
Impulsada por los incendios, la deforestación de la Amazonía brasileña creció en los últimos doce meses, según datos oficiales divulgados este jueves que muestran un aumento de 4% entre agosto de 2024 y julio de 2025.
Este resultado revierte la fuerte caída registrada en 2024 y anticipa la tendencia de la próxima tasa anual de deforestación, cuya cifra consolidada se publicará en noviembre, poco antes de que Brasil acoja la conferencia climática COP30 en la ciudad amazónica de Belém.
Al contabilizar solo julio, la deforestación cayó 20% en comparación con el mismo mes de 2024.
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La devastación en la mayor selva tropical del planeta alcanzó 4,495 kilómetros cuadrados en los últimos doce meses, un área tres veces mayor que la megalópolis de Sao Paulo, según las cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
Pese al incremento de 4%, es la segunda menor superficie deforestada en un año de la serie histórica, iniciada en 2015 y que siempre toma como referencia el período entre agosto y julio del año siguiente.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, dijo al presentar los datos que “lo que impulsó (el aumento) fueron los incendios”, que explicaron el 15% de la deforestación en la Amazonía, la mayor proporción desde el inicio de la serie.
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El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva asocia el crecimiento de los fuegos, muchas veces iniciados por la acción humana, a la sequía histórica que sufrió Brasil en 2024.
La deforestación sin contabilizar incendios se redujo 8% en los últimos doce meses, un motivo para “celebrar”, según Silva.
“La deforestación en la Amazonía se encuentra estabilizada, pero nuestro compromiso es deforestación cero hacia 2030 en Brasil”, dijo la ministra.
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La red ambientalista Observatorio del Clima señaló que si se consideran “la sequía extrema y el récord de área quemada el año pasado”, la superficie deforestada en los últimos doce meses “no puede ser considerada una mala noticia”.
En tierras amazónicas, “los acaparadores y degradadores cuentan con un nuevo aliado, el cambio climático, y usan los incendios como una herramienta de deforestación”, advirtió el secretario ejecutivo de Medio Ambiente, Joao Paulo Capobianco.
En los biomas del Pantanal y el Cerrado, el mayor humedal y la sabana más biodiversa del mundo, la deforestación se redujo 72% y 21% respectivamente. Para el Cerrado, fue la primera caída desde 2021.
Lula encabezará en noviembre la COP30 de las Naciones Unidas.
El presidente de izquierda debe decidir antes de este viernes si sancionar o vetar parcial o totalmente una debatida ley de flexibilización de licencias ambientales aprobada en julio por el Congreso.
Cortesía de El Economista
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