
México será el país que experimentará la mayor reducción en el flujo anual de remesas, consecuencia de la aplicación del impuesto de 1% que aplicará Estados Unidos y entrará en operación el próximo año, estimaron expertos del centro de estudios en Washington, Overseas Development Institute (ODI)
Según sus cuentas, el cobro mínimo de este gravamen, tal como ha sido aprobado, reducirá los flujos anuales de remesas México en 1,500 millones de dólares, esto en el registro de canales formales de envío.
Al interior de un análisis titulado Why taxing remittances will harm migrants and the US economy anticiparon que la recaudación de este gravamen otorgará a Estados Unidos el equivalente a 0.1% de su presupuesto público anual, esto es, unos 10,000 millones de dólares en 10 años, por lo que consideran que su aplicación tiene más el objetivo de desincentivar la migración a su país y provocar su retorno al país de origen.
Esta no es la primera vez que los expertos de ODI analizan el tema de las remesas. En análisis previos han señalado que los hogares de origen de los migrantes son más propensos a invertir parte de sus ingresos en activos como tierras y negocios.
Y consideran que utilizarán como alternativas de envío a los llamados “paqueteros” (parcel carriers) para dar la vuelta al impuesto.
De ahí su preocupación por los efectos colaterales y contraproducentes que anticipan para la economía de aquel país y para los hogares beneficiados. Un alto costo si se asume que dejará una recaudación adicional, poco significativa.
Reducción de pobreza y
menos vulnerabilidad a crisis
En el análisis explicaron que el costo de las remesas ha sido desde hace tiempo, un área de interés político global debido al significativo impacto en las familias del emisor, en su país de origen.
“Las investigaciones muestran que las remesas familiares tienden a tener un mayor impacto en la reducción de la pobreza que otros flujos de efectivo ya que llegan a una mayor proporción de la población y a más hogares pobres”.
El think tank que se especializa en desarrollar estrategias de salud pública para reducir la pobreza y desigualdad, explicó que “las familias de bajos ingresos utilizan la migración como una forma de seguro”.
“La migración ayuda a las familias de origen a diversificar sus ingresos entre los miembros del hogar haciéndolos menos vulnerables a crisis como la pérdida de empleo o una enfermedad repentina. Por eso lo ven como una forma de seguro”.
Y brinda a los gobiernos receptores la oportunidad de replantear las medidas que deben aplicarse en los países de origen de los migrantes para reducir la pobreza y financiar el desarrollo.
Confirmaron, como lo hizo antes el Global Development Center, que entre todos los países receptores de remesas que llegan de Estados Unidos, será México el más afectado en el flujo de transferencias.
Después de México, los países que estiman se verán significativamente afectados por el impacto del gravamen en el flujo de remesas son India, Filipinas, China, Guatemala, República Dominicana y El Salvador.
El impacto económico en EU
En el análisis proyectaron que el citado impuesto será aplicado a 49 millones de migrantes que trabajan en aquel país y envían remesas. Esto significa que 6.9% de la población total de Estados Unidos envía remesas a sus hogares de origen.
Entre estos emisores de remesas afectados, 23 millones cuentan con residencia permanente; 14 millones tienen una visa de trabajo y sólo 12 millones son indocumentados.
Según la oficina del Congreso de EU, la recaudación esperada por este gravamen será de 10,000 millones de dólares en el transcurso de 10 años, esto es 1,000 millones anuales en la primera década que es menos de 0.1 % del presupuesto nacional.
Si logran desalentar a los migrantes de llegar a aquel país e incentivan a los que ya viven allá a retornar, los expertos de ODI proyectan que los sectores en riesgo por la pérdida de mano de obra son los de la construcción, agricultura, servicios de limpieza y manufactura que en general tienen condiciones laborales precarias y de baja protección de seguridad social.
Las investigaciones muestran que las remesas familiares tienden a tener un mayor impacto en la reducción de la pobreza que otros flujos de efectivo ya que llegan a una mayor proporción de la población.
Cortesía de El Economista
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