La lucha contra la procrastinación ha sido una constante en la vida de Laurie Hérault, un desarrollador y consultor de 39 años que desde los 21 convive con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La falta de concentración y la tendencia a postergar lo llevaron incluso a la bancarrota y a episodios de agotamiento extremo.
Pero entre tanto caos encontró refugio e inspiración en una de sus grandes pasiones: los videojuegos, con los que puede pasar horas sin perder la concentración. Por eso, Hérault decidió trasladar la experiencia gamer a su vida diaria para dejar atrás años de desorganización. Sus herramientas: una impresora térmica y mucha creatividad.
Gamificación de lo cotidiano
Hérault descubrió que aquello que lo mantenía enfocado al jugar eran los bucles de acción y recompensa: cada disparo tenía un sonido, cada enemigo caído generaba un estímulo inmediato. Entonces pensó que dicha repetición podía tener una aplicación más práctica: convertir las tareas de la vida real en microrretos con retroalimentación constante.
El desarrollador empezó por dividir grandes pendientes en microtareas que solo le llevaran entre dos y cinco minutos: sacar la basura, tender la cama o lavar un plato. Cada acción se escribía en un post-it. Al terminar la tarea no solo la tachaba, sino que arrugaba el papel y lo lanzaba dentro de un frasco transparente. A sus ojos, ese frasco se iba llenando con “bolas de productividad”, una prueba física de que el día avanzaba.
Como cuenta en su página web, para darle más fluidez al proceso, Hérault inicia la jornada con actividades muy simples y deja las más complejas para cuando ya ha tomado impulso. Lo que parecía un juego improvisado terminó convirtiéndose en un sistema personal de organización. Y lo más sorprendente: empezó a funcionar.
La impresora térmica al rescate
Sin embargo, había un problema: rellenar post-its. Para alguien con tendencia a procrastinar, esto era una barrera. Su solución fue ingeniosa: automatizar la parte más tediosa con una impresora térmica de tickets, como las que se usan en supermercados. Con ella comenzó a imprimir listas de microtareas y hábitos sin esfuerzo, y así eliminó el obstáculo de tener que escribirlos a mano.
Por si fuera poco, Hérault decidió crear su propia aplicación de gestión de tareas, ya que no estaba satisfecho con las que había disponibles. Algunas eran demasiado básicas y otras, excesivamente complejas. El desarrollador diseñó su app con un esquema horizontal, en columnas que se expanden hacia la derecha con subtareas, lo que le permitía imprimir rápidamente nuevas listas adaptadas a su rutina.
Con este sistema consiguió gamificar su día a día y, según afirma, multiplicar por dos o incluso por tres su productividad. En foros como Hacker News, algunos usuarios comentaron que métodos así suelen funcionar solo un par de días. Hérault aclaró que su sistema llevaba meses en marcha. Incluso prometió lanzar su aplicación al público.
Cortesía de Xataka
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