Jordi Sabaté, paciente con ELA, sobrevivió 9 horas sin luz durante el apagón: “cada segundo sentía que la muerte por asfixia estaba más cerca”

“Ayer el apagón para las personas enfermas de ELA fue una terrible pesadilla y una tortura psicológica. No tener luz para los enfermos de ELA es sinónimo de muerte”, dijo a Muy Interesante Jordi Sabaté Pons, activista y paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que hizo público su testimonio tras el apagón eléctrico masivo ocurrido en España el 29 de abril.

Sabaté depende completamente de dispositivos eléctricos para vivir, al igual que muchos pacientes en España. “La luz nos mantiene vivos a seguir respirando y a poder utilizar nuestras máquinas de soporte vital para no morir asfixiados”.

Pacientes con enfermedades graves vivieron horas críticas entre baterías agotadas, diálisis urgentes y respiradores en riesgo.

Tras recuperar la electricidad, Sabaté compartió en X (Twitter) que había pasado nueve horas sin luz, manteniéndose con vida gracias a las baterías de sus dispositivos de soporte vital. Aún en estado de shock, reconocía no entender del todo lo ocurrido, pero confirmaba que se encontraba bien.

Jordi Sabaté, paciente con ELA, sobrevivió 9 horas sin luz durante el apagón
Con su vida sostenida por máquinas, Jordi Sabaté enfrentó el día sin saber cuánto durarían el apagón y sus baterías. Créditos: iStock / Jordi Sabaté (composición).

La historia de Jordi Sabaté, nueve horas sin luz y con la vida sostenida por baterías

Durante las primeras horas del corte de luz que comenzó a las 12:32 del mediodía, pacientes electrodependientes de todo el país quedaron en situación crítica, dependiendo de baterías de reserva, generadores o, en muchos casos, sin recursos inmediatos para mantener sus tratamientos esenciales.

“En mi caso, estuve 9 horas sin luz, y totalmente incomunicado, sin saber qué pasaba. Sin tener conexión en Internet, ni podía hacer ni recibir llamadas. Fue como vivir una auténtica película de terror“, nos dijo Sabaté.

“Gestioné la situación con las baterías de mis máquinas de soporte vital, pero claro, las baterías que tengo no duran muchas horas y fue una situación muy agónica”, añadió.

Cuando la autonomía depende de la electricidad

La situación vivida el 29 de abril expuso, una vez más, la vulnerabilidad de miles de personas que dependen de dispositivos eléctricos para vivir. El caso de Jordi Sabaté Pons, sobreviviendo gracias a baterías durante nueve horas, se convirtió en un símbolo del coste humano de un sistema que, ante una emergencia eléctrica, necesita actuar con rapidez quirúrgica.

“Mi cabeza iba a cien por hora, intentaba no pensar en un futuro, pero me costaba centrarme en el presente. La incertidumbre de no saber lo que estaba pasando y sin saber cuándo volvería la luz, esa incertidumbre fue muy angustiosa”, dijo Sabaté.

Aunque el Ministerio de Sanidad destacó que las consecuencias fueron contenidas, el riesgo persiste: basta que el apagón dure unas horas más, o que falle la logística de suministro, para que una contingencia se convierta en tragedia.

“Cada segundo que pasaba era imposible no pensar en que la muerte por asfixia cada vez era más cercana“, reconoció Sabaté.

El apagón no solo fue una interrupción de servicios. Fue un recordatorio de que, para muchos, cada minuto sin electricidad es una amenaza directa a su derecho a la vida.

“He podido hablar con compañeros y compañeras en mi misma situación y por ahora con todas las personas con las que yo he hablado han sobrevivido.”

pacientes con oxigenoterapia.
La interrupción del suministro eléctrico dejó en situación crítica a personas que requieren oxigenoterapia domiciliaria, cuyo acceso al oxígeno depende de dispositivos eléctricos continuos. Créditos: iStock (composición).

Enfermedades que no pueden esperar: cuando un apagón es una amenaza vital

Las personas con enfermedades que requieren tecnologías de soporte vital son especialmente vulnerables ante cortes de electricidad. Entre los más afectados están:

  • Pacientes con ELA o enfermedades neuromusculares que necesitan ventilación mecánica.
  • Personas en diálisis, que deben someterse al tratamiento cada 48 horas para sobrevivir.
  • Diabéticos insulinodependientes, que requieren refrigeración constante de insulina.
  • Pacientes oncológicos o inmunodeprimidos que dependen de infusores o bombas de medicación.

La Fundación Renal Española advirtió que, si el apagón se hubiese extendido, no habría alcanzado el combustible de los generadores de todos los centros. Aunque lograron dializar a la mayoría de sus pacientes, la situación fue límite.

Jordi Sabaté, paciente con ELA, sobrevivió 9 horas sin luz durante el apagón
Durante el apagón, pacientes que dependen de insulina refrigerada o tratamientos de diálisis enfrentaron riesgos graves ante la falta de suministro eléctrico continuo. Créditos: iStock (composición).

Coordinación sanitaria de emergencia: qué protocolos se activaron

Según el Ministerio de Sanidad, las incidencias en el sistema sanitario fueron “limitadas”, gracias a la activación inmediata de los mecanismos de coordinación con las comunidades autónomas.

Las primeras medidas incluyeron:

  • Reducción de cirugías no urgentes.
  • Priorización de personas electrodependientes en hospitales y centros de salud.
  • Distribución de combustible a hospitales, centros de diálisis y residencias para alimentar los grupos electrógenos.

Durante las primeras horas del apagón, los centros de salud permanecieron abiertos, aunque redujeron su actividad a urgencias. Se suspendieron trámites burocráticos como la emisión de bajas y se aplazaron procesos administrativos como la adjudicación de plazas de enfermería.

El sistema de receta electrónica continuó operativo, pero solo pudo usarse en farmacias con acceso a fuentes auxiliares de energía. En otros casos, los médicos de familia recurrieron a recetas en papel para medicamentos urgentes como analgésicos o antibóticos.

En hospitales y centros privados, los grupos electrógenos garantizaron la continuidad de la atención. Esto fue esencial para asegurar la dispensación de fármacos, la alimentación de los ingresados y la atención en residencias de mayores.

Cortesía de Muy Interesante



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