La arqueología logra reconstruir la receta de un “eyeliner” de casi 3000 años procedente de un cementerio de la Edad del Hierro

La cosmética, el maquillaje y la modificación corporal llevan milenios formando parte del bagaje simbólico de la humanidad. Ahora y por primera vez, los arqueólogos han logrado identificar la receta completa de un cosmético que se usí hace casi 3000 años en el actual noroeste de Irán, en una región entonces bajo la influencia del Imperio asirio. La reconstrucción de la receta original, publicada en 2025 en la revista Archaeometry, ha sido posible gracias al análisis interdisciplinar de los restos conservados en un recipiente de cerámica. El recipiente se halló en una tumba de élite de Kani Koter, un cementerio de la Edad del Hierro situado en la provincia iraní del Kurdistán.

Lo que hace único a este descubrimiento no es solo la datación ni la riqueza del contexto funerario, sino el contenido del recipiente. Se trata de una mezcla de pigmentos negros compuesta principalmente por óxidos de manganeso y grafito natural, una fórmula inédita hasta ahora entre las conocidas recetas de kohl, el tradicional delineador de ojos usado desde la antigüedad en las regiones del Oriente Próximo.

Eyeliner. Fuente: Pixabay

El contexto arqueológico: Kani Koter y el reino de Mannea

El cementerio de Kani Koter se ubica en las colinas próximas a la aldea de Dere Pemeyan, a unos 12 kilómetros del importante yacimiento de Ziwiye. Se vincula al reino de Mannea, una de las principales entidades políticas de la región entre los siglos IX y VII a. C., contemporánea del Imperio asirio. La tumba analizada se descubrió en 2016 que las autoridades iraníes lograron recuperar tras su expolio parcial. La intervención permitió recuperar los ajuares depositados junto al difunto, aunque, lamentablemente, no se conservaron los restos humanos.

Entre los objetos encontrados, destacan armas de hierro, piezas de adorno en metales preciosos y una abundante colección de objetos personales, entre los que sobresalen dos recipientes cosméticos: uno de cerámica y otro de marfil. Lo inusual del hallazgo es que ambos aún poseían sus contenidos intactos. Los investigadores identificaron estas vasijas como contenedores de kohl, acompañados de sus correspondientes aplicadores.

Mapa del Próximo Oriente
Mapa del Próximo Oriente. Fuente: A. Squitieri

El análisis del pigmento: una receta inédita

El estudio de los materiales corrió a cargo de un equipo internacional liderado por la arqueóloga Silvia Amicone. El polvo negro del recipiente cerámico se sometió a diversas técnicas analíticas: microfluorescencia de rayos X (μXRF), espectroscopía Raman, difracción de rayos X (XRPD), microscopía electrónica de barrido (FEG-SEM) y análisis de residuos orgánicos mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas (GC-FID/MS).

Los resultados fueron sorprendentes- El equipo investigador probó que la coloración negra característica del cosmético se obtenía combinando óxidos de manganeso —en particular pirolusita (MnO₂)— con grafito natural, una sustancia no identificada hasta ahora en ningún otro delineador de ojos antiguo. Además, se detectaron minerales arcillosos como illita, clorita y montmorillonita, así como cuarzo, feldespatos y calcita, que quizás se usaron como base o diluyentes del pigmento.

La espectroscopía Raman fue clave para conseguir identificar el grafito, ya que sus bandas características (D, G y 2D) se correspondían con las de un material cristalino y bien estructurado, indicativo de un origen natural y no artificial, a diferencia del carbón vegetal o el negro de humo que suelen emplearse en otros contextos.

Recipiente para kohl egipcio
Recipiente para kohl egipcio con aplicador, Imperio nuevo. Fuente: MET Museum

Sin materia orgánica, pero con preguntas abiertas

Uno de los aspectos más llamativos del análisis, por tanto, concierne la ausencia de componentes orgánicos detectables, como los lípidos, las resinas o los aglutinantes, que sí se han documentado en otras recetas de kohls, sobre todo en Egipto. Según los investigadores, esto puede deberse a dos razones. El cosmético se preparó sin ingredientes orgánicos desde el principio, o bien estos componentes se degradaron por completo con el paso del tiempo. De hecho, muchos compuestos orgánicos usados como ligantes —como las gomas vegetales o la clara de huevo— resultan altamente perecederos.

Si realmente la receta original carecía de materia orgánica, esto diferenciaría de manera drástica este “eyeliner” respecto a otros delineadores de la antigüedad, incluyendo los egipcios, que solían combinar ingredientes inorgánicos y orgánicos.

Mujer con los ojos pintados con kohl
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Cosmética y poder en el Próximo Oriente antiguo

En las culturas del Antiguo Oriente, el maquillaje ocular era de uso común. Tanto los hombres las como mujeres lo empleaban por motivos estéticos, sociales y medicinales, como lo reflejan las representaciones artísticas, los hallazgos funerarios y las referencias textuales. En el caso asirio, se han documentado utensilios cosméticos en las tumbas reales de Kalhu (Nimrud). En contextos como el de Til-Barsip, las pinturas murales muestran incluso a reyes maquillados.

El hallazgo de Kani Koter permite, por primera vez, conocer con precisión la receta empleada en un contexto geográfico periférico, pero culturalmente vinculado, al imperio asirio. La presencia de grafito añade una dimensión nueva. Este mineral, usado desde el Neolítico en la producción cerámica y la decoración en Europa y Asia, no se había documentado como pigmento cosmético hasta ahora. En las montañas de los Zagros, donde se encuentra Kani Koter, existen importantes depósitos naturales de grafito, lo que podría explicar su empleo local.

Recipientes de kohl
Recipientes de kohl hallados en Kani Koster. Fuente: Shelir Amelirad

Recetas regionales, tradiciones compartidas

Comparando este hallazgo con otros estudios recientes, como el análisis de recipientes cosméticos de Estark–Joshaqan (centro de Irán) o de Shahr-i Sokhta (sudeste iraní), se aprecia una gran diversidad en las fórmulas del kohl. Mientras que en Estark–Joshaqan se usaban compuestos de plomo como la laurionita, en Kani Koter no hay rastro de plomo, lo que refuerza la idea de una tradición cosmética regional diferenciada, adaptada a los recursos locales y a contextos sociales específicos.

Así, bajo el término común kohl, se engloban prácticas muy variadas, que responden tanto a elecciones culturales como a condiciones materiales. La aparente uniformidad del objeto esconde, en realidad, una rica variedad de fórmulas. En conjunto, los resultados de este estudio han permitido lograr algo inusual en arqueología: reconstruir, con precisión científica, una receta cosmética utilizada hace casi tres milenios. Y no se trata de una fórmula cualquiera, sino de una que revela conexiones con el entorno geológico, con tradiciones decorativas más antiguas y con una sociedad que, a través del maquillaje, articulaba poder, belleza y cuidado personal.

Referencias

  • Amicone, Silvia, et al. 2025. “Eye makeup in Northwestern Iran at the time of the Assyrian Empire: a new kohl recipe based on manganese and graphite from Kani Koter (Iron Age III)”. Archaeometry. DOI: https://doi.org/10.1111/arcm.13097

Cortesía de Muy Interesante



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