, un rasgo que podría estar vinculado al desarrollo de comunidades humanas más complejas.

El contexto global del hallazgo

Antes de este descubrimiento, el registro más antiguo de camas humanas correspondía a un yacimiento de 77.000 años en la cueva Sibudu, también en Sudáfrica, aunque existían indicios menos concretos de estructuras similares en Israel, con una antigüedad de 185.000 años. Sin embargo, el hallazgo en la Border Cave no solo adelanta la cronología por un amplio margen, sino que también ofrece una visión más detallada de las prácticas de aquellos grupos humanos.

Este avance en el conocimiento arqueológico nos recuerda que aún estamos lejos de comprender por completo cómo vivían nuestros ancestros más antiguos. En muchos casos, los materiales orgánicos, como plantas y hierbas, desaparecen con el tiempo, dejando pocos rastros en los yacimientos arqueológicos. Por eso, la preservación de estos fragmentos en la cueva de Sudáfrica un logro extraordinario, subrayando la importancia de este sitio como un tesoro para la comprensión de la prehistoria humana.

Los investigadores sostienen que los fragmentos hallados en el sedimento de una cueva sudafricana podrían ser restos del lecho más antiguo conocido en la historia
Los investigadores sostienen que los fragmentos hallados en el sedimento de una cueva sudafricana podrían ser restos del lecho más antiguo conocido en la historia. Fotos: Wadley et al (2020)

Más allá del pasado: lecciones para el presente

El hallazgo del lecho más antiguo conocido nos ofrece más que una visión del pasado; nos invita a reflexionar sobre las raíces de nuestras propias prácticas y prioridades como especie. Desde sus primeros días, la humanidad ha demostrado una capacidad única para transformar su entorno en busca de seguridad, confort y salud. Las estrategias empleadas por los habitantes de la cueva sudafricana, aunque primitivas en apariencia, revelan un profundo entendimiento de su entorno y un esfuerzo consciente por mejorar su calidad de vida.

Este descubrimiento nos recuerda que el cuidado del espacio que habitamos y la búsqueda de soluciones sostenibles no son conceptos modernos, sino prácticas que han acompañado a la humanidad desde sus albores. A medida que continuamos explorando estos vestigios, aprendemos más sobre nosotros mismos y sobre los caminos que nos llevaron a ser quienes somos hoy.

Referencias:

  • Lyn Wadley et al., Fire and grass-bedding construction 200 thousand years ago at Border Cave, South Africa. Science 369, 863-866 (2020). DOI: 10.1126/science.abc7239

Cortesía de Muy Interesante



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