
Contraer infecciones en el hospital es de lo más común. De hecho en México todos en nuestro entorno conocemos algún caso de alguien que ingresó por alguna cirugía rutinaria, y terminó contrayendo una infección, lo cual complicó la situación. Las infecciones no solo prolongan la estancia hospitalaria en días o semanas, sino que disparan el uso de antibióticos caros, incrementan el riesgo de resistencia bacteriana y, en el peor caso, llevan a la mortalidad.
Datos presentados en el V Foro El Desafío de las Infecciones Intrahospitalarias, más del 70% de los pacientes hospitalizados requieren dispositivos invasivos como catéteres o respiradores, lo que eleva drásticamente el riesgo de contagiarse de algún patógeno. En el ámbito médico son: Infecciones Asociadas a la Atención de la Salud (IAAS).
Faltan indicadores claros y fehacientes, y desde ahí empieza el reto, pero se estima que 1 de cada 5 pacientes atendidos adquiere una IAAS, con una mortalidad asociada del 10%. Las IASS están posicionadas entre las cuatro principales causas de muerte en el país.
En un sistema de salud cada vez más presionado por recursos limitados y una creciente carga de enfermedades crónicas, una pregunta fundamental para directivos, médicos y tomadores de decisiones es: ¿por qué invertir en prevención cuando los presupuestos ya están al límite?
La respuesta respaldada por evidencia científica y económica es: no se trata de un gasto adicional, sino de una inversión estratégica que genera retornos multiplicados. En particular, la prevención de infecciones intrahospitalarias representa una oportunidad dorada para hospitales públicos y privados en México. No solo salva vidas al evitar complicaciones y muertes innecesarias, sino que optimiza operaciones, reduce costos y eleva la calidad asistencial, convirtiéndose en un pilar de sostenibilidad.
Ello quedó claro en el Foro que organiza Hospitales sin Infecciones, iniciativa de la sociedad civil, donde se explicó el argumento económico: estas infecciones generan un costo anual de entre 28 mil y 32 mil millones de pesos en México. Cada caso implica días extras de hospitalización, mayor consumo de recursos y un impacto en la familia del paciente. El Dr. Octavio González Chon, director general de Médica Sur, donde tuvo lugar el evento, lo expresó con precisión en su mensaje inaugural: “Evitar las infecciones es una inversión, no un gasto; lo hemos cuantificado en pesos, y lo que invertimos se quintuplica en beneficios”. En términos prácticos, implementar sistemas de vigilancia prospectiva, protocolos de higiene como el lavado de manos y desinfección de instrumental, junto con capacitación del personal, permite recuperar esa inversión al atender más pacientes con los mismos recursos, reducir demandas legales y mejorar la reputación institucional.
Para los hospitales privados, esto se traduce en mayor eficiencia operativa y rentabilidad. En el panel dedicado al tema el Dr. Jorge Azpiri, director de Desarrollo y Expansión de TecSalud, enfatizó que la prevención es un asunto de cultura institucional, desde la alta dirección hasta el personal de “trinchera”. Cuando los directivos son médicos, dijo, priorizan la calidad sobre el volumen, asegurando insumos y herramientas adecuadas. Puso el ejemplo de TecSalud, donde los médicos se adaptan a políticas de control de infecciones y farmacovigilancia, centrando todo en el paciente. El resultado: menor incidencia de eventos adversos, lo que libera camas para nuevos ingresos y optimiza flujos de ingresos.
En el sector público, donde el subfinanciamiento es crónico, la ecuación es aún más convincente. El Dr. Alfredo Merino Tapia, exdirector del Hospital “20 de Noviembre” y moderador del panel, argumentó que más que dinero, lo que se necesita son procesos de calidad. “Con las mismas capacidades humanas, se puede atender a más pacientes”, dijo aludiendo a altas tempranas, flujos eficientes y cumplimiento de normas como la ubicación de quirófanos y terapias intensivas. Demostrar al gobierno que el presupuesto se utiliza bien —mediante tasas bajas de infecciones— podría desbloquear más fondos o, al menos, evitar recortes. El Dr. Samuel Ponce de León Rosales, Coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la UNAM, amplió esta visión en su discurso en el acto inaugural: las IASS forman parte de un universo mayor de eventos adversos, como úlceras por decúbito o errores medicamentosos. Extender la vigilancia sobre ello permitiría un control integral, colaborando con autoridades sanitarias y organizaciones como Hospitales sin Infecciones y la Asociación Mexicana para el Estudio de Infecciones Nosocomiales (AMEIN).
El foro reunió a líderes como la Dra. María Enriqueta Baridó Murguía, expresidenta de AMEIN, y el Dr. José Ignacio Santos Preciado, presidente del Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (Conacem). Su mensaje colectivo fue un llamado a la acción: Hospitales sin infecciones debería ser una aspiración global. Sin iniciativas concretas, enfrentaremos hospitales con antibióticos ineficaces, infecciones intratables y costos insostenibles. En cambio, apostar por prevención —mediante guías de uso racional de antibióticos, comités de farmacoterapia y educación— sería el mejor camino generando alianzas y estrategias sostenibles.
En resumen, dedicar recursos a la prevención de infecciones intrahospitalarias es la mejor inversión que todos los hospitales deben priorizar. Beneficia a los pacientes al minimizar riesgos en entornos hostiles, como lo describió Ponce de León: un hospital, por elegante que sea, siempre es ajeno y potencialmente peligroso. Para las instituciones, implica eficiencia, ahorro y mejores resultados financieros.
Hoy Coloquio Mission Early enfocado a cáncer en la mujer
La Fundación Mexicana para la Salud A.C. (Funsalud), All.Can México y la Facultad de Medicina de la UNAM convocan hoy al “Coloquio Mission Early: Mejorando el diagnóstico y tratamiento del cáncer en la mujer” que contará con la participación de expertos nacionales, líderes institucionales y organizaciones de la sociedad civil para analizar la situación en México y definir rutas de trabajo colaborativas. Es importante pues no puede seguir que en el país se tarde tanto en diagnosticar y tratar el cáncer.
Puntos sobre el atasco en compras y abasto
Las autoridades de salud en México siguen estancadas en la compra de medicamentos, sin terminar de resolver un desabasto persistente que afecta a los pacientes desde hace 7 años, cuando la clave podría residir en la humildad para dialogar con todas las partes involucradas y escuchar voces expertas. Expertos distribuidores nos comparten: El atasco comienza en la planificación deficiente: las dependencias deben suministrar datos oportunos sobre claves de productos, cantidades y calendarios de entregas, mientras que las unidades receptoras necesitan almacenes regulados sanitariamente con capacidad adecuada. Es vital involucrar a Cofepris desde la selección de participantes en licitaciones, verificando competidores y registros sanitarios vigentes para garantizar medicamentos de calidad. Las convocatorias deben priorizar empresas reguladas, evitando asignaciones a “nuevas” distribuidoras sin instalaciones autorizadas o licencias, que solo presentan cartas de laboratorios extranjeros. Por su lado, los laboratorios nacionales y transnacionales deben exigir a distribuidoras documentación probatoria de cumplimiento normativo, previniendo fallos en entregas y calidad por compras a entidades “recomendadas” o creadas para negocio. Por su parte, la industria debe exigir licencias sanitarias y validaciones del regulador sanitario al otorgar cartas de apoyo a distribuidoras sexenales, ignorando presiones de compradores que imponen precios. Un enfoque colaborativo y transparente desbloquearía el sistema, pero justo es lo que falta.
Cortesía de El Economista
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