
Esta semana la inicio muy agradecida por la invitación de la presidenta nacional de Canacintra, Esperanza Ortega Azar, para platicar con la Comisión Ejecutiva de esta gran cámara empresarial que representa el corazón productivo de México. Desde siempre he sido una aliada de esta organización, hace algunos años recibí como Diputada Federal el premio águila Canacintra y ahora desde la Unión de Instituciones Financieras Mexicanas (UNIFIMEX) es sumamente importante mantener un diálogo permanente con quienes toman decisiones clave para fortalecer el ecosistema industrial y empresarial del país.
Estar cercanos a las cámaras empresariales es también una oportunidad para estrechar la colaboración entre el sector financiero y las empresas. En México, la mayoría de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) enfrentan barreras para acceder a financiamiento formal; sin embargo, estas empresas representan más de 70% del empleo y más de 50% del PIB. Es aquí donde la sinergia entre instituciones financieras y organizaciones como Canacintra puede generar un impacto transformador.
Desde UNIFIMEX agrupamos a un ecosistema diverso de entidades financieras mexicanas, medianas y regionales. Nuestra misión es construir puentes de acceso al capital para quienes más lo necesitan: emprendedores, industrias emergentes, empresas familiares y negocios regionales que muchas veces no entran en los criterios de riesgo de la banca tradicional.
Una primera sinergia que visualizo entre UNIFIMEX y Canacintra es la creación de esquemas de financiamiento especializados para sectores estratégicos como la manufactura, la agroindustria o la transición energética. Por ejemplo, en colaboración con los comités sectoriales de Canacintra, podemos diseñar productos financieros a la medida de los indusdriales de México.
En segundo lugar, podemos trabajar juntos en la capacitación financiera de las MiPyMEs afiliadas a la cámara o encadenadas a los industriales. Desde UNIFIMEX, hemos desarrollado metodologías de educación financiera y diagnóstico crediticio que permiten mejorar el perfil de riesgo de las empresas y facilitar su acceso a financiamiento formal. En coordinación con las delegaciones estatales de Canacintra, podríamos ofrecer talleres, mentorías y asesorías personalizadas que fortalezcan la inclusión financiera de las empresas locales medianas y pequeñas.
Una tercera sinergia es la colaboración en el diseño de políticas públicas. Canacintra tiene una voz sólida en la discusión de propuestas legislativas y regulatorias, y UNIFIMEX aporta una visión técnica desde el sector financiero. Juntos podríamos impulsar reformas que faciliten el acceso al financiamiento productivo, fomenten la digitalización de las empresas y promuevan la inversión privada en regiones estratégicas del país.
También es momento de pensar en grande. La colaboración entre UNIFIMEX y Canacintra puede traducirse en la creación de vehículos de inversión sectoriales o regionales, en los que empresarios y financiadores participen como socios estratégicos. Esto permitiría detonar cadenas productivas completas y proyectos de infraestructura industrial con visión de largo plazo.
Hoy más que nunca, México necesita una agenda económica común entre quienes generan empleo y quienes generan financiamiento. La coyuntura global exige reindustrializar al país, fortalecer su mercado interno y aprovechar las oportunidades del nearshoring. Esto sólo será posible si las empresas cuentan con el financiamiento adecuado, en el momento oportuno y bajo esquemas flexibles.
Estoy convencida de que la inclusión financiera no es un tema sólo de responsabilidad social sino una estrategia de desarrollo económico. Y las alianzas entre organizaciones como UNIFIMEX y Canacintra pueden marcar la diferencia para miles de empresarias y empresarios que, con su esfuerzo diario, hacen crecer a México.
Cortesía de El Economista
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