“Todavía me siguen pidiendo que firme libros de Los juegos del hambre. Me pasó anoche en el preestreno de Matate, amor y creo que los voy a tener que seguir firmando durante toda la vida, pero igual lo siento como un honor enorme. Es una saga impresionante y una parte importante de mi pasado”, explica Jennifer Lawrence sobre la conexión aún presente del público con aquella Catnip, su papel en la franquicia cinematográfica que la consagró como superestrella en 2012.
Hoy Jennifer Lawrence, que tiene dos pequeños hijos con el galerista Cooke Maroney, ya consiguió dar vuelta la página en tal vez el rol más jugado de su carrera: una joven madre que enfrenta tanto problemas de pareja como psiquiátricos tras la mudanza familiar a una aislada casona en un bosque.
Matate, amor, dirigida por la reconocida cineasta Lynne Ramsay (Tenemos que hablar de Kevin, El viaje de Morvern), es una adaptación de la novela del mismo nombre escrita por la argentina radicada en Francia Ariana Harwicz. Jennifer recuerda que “tuve la oportunidad de conocer a Ariana. La novela me pareció brillante… Tan impactante… Es una obra única y singular sobre una mujer que pierde la cordura y consigue sumergirte tanto en la historia, tan adentro de la mente de Grace, que sentís que el problema está en el mundo y no en ella”. En la Argentina se estrena el jueves 6 de noviembre.
“Cuando leí el libro, recién estaba en la sexta semana de posparto con mi primer hijo y, por suerte, estaba teniendo un puerperio muy agradable. Sentí una conexión inmediata y estuve en una especie de burbuja de amor. Creo que fue importante que, justamente porque me sentía tan segura emocionalmente, pude leer el material, analizarlo a fondo e ir mentalmente a ese lugar. Si yo misma hubiera estado luchando con esos problemas, creo que habría sido muy difícil de abordar porque habría intentado evitar sentirme así”, explica la actriz, que transitó el embarazo de su segundo hijo durante el rodaje de la película.
Jennifer aclara que “por suerte no sufrí de depresión posparto con mi primer hijo, algo que sí me tocó atravesar después con el segundo. Pero antes ya había sufrido depresión y ansiedad, así que en la película llegué a usar experiencias relacionadas con esos sentimientos. Al interpretar un personaje así, buscás construir las reacciones a partir de tus propias emociones y creo que conseguí agregarlas a la paleta que le da color y mayor dimensión al personaje”.
Enojada con las críticas
Tras la primera proyección de la película en Cannes, la directora Ramsay reaccionó enojadísima por la repercusión en la crítica especializada, a pesar de los elogios recibidos, por haberse enfocado principalmente el análisis de Matate, amor en la depresión posparto que sufre Grace.
El espiral descendente al que ingresa el personaje de Lawrence incluye, como grandes claves, el aislamiento y la desconexión con una pareja ausente y demandante, en la piel de Robert Pattinson. El galán, que por primera vez aparece en pantalla junto a Jennifer, también le debe su fama a una saga desde 2008, cuando interpretó al vampiro emo Edward Cullen en Crepúsculo.
La actriz charló del origen común que comparte con su coprotagonista porque “los dos compartimos varios recuerdos graciosos de esas películas. Creo que para cualquier actor que está en una gran franquicia, es importante poder escaparse para hacer algo completamente diferente y recordarle al público que no sos una única cosa. Esas películas fueron muy importantes y siempre serán una gran parte de mí, pero a los 20 años no sabía muy bien qué es lo que estaba haciendo“.
Y sigue: “Sentí que no tenía el control y las cosas que estaba eligiendo no venían necesariamente del lugar correcto. Necesitaba espacio para vivir la vida, aprender y tener más perspectiva sobre mis elecciones artísticas. De todas formas estoy muy agradecida porque, gracias a la experiencia de mis 20 y todo el trabajo que hice en aquella época, ahora a los 30 tengo la libertad de ser más selectiva con mis películas y puedo ser más reflexiva sobre cómo quiero expresarme creativamente”.
“Robert consiguió imprimirle su impronta a Jackson. Creo que es importante que los dos tengamos pareja, que Lynne también sea madre y que Rob además tenga un bebé recién nacido. Creo que por eso todos pudimos aportar algo nuestro en la película. No son cosas literales, pero siempre agarrás alguna experiencia, la das vuelta y la vas manipulando para darle otra dimensión”.
