Cada Navidad, cumpleaños o fecha especial deja la misma pregunta sobre la mesa: ¿qué regalar sin gastar de más y sin añadir otro objeto innecesario al mundo? Un estudio publicado en la European Journal of Marketing analizó este dilema desde un ángulo poco explorado: por qué algunas personas deciden regalar productos de segunda mano y si esa intención realmente se convierte en compra. La respuesta rompe varios prejuicios instalados sobre el consumo “usado”.
Durante mucho tiempo se pensó que los regalos de segunda mano eran fruto de la urgencia o del azar. Sin embargo, la investigación demuestra que, en la mayoría de los casos, estas compras siguen el mismo camino mental que cualquier otro regalo: pensar, decidir y actuar. Regalar de segunda mano suele ser una elección consciente, no un parche de último momento.
El estudio se basó en encuestas realizadas antes y después de Navidad, lo que permitió comparar lo que la gente decía que pensaba hacer con lo que realmente terminó comprando. Esta metodología evitó quedarse solo en las buenas intenciones y puso el foco en el comportamiento real. No es lo mismo decir “yo regalaría algo usado” que hacerlo cuando llega la fecha.
El resultado mostró que quienes planeaban regalar productos de segunda mano, en muchos casos lo hicieron efectivamente. A diferencia de otros hábitos de consumo responsable —donde suele haber distancia entre discurso y acción— aquí la intención suele cumplirse. En el terreno de los regalos usados, el famoso “lo pensé pero no lo hice” pesa menos.

El precio justo es el primer motor de la decisión
Cuando se pregunta por las razones para regalar de segunda mano, la respuesta más fuerte no es ecológica ni moral. Lo que más influye es la percepción de estar pagando un precio razonable por algo que sigue teniendo valor. La idea de “precio justo” es la motivación principal detrás de estos regalos.
Para muchas personas, pagar más solo porque un objeto es nuevo no siempre tiene sentido, sobre todo cuando el producto funciona perfectamente o está en buen estado. Regalar usado permite ajustar el gasto sin renunciar a calidad ni utilidad. No se trata de gastar menos por gastar menos, sino de gastar mejor.
Curiosamente, el estudio muestra que la simple emoción de encontrar una ganga no pesa tanto como podría pensarse. No es solo el placer de pagar barato, sino la sensación de equilibrio entre lo que se entrega y lo que se paga. El valor percibido importa más que el descuento.
La búsqueda y la ética también cuentan
Además del precio, hay un componente que empuja a muchas personas hacia este tipo de regalos: la experiencia de buscar algo especial. Explorar mercados de segunda mano, físicos u online, puede convertirse en una actividad con sentido propio. Encontrar “ese” objeto concreto añade valor al regalo. A esto se suman las razones éticas y ambientales. Evitar el desperdicio, alargar la vida útil de los productos y reducir el impacto ambiental aparecen como motivaciones claras, aunque no siempre como las primeras. La conciencia ecológica refuerza la decisión, aunque rara vez actúa sola.
El estudio muestra que estas razones funcionan como una base coherente: quien ya se preocupa por consumir de forma responsable encuentra en el regalo de segunda mano una opción alineada con sus valores. Regalar usado permite ser consistente con lo que se piensa y con lo que se hace.

De la idea a la compra: por qué aquí el “gap” es menor
En muchos ámbitos del consumo responsable existe una brecha entre lo que la gente quiere hacer y lo que termina haciendo. En este caso, esa distancia es más corta. La intención de regalar de segunda mano suele transformarse en una compra real.
Una explicación es que regalar implica planificación: hay una fecha, una persona concreta y una necesidad definida. Esto reduce la improvisación y facilita que la decisión se ejecute tal como se pensó. El regalo obliga a pasar del discurso a la acción.
Eso sí, no todos los productos generan la misma seguridad. El estudio detectó que artículos fáciles de evaluar, como libros o electrónica, se compran usados con mayor facilidad que otros que requieren más inspección, como ropa o muebles. Cuanto más sencillo es juzgar el estado del objeto, más fluido es el proceso.

Valores verdes y un cambio cultural silencioso
Las personas con valores ambientales más fuertes no solo tienden a elegir regalos de segunda mano, sino que también lo hacen con mayor decisión. En ellas, la intención se convierte antes en compra. Los valores ecológicos no crean la idea, pero la aceleran.
Este comportamiento apunta a un cambio más amplio en la forma de entender el consumo y el estatus.
Regalar algo usado ya no se percibe necesariamente como un gesto negativo, sino como una opción válida y, en algunos casos, deseable. La normalización social del “pre-loved” está en marcha.
El estudio sugiere que esta tendencia podría crecer si plataformas y comercios facilitan la compra de regalos de segunda mano, especialmente en fechas clave. Cuando comprar usado es fácil y claro, más personas se animan a hacerlo.
Referencias
- Hallikainen, H., Ovaska, M., & Laukkanen, T. (2025). What motivates second-hand gift-giving?. European Journal of Marketing, 59(13), 488-513. doi: 10.1108/EJM-06-2024-0481
Cortesía de Muy Interesante
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