La política portuguesa ha vivido este domingo una revolución, que altera el modelo de partidos vivido desde 1974, tras la caída de la dictadura. La coalición conservadora AD, liderada por Luís Montenegro, ha ganado las elecciones, pero el gran triunfador de la noche es el líder de Chega, André Ventura, que se ha convertido en la segunda fuerza, por delante del Partido Socialista, que encabeza Pedro Nuno Santos.
Con el 93% del escrutinio ya realizado, AD alcanzaría el 33,8%, Chega, el 23,5% y el PS, el 22,9%. Esto confirmaría el fin del ciclo del bipartidismo que ha distinguido la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles en 1974, pero también el abandono de la idea de que la sociedad portuguesa se escoraba a la izquierda. La suma de fuerzas de izquierdas (31,68%) era la más irrelevante de la historia de la democracia del país. El populismo que avanza en numerosos países tardó más en llegar a Portugal, pero este domingo ha demostrado que el partido de Ventura ha sido capaz de implantarse con éxito en todo el país en tiempo récord, teniendo en cuenta que nació en 2019.
El avance de la ultraderecha se ha producido sobre todo en el sur del país, hasta ahora un territorio en manos del Partido Socialista, lo que constata la facilidad del trasvase de votos entre la izquierda y la extrema derecha. Si en 2024 Chega se impuso en el Algarve, en esta ocasión se ha convertido también en la fuerza más votada en las regiones de Lisboa, Setúbal y Portalegre. “Es un resultado histórico. Chega ha matado el bipartidismo en Portugal. El sistema ya está temblando”, dijo Ventura en su primera intervención, donde reivindicó que estos resultados le confirman como “una alternativa de gobierno”. En Beja, feudo comunista en el Alentejo desde la revolución, ahondó en el giro de hace un año y le dio la victoria a la extrema derecha.
La noche fue dramática para los socialistas, que ha experimentado el segundo peor resultado de la democracia. En apenas un año ha perdido cinco puntos porcentuales de apoyo (del 28% al 23%) y, sobre todo, ha dejado de ser visto como la única alternativa al centro derecha.
Contra los teóricos de la fatiga electoral, los portugueses votaron más que en 2024: 61,79%, casi dos puntos más (59,84%) que en marzo de 2024. Nada que ver con las colas históricas que se formaron ante los colegios electorales hace 50 años para elegir a los diputados que tendrían que redactar la Constitución, pero entonces los portugueses votaban libremente por vez primera tras medio siglo de dictadura y ahora votan casi cada año, al menos desde 2022. En esta ocasión, forzados por la caída del Gobierno de la coalición conservadora AD debido a la crisis abierta por una cuestión de ética política del primer ministro, Luís Montenegro, que mantuvo operativa la empresa familiar, Spinumviva, cuando llegó al cargo.
Las reacciones iniciales, antes aún del escrutinio definitivo, mostraron también el júbilo entre los dirigentes de la coalición ganadora. “AD salió reforzadísima de este acto electoral”, subrayó Hugo Soares, presidente del grupo parlamentario del Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha), pilar fundamental de la coalición. “El país ha reforzado la confianza en el Gobierno y en el jefe de Gobierno, Luís Montenegro”, subrayó.

Los resultados, sin embargo, no permiten vislumbrar soluciones de gobernación estables. Faltan aún por conocerse el recuento del voto del exterior, donde un millón y medio de portugueses tienen derecho a elegir cuatro diputados (dos por la circunscripción de Europa y dos por el resto del mundo). Los datos se conocerán el 28 de mayo.
La victoria de Montenegro no esconde las dificultades que tendrá para formar Gobierno. El líder de AD ha mostrado a las claras su voluntad de pactar con Iniciativa Liberal, cuarta formación parlamentaria. Es un amor correspondido. Pero la suma de ambos no garantiza mayoría absoluta y haría que el primer ministro tuviese que enfrentar un calvario similar al que ha vivido este año en la Asamblea. En más de una ocasión ha tenido que aprobar medidas impuestas por la oposición con las que discrepaba, como la eliminación de peajes en algunas autovías. Y no hay que olvidar que, a los pocos meses de asumir el cargo, tuvo varias reuniones secretas con André Ventura para tratar de conseguir su apoyo para aprobar los Presupuestos.
Pero el refuerzo de Chega puede haber cambiado los planes de André Ventura. Sus óptimos resultados tal vez disuadan ahora al líder radical de entrar en un Gobierno. Los datos de este domingo le permiten aspirar a ganar por su cuenta unas elecciones y eso tal vez le lleve a preferir pasar esta legislatura como líder de la oposición.
Las anteriores elecciones, también anticipadas por la dimisión del socialista António Costa como primer ministro en noviembre de 2023 al verse envuelto en una investigación judicial que 18 meses después sigue sin dar resultados, marcaron dos hitos importantes. Por un lado, la izquierda encogió su peso en la Asamblea de la República hasta el 40%, el tercer porcentaje más bajo de toda la democracia. Por otra, la ultraderecha rompió el bipartidismo que había caracterizado la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles al recibir más de un millón de votos y obtener 50 escaños. El triunfo de André Ventura, con un partido radical que solo tenía un lustro de historia, no alteró los planes de Luís Montenegro para mantener el cordón sanitario frente a la extrema-derecha.

El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, convocará a los líderes de todos los partidos a partir del lunes para conocer sus preferencias para tratar de conseguir una gobernación estable. En su discurso del sábado, animó a los portugueses a votar en tiempos inciertos. “No participar tiene aún menos sentido que en otras elecciones, es enterrar la cabeza en la arena”, indicó.
Cortesía de El País
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