A los 34 años, Julieta Rada ya tiene un larga carrera en el mundo de la música, tanto con canciones y discos propios como así también cantando junto a otros artistas.
Durante dos años fue la voz femenina en Ciro y Los Persas, llenando estadios por todo el país. También estuvo una temporada con Fito Páez, en la época de La ciudad liberada. Y estuvo muchas veces junto a colegas como Dante Spinetta.
Hasta fue jurado de la primera temporada de La Voz Kids Uruguay, junto a su padre Rubén Rada, Valeria Lynch, Agustín Casanova y Álex Ubago, que tuvo picos de rating y llenó el estadio Antel Arena.
Ahora está feliz con su cuarto disco propio, titulado Candombe, donde se sumerge con naturalidad en el ritmo uruguayo por excelencia, pero sin dejar de lado su amor por el funk, el pop, el soul y el rock. Ya lo presentó en el Teatro Solís de Montevideo y ahora estará el jueves 15 de mayo en Niceto.
Además, aprovechando que hace dos años vive en Nueva York, el 4 de junio cantará en el famoso club de jazz Nublu, donde alguna vez dieron shows sorpresa David Byrne, Moby, Gilberto Gil y Jovanotti.
Una apuesta independiente
Sentada al mediodía en un café de Colegiales, el día después de haber tocado con la Bomba de Tiempo, Julieta charló con Clarín y contó la emoción y felicidad que le dio cantar por primera vez en el Solís. “Fue una gran apuesta y todo un logro, porque salió bárbaro. Armé una tremenda banda con invitados increíbles, desde mi papá hasta Nahuel Pennisi, El Lobo Nuñez y Facu Balta. Estuvo Fede Peña, que es un pianista, hermano de Fernando, que vive en Washington y se vino especialmente”.

-Bebe ser bueno ir viendo como vas subiendo un escalón con cada disco.
-Sí. Eso se va sintiendo en lo personal y también con el cariño de la gente. En Uruguay, aunque la gente es más conservadora y respetuosa que acá, ahora me dicen “Che, me encanta lo que hacés”.
La verdad es que estoy orgullosa de todo lo que vine construyendo, siempre con a mis tiempos, pero haciendo lo que tenía ganas de hacer. Me pone contenta escuchar mis discos y que me gusten. Eso es algo positivo y siempre los produje yo, aunque obviamente trabajé musicalmente con otros productores. Es muy difícil ser un artista independiente y hay que pelearla mucho.
-En una discográfica grande quizás se meterían más con lo tuyo.
-Ser independiente tiene sus pro porque de alguna manera soy libre, hago lo que quiero, no hay nadie que me está exigiendo nada y eso me hace feliz. Pero a la vez esta libertad uno necesita ciertos apoyos económicos y es muy difícil remarla en todo. En mi caso, todo lo que gano lo vuelvo a invertir en mi proyecto, entonces en términos económicos uno siempre es más lo que uno apuesta que lo que uno gana.
Una carrera con muchos hitos
Julieta comenzó a cantar desde muy chica junto a su padre y sus hermanos, pero recién a los 16 se animó a subir a pequeños clubes a solas y con la banda de Urbano Moraes. Grabó en un disco tributo a su amado Stevie Wonder y en 2012 sacó su primer álbum propio, llamado Afrozen, que presentó en Uruguay, Argentina y España.

Después vino Corazón diamante, fue nominada al Grammy Latinos como nuevo artista y a los Premios Graffiti como mejor álbum de pop y mejor solista femenina (que ganó). También se alzó con un premio Gardel en la categoría mejor álbum nuevo artista pop.
-¿Te costó animarte a hacer el primer disco?
-Fue bastante natural. Arranqué a cantar tipo 16-17 años en boliches y hacía covers. Empecé a grabarlo a los 20-21 años y salió cuando tenía 22, así que era bastante inconsciente. Estuvo buenísimo, con Nico Cota y Nico Ibarburu como productores, y con ellos me sentía cómoda. Admiraba un montón a los dos, teníamos como una visión parecida de lo que queríamos, y funcionó bárbaro. Quizás estuvo un poquito adelantado y por eso me re criticaron, por ser la hija de Rada y hacer funk.
-¿Con quiénes estuviste haciendo giras o grabando?
-Con el que estuve más tiempo fija fue con Ciro y Los Persas, durante dos años, hasta el River. Después hice algunas presentaciones con Fito, justo antes de la gira de El amor después del amor. También canté con los Kuryaki, tanto con Dante como con Emma y con los dos juntos.

-¿Cómo es la diferencia del estilo de Ciro y de Fito, por ejemplo?
-Tengo buen vínculo con los dos. Son distintos, así como los ves. Fito es de Piscis, una mente muy abierta y muy personaje. Ciro es re Capricornio, pero muy ordenado y organizado. No es que sea estructurado, pero la tiene muy clara. Los dos exigentes a su manera. Por algo están donde están.
-¿Cómo fue la idea de ir a vivir a Nueva York?
-Se dio justo cuando estaba terminado la pandemia y me puse de novia con Juan Chiavassa, que vive allá hace años. Estaba viviendo acá en Buenos Aires, pero me volví a Uruguay porque estaba todo mucho más tranquilo. Y como que no tenía nada por delante en la música. me dice por qué no te venís acá a probar. Y la verdad que es un placer. Estoy tocando y armando un mundo propio, porque de alguna manera fue empezar de cero y hacerse un nombre.
-¿Ventajas y desventajas de ser hija de un famoso?
-Mi padre es bárbaro. Es único. Realmente es un talento que jamás vi. Y además de ser todo un showman, es compositor, gran músico e improvisador como nunca vi. Es un genio y la verdad que compartir con él es bárbaro. Me enseñó el amor por la música, animarme a muchos estilos y explorar.
-¿No te tienta hacer un disco juntos?
-¿Sabes que hicimos un disco juntos y no salió? Es un disco suyo y estamos Lucila y Matías. Debe tener como seis o siete discos inéditos. Pasa que también tengo mis formas de hacer las cosas y él es como una topadora de ideas. No sé.
-¿Tenés más proyectos par este año?
-La verdad que tengo la idea de ir a España en julio. Creo que hay más shows con mi papá y Agarrate Catalina. Y después seguramente que vaya a Nueva York a preparar nuevo material y sacar el disco en vivo de lo que fue el Solís.
Ahora estoy preparando mentalmente este Niceto, que es otro sueño que estoy por cumplir, como el Solís. Va a estar Mía Folino, que va a abrir el show. Somos muy amigas, la amo y la admiro muchísimo. Es muy talentosa y recontra inteligente.
Cortesía de Clarín
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