En los últimos años, Barry Keoghan logró consagrarse como uno de los actores más destacados de su generación. Desde su participación en la exitosa serie Peaky Blinders hasta su papel protagónico en la aclamada película Saltburn, todos sus proyectos vienen dejándolo bien parado en la industria. Ahora, como si todo esto fuera poco, va a interpretar a Ringo Starr en la película biográfica de Los Beatles.
A pesar de que la vida de Barry, a juzgar por su carrera, parece un sueño hecho realidad, el actor confesó en una reciente entrevista que tuvo que atravesar años muy duros para llegar a donde está hoy. Las adicciones son un gran fantasma para Keoghan quien, hasta el día de hoy, batalla para mantenerse sobrio.
Cuando el actor irlandés tenía 12 años, su madre murió por una sobredosis de heroína, algo que él mismo contó en reiteradas oportunidades. En consecuencia, tuvo que pasar por más de 13 hogares junto a su hermano, hasta que, finalmente, su abuela logró conseguir su tutela.
En una charla reciente con la revista Hollywood Authentic, Keoghan confesó que su vínculo familiar con las adicciones es aún más profundo. “Mi padre también murió por una sobredosis. Perdí a dos tíos y a un primo por las drogas. Eso me tendría que haber alcanzado para darme cuenta de que si me metía con ellas estaba jodido”, confesó.
La carga familiar de la que no se pudo despegar
Después de mantener silencio durante años al respecto, Barry aseguró que él también cayó en las adicciones tras su llegada a la élite de Hollywood. “La curiosidad es algo muy poderoso”, explicó el actor. Y agregó: “Vas a Los Ángeles, vas a Hollywood, te encontrás con una enorme cantidad de presión y un estilo de vida diferente que es bueno y malo para vos al mismo tiempo. Estás en ese ambiente y resulta que terminás siendo el que se droga. Tengo las cicatrices para probarlo, literalmente”.
No obstante, Keoghan aclaró que, tras el nacimiento de su primer hijo en 2022, encontró la fuerza para empezar un camino hacia la rehabilitación. “Ahora estoy en paz y soy responsable por todo lo que hago. Estoy presente. Estoy satisfecho. Soy padre. Veo la neblina que siempre estuvo ahí, pero ahora todo está más en foco y lleno de color”, detalló.
Más adelante, Barry recordó cómo se vivía en su casa de la infancia, en la pequeña ciudad de Summerhill, donde su abuela reside en la actualidad. “Me acuerdo de que éramos chicos y escuchábamos a mi madre gritar a través del buzón, pidiendo por nosotros cuando luchaba con su adicción o cuando estaba buscando dinero para comprar drogas. Nos decían que nos quedáramos en la cama. No podíamos bajar a abrazarla”, relató.

Si bien el contexto en el que fue criado podría haber llevado a Keoghan a una vida de excesos, el irlandés encontró en la actuación un escape que le permitió salir adelante y construir un futuro mejor para sí mismo. Sin embargo, tal como cuenta, si bien obtuvo éxito profesional, se perdió en las drogas unos años debido a las presiones a las que se vio sometido.
Por este motivo, en el momento en el que notaron que la situación no daba para más, su hermano y su mejor amigo lo subieron un avión y lo llevaron a Inglaterra para que entrara en una clínica de rehabilitación. En consecuencia hoy, a los 32 años, está en paz, con más trabajos que nunca y disfrutando de la paternidad.
El acoso en las redes sociales
El año pasado, tras terminar su relación con Sabrina Carpenter, una de las popstars del momento, el actor ganó miles de haters en las redes sociales. Por ese motivo, para que su salud mental no se viera afectada, comprometiendo todo su progreso. A causa de esto, para cuidarse, decidió abandonar la vida online y desactivar todas sus cuentas.

“Estaba recibiendo un montón de calumnias. Puedo lidiar con eso, y puedo lidiar con gente que ataca mi vida… pero luego vino algo más. Había gente tocando la puerta donde vive mi hijo. Gente en casa de mi abuela. Me pareció muy injusto. Así que publiqué un comunicado y me di de baja de Instagram”, explicó el actor.
Además, añadió que todo lo que publicaba en sus redes sociales era exclusivamente en busca de validación. “Subía selfies y fotos en el gimnasio, y era como ¿para qué? Buscaba la dopamina”, aseguró. Desde que se alejó de la exposición online, Barry se encontró con todo un nuevo mundo, colmado de paz y creatividad.
Para Keoghan, rehabilitarse y mejorar su salud mental fue clave para conseguir todos los éxitos profesionales que alcanzó hasta la fecha, y planea continuar trabajando en su camino hacia la excelencia. “Yo me pongo mis propios obstáculos. Nadie más es responsable de que yo alcance la satisfacción o el éxito. El único responsable soy yo, y eso lo aprendí en el camino a la sobriedad”, concluyó.
Cortesía de Clarín
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