Un pequeño hueso fosilizado hallado hace más de 30 años en una remota zona de Australia ha desatado una auténtica revolución en la paleontología. Un nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), sugiere que los equidnas, esos curiosos mamíferos espinosos que hoy habitan en tierra firme, descienden de un ancestro semiacuático. Este hallazgo desafía las teorías previas sobre la evolución de los monotremas, el grupo más primitivo de mamíferos que incluye también al ornitorrinco.
Un fósil olvidado que resurge con fuerza
El protagonista de esta historia es un húmero parcial de Kryoryctes cadburyi, una especie extinta de monotrema que vivió hace aproximadamente 106 millones de años en lo que hoy es Victoria, Australia. Descubierto en la década de 1990 en el yacimiento de Dinosaur Cove, el fósil permaneció durante décadas sin revelar todos sus secretos. Sin embargo, gracias a avanzadas técnicas de escaneo 3D y tomografía computarizada, los investigadores han podido analizar su microestructura interna con un detalle sin precedentes.
Lo que encontraron fue sorprendente: aunque externamente el hueso se asemeja al de un equidna moderno, su estructura interna es mucho más densa y robusta, similar a la de un ornitorrinco. Esta densidad ósea actúa como lastre, una adaptación común en animales semiacuáticos que les permite sumergirse con mayor facilidad. En contraste, los equidnas actuales tienen huesos más ligeros, adecuados para una vida terrestre.
Reescribiendo la historia evolutiva
Hasta ahora, se creía que tanto los ornitorrincos como los equidnas descendían de un ancestro terrestre, y que solo el primero había adoptado un estilo de vida acuático. Este nuevo estudio sugiere lo contrario: ambos habrían evolucionado a partir de un antepasado semiacuático, y los equidnas habrían retornado a la tierra en un evento evolutivo extremadamente raro.

La transición de la tierra al agua es común en la evolución de los mamíferos, como en el caso de ballenas, delfines y focas. Sin embargo, el camino inverso, de un estilo de vida acuático a uno terrestre, es prácticamente inédito. Este hallazgo convierte a los equidnas en una excepción notable, lo que plantea nuevas preguntas sobre la plasticidad evolutiva de los monotremas.
Pistas adicionales en la anatomía moderna
La idea de un ancestro acuático para los equidnas encuentra apoyo en otras características anatómicas. Por ejemplo, tanto los equidnas como los ornitorrincos poseen receptores electroreceptores en sus picos, utilizados para detectar señales eléctricas de presas en el agua. Aunque los equidnas tienen menos de estos receptores, su presencia sugiere una herencia de un antepasado acuático.
Además, los equidnas tienen patas traseras orientadas hacia atrás, una característica que en los ornitorrincos sirve como timón al nadar. En los equidnas, esta adaptación se ha reutilizado para excavar, pero su origen podría estar en un estilo de vida acuático. También se ha observado que los equidnas presentan un reflejo de inmersión, una respuesta fisiológica que conserva oxígeno durante la inmersión en agua, común en mamíferos acuáticos.

Implicaciones para la conservación y el estudio de los monotremas
Comprender la evolución de los monotremas no solo es crucial para la paleontología, sino también para la conservación de estas especies únicas. El ornitorrinco, por ejemplo, ha mantenido un estilo de vida semiacuático durante más de 100 millones de años, lo que demuestra una notable resiliencia. Por otro lado, la capacidad de los equidnas para adaptarse a un entorno terrestre sugiere una flexibilidad evolutiva que podría ser clave para su supervivencia frente a los desafíos actuales, como el cambio climático y la pérdida de hábitat.
Este estudio también destaca la importancia de reevaluar fósiles antiguos con nuevas tecnologías. El húmero de Kryoryctes cadburyi es el único hueso de extremidad conocido de un monotrema del Cretácico Inferior en Australia, lo que lo convierte en una pieza invaluable para entender la evolución de estos mamíferos.
Curiosamente, el nombre de la especie, Kryoryctes cadburyi, rinde homenaje a la empresa de chocolates Cadbury. El color oscuro del fósil recordó a los investigadores al chocolate, y la compañía había apoyado las excavaciones en las que se descubrió el hueso.
El futuro de la investigación
Los científicos planean continuar investigando la historia evolutiva de los monotremas utilizando técnicas no destructivas, como la imagenología por sincrotrón, para analizar la histología ósea sin dañar los fósiles. También esperan encontrar más fósiles en yacimientos como Lightning Ridge, en Nueva Gales del Sur, que podrían arrojar luz sobre la diversificación temprana de los monotremas.
Este descubrimiento no solo reescribe la historia de los equidnas y los ornitorrincos, sino que también ofrece una ventana única al pasado remoto de los mamíferos, revelando una evolución más compleja y fascinante de lo que se pensaba.
Referencias
- Hand S, Archer M, Gilbert L. Ancient echidnas may have lived in water. UNSW Newsroom. Publicado el 28 de abril de 2025. Consultado el 2 de mayo de 2025
- S.J. Hand,L.A.B. Wilson,C. López-Aguirre,A. Houssaye,M. Archer,J.J. Bevitt,A.R. Evans,A.Y. Halim,T. Hung,T.H. Rich,P. Vickers-Rich,& R.M.D. Beck, Bone microstructure supports a Mesozoic origin for a semiaquatic burrowing lifestyle in monotremes (Mammalia), Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (19) e2413569122, DOI: 10.1073/pnas.2413569122
Cortesía de Muy Interesante
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