
Las severas lluvias de la primera quincena de octubre pasado en el norte de Veracruz provocaron cuantiosas pérdidas materiales en los sectores agrícola, ganadero, comercial y empresarial.
Según la Coordinación Nacional de Protección Civil, 40 municipios veracruzanos resultaron afectados por inundaciones.
Tan solo en Poza Rica, Álamo, Tuxpan, Cazones, Papantla y Gutiérrez Zamora, que fueron los más afectados, más de 10,000 establecimientos comerciales y empresariales, tanto formales como informales, resultaron con diferentes grados de afectaciones, según algunas estimaciones citadas por el investigador de El Colegio de Veracruz, Edgar Sandoval Pérez.
Se trata de alrededor de 25% de las 40,000 unidades económicas que operaban en esos lugares hasta antes de las inundaciones y son, desde pequeños talleres y panaderías, hasta empacadoras agrícolas y cooperativas pesqueras.
De acuerdo con datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (Denue) del Inegi, en esos seis municipios veracruzanos hay 30,778 unidades económicas: Poza Rica, 11,124; Tuxpan, 6,448; Papantla, 5,350; Álamo, 3,743; Gutiérrez Zamora, 2,694 y Cazones, 1,419.
En Álamo, la Canaco Servitur estima que, en el centro de la cabecera municipal de ese lugar, alrededor de 3,500 establecimientos comerciales resultaron afectados.
Iván Garcés Gómez, delegado de la organización en ese municipio refiere que 90% de los establecimientos reporta afectaciones de distintas magnitudes.
Lo delicado del asunto es que se interrumpieron los ciclos económicos que son sustento de miles de familias de las regiones Huasteca Alta, Huasteca Baja y Totonaca, de la entidad veracruzana, destaca Edgar Sandoval Pérez.
De acuerdo con el también académico de la Universidad Veracruzana, cada municipio tiene una vocación distinta y ahí radica también la complejidad, tanto de su impacto como de su recuperación.
Tuxpan depende en gran parte del comercio portuario y los servicios turísticos; Poza Rica, del sector energético y su red de proveeduría; Álamo, del cítrico y el procesamiento agroindustrial; Cazones, de la pesca y el turismo costero; Papantla, de la vainilla y el ecoturismo rural y Gutiérrez Zamora, de la ganadería y el comercio regional.
Los primeros impactos se comenzaron a observar en el alza de precios de algunos productos, principalmente cítricos, frutas y hortalizas, señala el académico.
Productos como plátano y el chile jalapeño registraron incrementos de hasta 25%.
“La pérdida de cosechas por anegamiento y contaminación de suelos, agravada por el derrame de combustible en zonas de Poza Rica y Cazones, ha generado un efecto inflacionario focalizado: alimentos más caros en regiones donde los ingresos familiares han caído. En la práctica, esto significa un doble golpe para la población: menos trabajo y más caro vivir”, indica.
Los únicos sectores que se mantienen activos son el hotelero y de alimentos, por las personas que han acudido a apoyar a la población afectada.
El gobierno del estado informó que para respaldar a las familias y comerciantes que resultaron afectados, aplicará el programa Apoyo a la Palabra como parte del plan de recuperación económica.
El objetivo es respaldar a emprendedores, micro y pequeños empresarios que perdieron sus herramientas de trabajo o su mercancía.
“Tenemos el programa Apoyo a la Palabra para las pequeñas y medianas emprendedoras; ahora vamos a canalizar los recursos restantes, junto con lo que disponga la Secretaría de Finanzas y Planeación, para apoyar a quienes perdieron todo. Hay casos como en Álamo, donde el agua inundó todos los negocios y las familias necesitan un impulso para volver a empezar, señaló la gobernadora, Rocío Nahle.
Según la mandataria, de manera paralela, el Gobierno federal, a través de la Secretaría de Bienestar, otorgará 50,000 pesos por local comercial afectado.
En tanto, la Secretaría de Economía implementará una estrategia coordinada con las cámaras empresariales para impulsar la reactivación de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Ganadería
Más de 4,600 cabezas de ganado han sido reportadas como siniestradas
Hasta el momento no hay estimaciones oficiales de los daños a la ganadería, sin embargo, es posible tener una idea de la magnitud de las pérdidas en el sector con los reportes de siniestralidad de los afiliados a la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG).
De acuerdo con Helio Serrato Pérez, Tesorero de los Fondos de Aseguramiento de esa organización, consultado por este periódico, hasta media semana había recibido 620 reportes de 6,350 cabezas siniestradas y 1,200 instalaciones ganaderas dañadas en Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí.
Concretamente en Veracruz se habían reportado siniestradas 4,668 cabezas, principalmente bovinos y alrededor de 900 instalaciones ganaderas.
A pesar de que desde 2019 el gobierno federal eliminó las partidas presupuestales para apoyar el aseguramiento de ganado, la CNOG siguió operando con remanentes para apoyar a los productores de esa organización registrados hasta 2019.
La forma en que opera es que primero se avisa a la organización (se levanta el reporte), luego se realiza una investigación para verificar que efectivamente hubo siniestralidad y luego se hace efectivo el apoyo económico por cabeza perdida. La indemnización es de alrededor de 9,000 pesos por animal siniestrado.
La organización estima que se otorgarán indemnizaciones de entre 20 millones y 27 millones de pesos en los cinco estados por siniestralidad.
Agricultura
Faltaban por cosechar más de 66,000 hectáreas en los distritos agrícolas de Álamo y Tuxpan
Las autoridades locales o federales no han dado a conocer la cantidad de hectáreas cultivadas siniestradas; sin embargo, es posible darse una idea de la cantidad de parcelas que pudieron ser afectadas si se consultan los datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), concretamente del número de hectáreas que estaban pendientes de cosechar cuando ocurrieron las inundaciones y los señalamientos de afectaciones de agricultores de la zona.
Carlos Castañeda Garcés, presidente de la Cámara de Comercio y del Campo Veracruzano, estima que en algunos casos 90% de los cultivos de esas zonas fueron siniestrados.
Tan solo en los distritos agrícolas de Álamo y Tuxpan, que se localizan en la zona más afectada por las lluvias, al 30 de septiembre pasado, es decir una semana antes de las fuertes lluvias e inundaciones, faltaban por cosechar 66,460 hectáreas de diversos productos.
Tan solo en el distrito agrícola de Tuxpan, integrado por los municipios Cazones de Herrera, Cerro Azul, Coatzintla, Tamiahua, Castillo de Teayo, Álamo Temapache, Tepetzintla, Tihuatlán y Tuxpan, de las 41,092 hectáreas sembradas con maíz para grano, al 30 de septiembre pasado, es decir ocho días antes de que iniciaron las lluvias que convirtieron en zona de desastre la región, 14,341 faltaban por cosechar.
En esa zona también faltaba por recoger la cosecha en 1,097 hectáreas sembradas con naranja y 240 hectáreas cultivadas con toronja.
En esa zona se esperaba una producción de 40,355 toneladas de maíz para grano; un millón 271,814 toneladas de naranja, 13,740 toneladas de plátano y 11,775 toneladas de frijol.
Ya habían sido cosechadas 26,751 hectáreas con maíz; 81,301 hectáreas con naranja; 1,625 hectáreas con toronja y 1,286 hectáreas con plátano.
Veracruz es el principal productor de naranja de México. En toda la entidad se sembraron este año 172,511 hectáreas con ese cítrico y ya se habían cosechado 164,315 hectáreas. Se esperaba que la producción estatal fuera de dos millones 416,606 toneladas.
En el distrito agrícola de Pánuco, quedaban por cosechar 36,265 hectáreas de maíz para grano, 10,150 de soya y 2,558 de sorgo para grano. De los demás cultivos la superficie sembrada por cada uno no supera las 700 hectáreas.
El distrito agrícola Pánuco está integrado por los municipios Naranjos, Amatlán, Benito Juárez, Citlaltépetl, Chalma, Chiconamel, Chicontepec, Chinampa de Gorostiza, Chontla, Ixcatepec, Ozuluama de Mascareñas, Pánuco, Platón Sánchez, Tamalín, Tampico Alto, Tancoco, Tantima, Tantoyuca, Tempoal y El Higo.
Derrame de oleoducto de Pemex suma al desastre
Al desastre ocasionado por las inundaciones en la zona, se sumaron las afectaciones ocasionadas por el derrame de hidrocarburo ocurrida el 16 de octubre pasado del ducto de Pemex que corre desde Poza-Rica a Ciudad Madero, Tamaulipas.
El derrame ocurrió en el kilómetro 46+935 del oleoducto de 30 pulgadas. Pemex informó el 23 de octubre que, en materia de contención, los trabajos han sido concluidos al 100%.
Con el objetivo de evitar que el crudo alcanzara zonas pobladas y contener su dispersión a lo largo del cauce, se instalaron 94 barreras marinas de contención de tipo grueso y mediano desde el punto de origen del derrame.
Esas acciones se extendieron a lo largo de 35 kilómetros del Río Tuxpan; adicionalmente, en los ocho kilómetros que conectan con el Río Pantepec hasta el primer puente del centro de Tuxpan se instalaron 467 cordones oleofílicos.
Hasta ese día se habían recuperado más de un millón de litros de hidrocarburo en siete puntos estratégicos.
Se recuperó la bocatoma de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz en la localidad El Xúchitl, punto crítico para el suministro de agua al municipio de Tuxpan, situada a cuatro kilómetros aguas abajo de la zona cero.
Al respecto, Luis Montero Irigoyen, vocero de Canacintra región Golfo de Veracruz, señala que se vertieron cerca de 180,000 litros de hidrocarburo al río Pantepec, que es el principal afluente de la zona norte del estado.
Además, resultaron afectadas una cantidad no cuantificada de huertas y zonas de cultivos.
Si bien el río tiene una extensión de alrededor de 130 kilómetros, el daño ecológico ocurrió en un tramo de entre 10 y 20 kilómetros.
Tan solo un litro de hidrocarburo puede contaminar un metro cúbico de agua; se estima que fueron afectados cerca de 1,000 millones de litros de agua.
Del río Pantepec se abastecen de agua potable diversas comunidades y se utiliza para el sector agrícola. No se sabe cuántos cuerpos de agua están contaminados.
Reactivación requerirá presupuesto y coordinación
Para el investigador de El Colegio de Veracruz, Edgar Sandoval Pérez, la reactivación económica del estado luego de este desastre, requiere coordinar censos confiables, con base en evidencia de campo, que permitan priorizar apoyos no solo por número de damnificados, sino por impacto productivo.
En su opinión, la recuperación debe partir de un enfoque territorial: restaurar primero las actividades que generan empleo, flujo de efectivo y encadenamientos locales.
En 2024 las pérdidas por desastres ocasionados por lluvias e inundaciones fueron calculadas en 2,820 millones de pesos, principalmente por el azote del huracán Nadine; las de 2023 en 988 millones y las de 2022 en 2,599 millones.
Sandoval Pérez recuerda que tras el paso del huracán Grace, en 2021, en Veracruz los incentivos directos a productores de cítricos en el norte del estado lograron recuperar el 60 % de la producción en un año.
Esa lección debe retomarse ahora, pero con una visión más integral. Es indispensable incorporar micro créditos blandos, exenciones temporales de derechos estatales y municipales, y una coordinación interinstitucional entre los gobiernos estatal y federal y las cámaras empresariales locales para canalizar apoyos sin duplicidades ni dispersión.
También es momento de repensar la infraestructura productiva. Los parques industriales y zonas logísticas de Poza Rica y Tuxpan podrían convertirse en polos de reactivación mediante incentivos fiscales y programas de empleo temporal.
Según el académico, en el sector rural, urge una estrategia de restitución de suelos y limpieza de canales contaminados, financiada con recursos federales y apoyo técnico del Instituto Nacional de Ecología.
En su opinión, el costo de la reconstrucción podría oscilar entre los 6,500 y los 14,000 millones de pesos.
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Cortesía de El Economista
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