Se dice que existen mejores mapas de la Luna que del fondo del mar en la Tierra. Esta es una realidad conocida por la NASA, razón por la cual se han desarrollado múltiples tecnologías para cambiar la situación. Entre los resultados más recientes destacan nuevos mapas, que son hasta ahora los más detallados del fondo oceánico.
Para lograrlo, la agencia espacial utilizó datos del satélite SWOT, una colaboración entre la NASA y la agencia espacial francesa. Este satélite está diseñado para analizar la topografía de las aguas superficiales y los océanos, lo cual ha permitido ampliar, por ejemplo, la información sobre montes submarinos: de 44,000 a más de 100,000 identificados.
En esta investigación, los científicos optaron por usar el satélite en lugar de barcos equipados con sonares. Aunque estos últimos pueden ofrecer mediciones directas y detalladas del fondo marino, solo han permitido estudiar aproximadamente el 25% de su extensión total. Por ello, fue necesario recurrir a datos satelitales.
Mapas desde el espacio: cómo funciona
Los autores del estudio partieron del principio de que formaciones geológicas como montes submarinos y colinas abisales tienen mayor masa que su entorno, lo que genera una fuerza gravitacional ligeramente superior. Esto ocasiona protuberancias en la superficie del mar que pueden ser medidas, y cuya forma permite predecir las estructuras geológicas submarinas que las causan.
Aquí entra en juego el satélite SWOT, cuyas mediciones repetidas cubren cerca del 90% del planeta cada 21 días. El instrumento es lo suficientemente sensible como para detectar diferencias centimétricas en la altura de la superficie del mar, causadas por lo que hay debajo de ella.
El satélite SWOT permitió enfocarse en montes submarinos, colinas abisales y márgenes continentales submarinos, donde la corteza continental se encuentra con la oceánica, explica David Sandwell, geofísico del Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California, y uno de los investigadores a cargo del nuevo mapa.
En el pasado, los satélites de observación oceánica solo habían detectado versiones masivas de estas formaciones —como montes submarinos de más de un kilómetro de altura—, pero el SWOT ha logrado registrar estructuras de menos de la mitad de esa altura, lo que ha permitido duplicar la cantidad de registros disponibles hasta ahora.
Este tipo de montañas submarinas influye en las corrientes marinas profundas, ya que permiten la concentración de nutrientes en sus laderas, lo que da lugar a ecosistemas ricos en organismos en zonas que, de otro modo, serían áreas áridas del fondo marino.
Una mirada a la historia geológica del planeta
Gracias a su visión mejorada, el satélite también proporciona a los investigadores más información sobre la historia geológica de la Tierra. Esto se debe principalmente a las colinas abisales, que cubren cerca del 70% del fondo oceánico. Aunque estas formaciones tienen apenas unos kilómetros de ancho, resultan difíciles de observar desde el espacio… pero no para el SWOT.
Las colinas abisales, según la NASA, se organizan en bandas paralelas —similares a las crestas de una tabla de lavar— que aparecen donde las placas tectónicas se separan. Su orientación y extensión permiten conocer cómo se han movido dichas placas a lo largo del tiempo, además de cómo interactúan con las mareas y corrientes oceánicas.
Gracias a estas mediciones, la NASA afirma que los investigadores han obtenido “casi toda la información” sobre las características del fondo marino. El siguiente paso del estudio será refinar esta visión mediante el cálculo de la profundidad de las formaciones observadas, tarea que se complementará con el uso de sonares desde barcos. El objetivo es completar el mapa del fondo oceánico para el año 2030.
Cortesía de Xataka
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