La ciencia acaba de descubrir cómo la sangre joven reactiva células para rejuvenecer la piel humana

Durante la Edad Media vivió en Hungría Elizabeth Bathory, una aristócrata conocida como la Condesa Sangrienta. Este apodo se debe a que fue acusada de asesinar a más de 600 jóvenes doncellas para, según algunos, bañarse en su sangre y así mantenerse joven. Con el paso de los años su historia se ha convertido en leyenda, adornada con elementos fantásticos que la llevaron a ser una de las raíces del mito del vampiro moderno.

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Y es que la idea de que la clave de la eterna juventud se encuentra en la sangre ha estado presente en la humanidad incluso desde antes que Bathory, aunque principalmente como una superstición. Sin embargo, puede que haya algo de cierto en esta macabra creencia. Al menos eso piensan en Beiersdorf AG, una compañía alemana de cuidado de la piel. Y es que en un estudio reciente demostraron que ciertos componentes de la sangre joven pueden ayudar a revertir el envejecimiento cutáneo.

Un hallazgo que podría cambiar la ciencia de la piel

De acuerdo con el estudio publicado en la revista Aging, los investigadores responsables crearon un modelo 3D de piel humana. Este sirvió para estudiar cómo reaccionaban las células cutáneas al suero sanguíneo de personas jóvenes. Por sí solo, este no tuvo ningún efecto. No obstante, al combinarlo con células de la médula ósea detectaron algunos signos anti envejecimiento en la piel.

Los investigadores también midieron la metilación del ADN, un claro indicador del envejecimiento biológico, así como la proliferación celular para estimar la edad biológica de la piel. Descubrieron que el suero joven parecía reducir la edad del tejido cutáneo. Un análisis posterior identificó 55 proteínas producidas en la médula ósea en respuesta al suero joven. Siete están vinculadas a la producción de colágeno y la renovación celular.

Los científicos citados por Science Alert explican que la piel es un tejido muy valioso a la hora de investigar el envejecimiento. Esto se debe que, al ser el órgano más grande del cuerpo humano, “los primeros signos son en su mayoría visibles y reflejan la salud humana general“. Por supuesto, advierten que  aún falta comprobar si los efectos observados en el laboratorio también se producen en humanos vivos.

Estudios previos

Cabe señalar que esta no es la primera vez que se estudia cómo la sangre joven tiende a revitalizar los órganos de seres más viejos cuando entra en contacto con estos. De hecho, la técnica quirúrgica que conecta a dos organismos vivos mediante sus sistemas circulatorios se llama parabiosis y fue descrita por primera vez en 1864. Sin embargo, no comenzó a cobrar importancia sino hasta las décadas de 1960 y 1970.

No fue sino hasta finales de la década del 2000 que se empezó a investigar más al respecto. En el año 2008, investigadores de la Universidad de Stanford observaron que la parabiosis entre ratones jóvenes y ratones viejos y enfermos ayudaba a restaurar las células musculares y hepáticas de los segundos. En 2014 otro estudio identificó la oxitocina como un factor modificador de la edad en la sangre.

Una publicación de 2018 en PubMed Central reconoce el potencial que este hallazgo tiene de cambiar para siempre la medicina: desde frenar enfermedades relacionadas con la edad hasta mejorar la calidad de vida de las personas mayores. No obstante, también advierte acerca de los dilemas éticos que esto conlleva. Por ejemplo, qué tan justo sería convertir a los seres humanos jóvenes en “elíxires de la eterna juventud” o que los tratamientos anti envejecimiento a partir de esto solo fueran accesibles para unos pocos. Incluso podría cambiar para siempre la percepción acerca de la donación de sangre.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Xataka



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