
El impuesto de 1% aplicado a las remesas que se envíen en efectivo desde Estados Unidos (EU) no afectará los montos recibidos en México, Centroamérica, República Dominicana, Jamaica ni Colombia, proyectó el Centro de Estudios Monetarios de Latinoamérica (Cemla).
Si bien destacaron que los montos absolutos de impuesto más elevados serían en las enviadas a México, Guatemala y Jamaica, enfatizaron que probablemente evitarán el impuesto utilizando su cuenta o tarjeta de débito.
Además resaltaron que “la industria de remesas tiene mecanismos para que el remitente pueda bancarizarse en EU de manera sencilla y así no pagaría el impuesto”.
El Cemla agregó que en aquel país hay bancos donde los inmigrantes latinoamericanos pueden abrir una cuenta aún si son indocumentados, presentando información que incluye la tarjeta consular más información adicional como el comprobante de domicilio.
“El impuesto se determina por cómo se paga en EU la remesa enviada a los países de origen, es decir en efectivo, tarjeta de débito o crédito o cuenta de cheques y no por el medio de envío”.
Por tanto, consignaron que “no es relevante cómo se pagan tales transferencias a los receptores en los países de origen de la región, es decir, no desempeña un papel con relación al impuesto si son pagadas en efectivo o en depósito en cuenta”.
Los números
Tomando el flujo de remesas recibido en México en el 2024, que fue de 62,529 millones de dólares, el CEMLA estimó que unos 29,389 millones de dólares fueron pagadas en efectivo.
Esto significaría que 47% del total de las remesas captadas en México, estaría sujeta al impuesto que entrará en vigor el 1 de enero del 2026.
Según sus cálculos, la aplicación del gravamen dejaría una derrama de 294 millones de dólares.
“El impuesto aplicado representaría una milésima o menos de la masa salarial o ingreso laboral en los casos de los grupos migratorios de México, El Salvador, Costa Rica, República Dominicana y Colombia.
Advirtieron que la incidencia del impuesto es una medición del monto máximo de recaudación ya que “seguramente hay inmigrantes latinoamericanos en EU que tienen cuenta bancaria o de algún intermediario financiero”.
Cortesía de El Economista
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