Video
Título: Tráiler de “Matate, amor”
Para Lawrence, “hay un límite para lo que está escrito en el guión. El verdadero trabajo comienza cuando los actores se juntan y empiezan a armar sus propias piezas. Era imposible saber cómo iba a salir una escena hasta que no me enfrentaba y nutría con la energía de Rob. Él hizo un personaje mucho más intenso de lo que estaba escrito y eso tuvo consecuencias. Me dio algo concreto contra lo que era posible confrontar y luchar, para construir la relación y mostrar que se amaban. Eso permitió que el colapso de la pareja y la erosión de la conexión entre ellos sean mucho más tristes”, reflexiona Jennifer sobre la química que con el galán consiguen construir y, sobre todo, destruir en Matate, amor.
Pareja desintegrada por el mandato social
El corazón de la película es la desintegración de esa pareja como uno de los efectos colaterales de la renuncia a la identidad propia impuesta por el mandato social sobre la maternidad.
Lawrence se siente tocada sobre ese punto al admitir sin dudas que “sentí que mi identidad definitivamente cambió cuando di a luz. Ahora soy la madre de alguien. Hay un proceso de asimilación y lucha, aunque haya tenido un posparto ‘agradable’. Todavía digo ‘Dios mío, mi vida entera es diferente’. Cada día de mi vida es distinto. Y creo que ese es sólo uno de los muchos sacrificios que hacés como madre… ¡Y que encima hacés con gusto! Amás algo mucho más que a vos misma, mucho más de lo que jamás pensaste que podrías amar algo. Y eso moldea todo lo que hago ahora”.
“La furia femenina definitivamente fue útil en el proceso de esta película, y es suficiente el simple hecho de que, cuando tenés un bebé, te das cuenta de que vos sos la que se siente diferente, aunque los dos hayamos tenido al bebé. Necesitás sanar después de parir, tus órganos cambian, las hormonas se desploman, estás amamantando… hay demasiadas demandas al físico y al bienestar emocional. Y encima mirás a tu esposo que, si tiene ganas, se va al gimnasio y chau. Es muy diferente”.
Y retoma la conexión con su vida real: “Igual, por suerte, mi esposo no tiene nada que ver con Jackson (el personaje de Pattinson), y tuve un gran sistema de apoyo en casa. Para ser honesta, es divertido interpretar a alguien sin filtros, que no mide consecuencias y es impulsiva. Es liberador”, cuenta entre risas la actriz sobre ponerse en el lugar de un personaje que se pasa buena parte de la película con la mano dentro de sus pantalones y no tiene empacho alguno de arruinar la torta de un festejo familiar para arrojarle furiosa un pedazo a su pareja.
Persona y personaje
Jennifer se pone seria para aclarar que esta vez le resultó más complicado que de costumbre separar a la persona del personaje.
“Fue difícil, porque ahora soy madre y esposa, y esta fue la primera vez que interpreto a una madre siendo yo misma madre. Fue complicado extirpar mis instintos, en los que normalmente confío al actuar, y despegarlos de Grace. Tuve que separarme de lo que ella pensaría o cómo reaccionaría ante algo. Tenía muchas ganas de hacer la película. Me encantaba la idea de volver a trabajar en un personaje que realmente me entusiasmaba y hace tiempo ya que tenía ganas de protagonizar una película de Lynne. Pero también te recuerda lo agotador que puede ser”.
La película requirió una mudanza de la familia de Jennifer Lawrence a Canadá. Y para la actriz eso fue “un trabajo intenso, así que está bueno tener a mano un recordatorio de por qué una hace esto. Creo que haber tenido hijos me volvió, de una forma muy natural, mucho más selectiva con los proyectos que elijo”.
Por si hacía falta convencerla, el encargado de llamar a Lawrence para convocarla a Matate, amor fue Martin Scorsese, uno de los productores de la película. Pero la relación del director de El Padrino con la actriz no termina en este filme, porque ya se pusieron de acuerdo para que Jennifer vuelva a compartir cartel con Leo DiCaprio en la adaptación de la novela de Peter Cameron What Happens at Night, sobre una pareja que viaja a Europa para adoptar a un bebé mientras ella lidia con una enfermedad terminal, que Scorsese tiene planeado filmar el año que viene.
 Jennifer Lawrence conoció a la escritora argentina Ariana Harwicz y considera que su novela es brillante. Foto: Kimberley-French
Jennifer Lawrence conoció a la escritora argentina Ariana Harwicz y considera que su novela es brillante. Foto: Kimberley-FrenchPara la actriz, haber sido convocada por duplicado por el cineasta “es el honor de toda una vida. Por supuesto que soy fanática de sus películas desde siempre. Es simplemente abrumador pensar en ser dirigida por Martin Scorsese, es lograr algo que consideraba imposible. Y está buenísimo volver a trabajar con Leo, es una persona muy agradable además de talentosa. La pasamos muy bien juntos cuando filmamos No mires arriba, así que estoy muy entusiasmada con la noticia”.
Cortesía de Clarín
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