La historia de los Austrias españoles —una de las casas reales más poderosas de Europa— no deja de ofrecer nuevas aristas cuando se examina desde el prisma de la ciencia contemporánea. En el reciente libro Los Austrias. Esplendor, crisis y caída del imperio de los Habsburgo españoles, coordinado por Rubén Buren y publicado por la editorial Pinolia, se retrata con brillantez el auge y declive de la dinastía que dio forma a la Edad Moderna en España. Desde los triunfos de Carlos I hasta la debilidad terminal de Carlos II, se reconstruye la compleja red de ambición, política internacional, arte, religión y decadencia que caracterizó a los monarcas de la Casa de Austria. Sin embargo, un estudio publicado el American Journal of Human Biology aporta una clave esencial para comprender la caída de la dinastía desde un ángulo inesperado: la genética.
Durante siglos, la historiografía se ha centrado en los errores de gestión, las guerras sin fin y la corrupción cortesana como causas del declive habsbúrgico. Pero este nuevo trabajo de los investigadores Francisco C. Ceballos, Román Vilas y Gonzalo Álvarez, titulado Inbreeding Effect on Maternal Mortality and Fertility in the Habsburg Dynasty, introduce un factor biológico contundente: los niveles extremos de consanguinidad de los Austrias no solo provocaron deformaciones físicas o infertilidad masculina, como se sospechaba, sino que también generaron consecuencias letales para las mujeres de la familia.
La dinastía que se desangró por dentro
La práctica de casamientos entre parientes cercanos fue la norma, no la excepción, en la política matrimonial de los Austrias. Tíos con sobrinas, primos hermanos, incluso enlaces entre dobles primos, eran vistos como formas de mantener el poder dentro del linaje y evitar que tierras, títulos y alianzas escaparan del control familiar. Esta estrategia consolidó un imperio de dimensiones continentales… pero al precio de su salud biológica.
El equipo de investigadores reconstruyó un extenso árbol genealógico que abarca desde mediados del siglo XV hasta principios del siglo XIX, con más de 8.000 miembros de la familia incluidos. Lo que hallaron fue tan fascinante como escalofriante: las mujeres de mayor consanguinidad no solo vivían menos, sino que presentaban un riesgo dramáticamente elevado de morir durante el primer mes tras el parto.
En los casos más extremos —que no eran raros dentro de la rama española de los Habsburgo—, una de cada cinco madres fallecía en el primer mes posparto, una cifra abrumadora incluso para los estándares de la época. Este dato, si se extrapola, revela un drama invisible hasta ahora: una cadena de muertes femeninas tempranas que minó las capacidades reproductivas y sucesorias de la dinastía.
El estudio, basado en modelos estadísticos de supervivencia, encontró que este riesgo no se daba en mujeres que no tuvieron hijos. Es decir, el problema no era una fragilidad generalizada, sino un impacto específico de la consanguinidad sobre la maternidad. Las infecciones, hemorragias y complicaciones durante el parto, combinadas con una alta probabilidad de heredar genes recesivos dañinos, crearon un cóctel letal para las mujeres Habsburgo.

Más hijos… pero más separados
Uno de los resultados más curiosos del estudio es que las mujeres con alto coeficiente de endogamia no tuvieron menos hijos en total. Esto puede parecer contradictorio, pero los investigadores proponen una explicación lógica: la presión social y política para garantizar herederos era tan fuerte, que las mujeres se veían obligadas a intentarlo una y otra vez, a pesar del coste físico y emocional. Es lo que los autores llaman “compensación reproductiva”.
Eso sí, se detectó un fenómeno revelador: cuanto más inbred era una mujer, mayor era el tiempo entre un parto y el siguiente. Esto sugiere que el cuerpo necesitaba más tiempo para recuperarse, o que los embarazos eran más difíciles de conseguir. Es decir, aunque el número final de hijos pudiera parecer normal, la capacidad reproductiva real estaba reducida por factores genéticos silenciosos.
De la “mandíbula de los Austrias” al colapso reproductivo
La historia de los Habsburgo ha estado marcada durante mucho tiempo por signos físicos visibles, como el prognatismo mandibular, conocido como la “mandíbula de los Austrias”, cuya conexión con la consanguinidad fue confirmada en investigaciones previas. Carlos II, el último Austria, fue su síntesis extrema: una persona con múltiples discapacidades físicas y mentales, que no dejó descendencia, cerrando con su muerte el 1 de noviembre de 1700 un capítulo crucial de la historia europea.
Pero este nuevo estudio permite entender que la decadencia dinástica fue también una hemorragia silenciosa y femenina. Mientras los retratos nos muestran hombres de barbilla prominente y ojos apagados, las mujeres fueron las verdaderas víctimas biológicas del modelo político matrimonial de la dinastía. Su historia no había sido contada hasta ahora con datos tan claros.
Un imperio condenado por su propia estrategia
Desde el punto de vista evolutivo, el hallazgo es demoledor: el sistema que permitió a los Austrias consolidar alianzas, mantener territorios y reforzar su poder, fue el mismo que condenó a la dinastía desde dentro. El imperio era una estructura brillante pero inestable, sostenida por cuerpos debilitados. La falta de diversidad genética, lejos de ser una anécdota médica, se revela ahora como una de las causas más profundas y menos visibles del hundimiento de la Casa de Austria.

Esta revelación resuena con fuerza cuando se leen las páginas de Los Austrias, el libro coral coordinado por Rubén Buren. Allí se analizan con detalle las dimensiones políticas, culturales y militares del reinado de los Habsburgo españoles: la gloria de Lepanto, el esplendor del Siglo de Oro, la tragedia de la Gran Armada o la represión de los moriscos. Pero ahora sabemos que, además de batallas y tratados, había una guerra genética silenciosa librándose dentro del propio linaje. Y esa guerra, como demuestra este estudio, la perdieron.
Los Austrias, coordinado por Rubén Buren
Rubén Buren ofrece en Los Austrias. Esplendor, crisis y caída del imperio de los Habsburgo españoles una panorámica rigurosa y apasionante de una de las dinastías más determinantes de la historia moderna europea. El libro, publicado recientemente por Pinolia, combina textos de diversos especialistas y reconstruye con agilidad narrativa y enfoque crítico el camino que llevó a España desde el cénit imperial hasta la decadencia progresiva.
Desde la construcción del imperio por Carlos I hasta la descomposición bajo Carlos II, se abordan temas como la expansión americana, las revueltas interiores, la propaganda imperial, la vida en la corte, la cultura barroca y las políticas exteriores. Lo más destacado es cómo se equilibra el relato épico con el análisis de fondo: detrás del oropel, había un sistema frágil que acumulaba tensiones.
La obra, escrita en tono divulgativo pero sin renunciar al rigor, se convierte en un complemento ideal para los nuevos estudios científicos sobre los Austrias. Si el paper de 2025 nos explica por qué se derrumbaron biológicamente, el libro de Buren nos muestra qué construyeron antes de eso, y cómo esa construcción estaba llena de luces… y de sombras.

Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: