La dura historia de Leo Raff, el actor de baja estatura que supo pegar el salto y trabajar con Francella, Alfredo Casero y Beto Casella

Se hizo grande a la fuerza. Sobreviviendo dolores y pérdidas, equivocándose y aceptando, improvisando y transformándose en su propio sueño. Leonardo Raff es un actor de 48 años y varias vidas. En la que le toca transitar ahora brilla junto a Alfredo Casero en la calle Corrientes celebrando los 30 años de Cha Cha Cha. También es el que hace imitaciones disparatadas en Bendita (el programa de Beto Casella en Elnueve), y fue el que le puso el cuerpo al personaje de Guillermo Francella en la película Corazón de León.

Leo, como lo llaman todos, se hundió en oscuras noches del alma, salió a flote, fue buscavida urbano y se formó con grandes maestros de la actuación. Hoy se emociona cuando lo paran por la calle. “¿Sabés que gracias a vos anoche me fui a dormir con una sonrisa?”, le dicen y al escuchar eso siente que su dura vida tuvo sentido.

Dolorosos tratamientos para crecer

Leo Raff mide 1,37. Nació con acondroplasia (enfermedad genética que provoca una displasia esquelética, es decir, un problema en el crecimiento de los huesos y cartílagos). Los síntomas más visibles son brazos y piernas cortas, y cabeza grande. La padece una de cada 25 mil personas y es la forma más común de lo que por mucho tiempo se llamó “enanismo”.

El se describe como un hombre de talla baja. “Capaz me cruzo con algún cabeza de termo que grita: ‘¡Eh, enano…!’. Lo miro y pienso: ‘Pobrecito, ése sí que está enfermo’. Ya no me doy cuenta de que tengo baja estatura. Soy Leo Raff. Y nada más”, afirma.

A partir de los 4 años Leo lidió con sus diferentes enfermedades. Y, luego,con varios dramas familiares. Y salió adelante. Foto Maxi Failla

El vía crucis de Raff comenzó cuando tenía cuatro años y le empezaron a inyectar hormonas del crecimiento. “Me las dieron hasta los 10 años. Eran inyecciones que dolían un montón. Me hacían mierda y al final no tenían más efecto, no crecía más. En los ‘90 salió un método con el que te ponían cuatro clavos en cada pierna. Era como un cricket de auto y ahí todos los días había que ajustar. Logré crecer 16 centímetros. Me estiraban los fémures, después tenía que seguir con tibia y peroné, y luego con los brazos. Tendría 15 años. El médico especialista en ortopedia y traumatología que me atendía era muy bueno, Gabriel Martínez Lotti”, recuerda quien, por si fuera poco, en 2003 supo que tenía un tumor en la médula espinal, se lo extirparon y le trajo complicaciones en las vías urinarias.

El suicidio de su madre

La mamá de Leo no estaba mucho en su casa porque era instrumentadora quirúrgica y enfermera. Su papá era empleado. “Cuando llegaba el fin de semana se revoleaban platos, se peleaban por pelotudeces”, comenta.

Durante los tratamientos, a Leo lo trasladaban en silla de ruedas y dice que séptimo grado lo terminó “a los ponchazos. Me llevaba y me traía una combi especial. Nosotros vivíamos en Ituzaingó y me trasladaban hasta una clínica de Once. De la silla pasé a las muletas y después aprendí a caminar desde cero. Mi mamá me cuidaba, me hacía las curaciones, pero lamentablemente tuve que suspender el tratamiento porque a ella le agarró un brote psicótico”, dice.

-¿Qué le pasaba a tu mamá?

-Ella venía muy mal, ya había estado internada porque se había querido suicidar con el auto. La trataron, estaba más o menos controlada. Un día discutió con mi papá, y después nos fuimos a dormir. Esa noche, entredormido, escuché un ruido. Mi papá se despertó, fue a ver qué pasaba…

-Y… ¿ qué ocurrió?

-Mi mamá estaba colgada, se había ahorcado. Vimos todo eso con mi hermana. En esa época, yo practicaba como podía un arte marcial que se llama Chaiu Do Kwan y tenía un montón de cinturones guardados, de cuando pasaba de categoría… Blanco, azul, amarillo… Y mi mamá se había colgado con el cinturón naranja. Como pudimos la bajamos y una ambulancia vino a buscar el cuerpo. Mi cabeza me daba vueltas, no entendía nada.

Entre otros trabajos, Leo fue vendedor ambulante. Y durmió varias noches a cielo abierto en una plaza de Recoleta. Foto Maxi FaillaEntre otros trabajos, Leo fue vendedor ambulante. Y durmió varias noches a cielo abierto en una plaza de Recoleta. Foto Maxi Failla

Cuenta que hizo mucha terapia y poco a poco fue asumiendo el horror que tuvo que vivir. Dice que su papá conoció a otra mujer a los dos meses de la muerte de su mamá. La hermana se fue a vivir con su novio, y él se quedó solo, sin ingresos, así que le cortaron todos los servicios. Algo debía hacer para salir adelante. Durmió en una plaza de Recoleta, repartía pizza en una moto, vivió un tiempo en Villa Caraza, en una casa prestada. Luego consiguió un trabajo en una fábrica de ventiladores de techo, y más tarde se convirtió en vendedor ambulante.

Afirma: “Me entrenaron para vender relojes por la calle y fui uno de los mejores. Yo tendría 22 años. Muchos me dijeron que si podía vender relojes sin malla, podía vender cualquier cosa. Todo por mi actitud. Era un buscavida”.

De fan de Cha Cha Cha a integrar la obra

La actualidad profesional de Leo Raff es luminosa. Se presenta en la avenida Corrientes con Celebrando Cha Cha Cha, que volvió al Teatro Metropolitan con sketches inéditos en los que Alfredo Casero y Fabio Alberti hacen delirar al público, que festeja con ellos los 30 años del icónico programa de televisión.

“Hago tres personajes: soy un policía, un ventrílocuo y un productor. Alfredo me permite improvisar mucho”, dice Leo sobre su participación en la obra de Casero y Alberti.

Agrega: “Yo miraba los primeros programas de Cha Cha Cha y me encantaba cuando Alfredo hacía el personaje Manhattan Ruiz. Pensaba que era alguien con acondroplasia como yo, porque era muy cabezón (se ríe). No me daba cuenta de que el personaje aparecía deformado en su cabeza a propósito. Era una imagen muy grotesca. Y cuando lo vi haciendo otros sketches, me empecé a enganchar”, afirma.

-Y ahora Cha Cha Cha celebra tres décadas y participás de la obra de teatro…

Trabajar con Alfredo es un sueño hecho realidad y por momentos no caigo. Hago tres personajes: soy un policía, un ventrílocuo y un productor. Alfredo me permite improvisar mucho. Me deja ser libre y cuando estoy en el escenario noto como si no fuera yo. El que actúa es como otra persona, me baja como un ángel. Es difícil de explicar. Después, fuera de escena, vuelve Leo Raff.

-¿Cómo reacciona el público cada vez que subís al escenario?

-La gente estalla en aplausos y se mata de risa. A Casero también lo hago reír mucho, tenemos mucha química.

“Cha Cha Cha” tuvo una primera temporada exitosa el año pasado en la Calle Corrientes y ahora va por la segunda. fiesta en el escenario. Y en las butacas.“Cha Cha Cha” tuvo una primera temporada exitosa el año pasado en la Calle Corrientes y ahora va por la segunda. fiesta en el escenario. Y en las butacas.

El actor estudio con Julio Chávez, Raúl Serrano, Luis Machín… Pero a quién más agradece es a Norman Briski: “Me sacó las fichas, me dijo que me faltaba creérmela. Es lo mismo que me dice Alfredo”).

A Casero lo conoció cuando compró una taza de merchandising de Juan Carlos Batman (el disparatado personaje de Alfredo). “Cuando la retiré, subí un videíto en historias de Instagram y a Casero le gustó. Me pidió por privado mi teléfono, eso fue en 2021. Nos conectamos y me convocó para hacer una obra llamada The Casero Experimendo. Yo no lo podía creer. Y ahora me volvió a llamar para hacer en teatro Cha Cha Cha”, dice.

Su ingreso a Bendita

Figura popular: la gente lo reconoce por la calle y le pide selfies. Y a Leo le encanta ese gesto ajeno. Foto Maxi FaillaFigura popular: la gente lo reconoce por la calle y le pide selfies. Y a Leo le encanta ese gesto ajeno. Foto Maxi Failla

Como actor, Raff realizó un papel en el unitario El paraíso, junto a Agustina Cherri y Alejandro Awada. Trabajó en El gerente con Leo Sbaraglia, en la serie de Coppola; y en la de Menem, que se va a estrenar este año. Y actuó en la película El jockey, de Luis Ortega, entre otros trabajos.

Su participación en Tenemos Wifi, conducido por Nico Occhiato, donde Leo hacía imitaciones, llamó la atención de Beto Casella. Sobre todo cuando Raff imitó al conductor de Bendita y le mandó por privado su interpretación para que la tuviera…

-Con Casella enseguida pegaste onda.

-Sí, me respondió que le encantaría que trabajara en su programa. Empezamos a hacer un par de cosas y ya me quedé. Beto también me da mucha libertad. Entre las imitaciones que hice están las de Fito Páez, Javier Milei, Patricia Bullrich, Alberto Fernández, Rolando Barbano, la cantante Daniela, Franco Colapinto, Horacio Pagani y Luis Miguel, entre otros.

De Olmedo y Francella a Game of Thrones

Leo tiene tatuadas en su brazo derecho las iniciales PIL (por Public Image Ltd., una banda británica post-punk encabezada por John Lydon, también conocido como Johnny Rotten, líder de Sex Pistols), y el bonete característico que usaban los integrantes de la banda de los ’90 llamada Los Brujos, porque el actor era muy amigo del cantante que se llamaba Ricky Rúa y falleció muy joven.

Leo Raff junto a la estatua del Negro Olmedo en una esquina de Calle Corrientes, uno de sus grandes referentes del humor. Foto Maxi FaillaLeo Raff junto a la estatua del Negro Olmedo en una esquina de Calle Corrientes, uno de sus grandes referentes del humor. Foto Maxi Failla

Sus referentes en la actuación son Charles Chaplin, Pepe Biondi, Alberto Olmedo y Antonio Gasalla, entre otros. Su trabajo en el filme Corazón de León (dirigido por Marcos Carnevale) fue un antes y un después en su carrera.

Recuerda: “Trabajamos mucho con el croma, ese fondo verde (sobre el que se pueden editar las imágenes). Yo fui la referencia de Guillermo (Francella), movía las manos, me trasladaba, caminaba y luego se retocaron las imágenes… ¡Me decapitaron! (se ríe) y puse el cuerpo para su personaje. La película fue muy impactante porque de alguna manera aludía a mi vida. Una persona de baja talla, que se enamora de una mujer (el personaje de Julieta Diaz) de estatura que llaman normal”.

-¿Cuál fue la conexión que tuviste con Francella?

-Guillermo me ayudó mucho, fue muy copado conmigo.

-Tan distinto a los primeros castings que hiciste en tus comienzos…

-Nada que ver. Antes me pedían que hiciera de duende o bufón. Me pagaban bien, pero me sentía muy incómodo.

El actor Peter Dinklage en el escenario de la 75a edición de los Premios Emmy. Leo dice de él: El actor Peter Dinklage en el escenario de la 75a edición de los Premios Emmy. Leo dice de él: “Se ve a sí mismo como un actor con centímetros menos, no como un enano”. AFP

-También te reconocés muy fan de Peter Dinklage (actor que interpreta a Tyrion Lannister, en “Game of Thrones”)…

-Totalmente. Él cuenta que también tuvo que pasar por un montón de situaciones y hoy es un número uno en Hollywood. El tipo hace cualquier papel, es un intérprete de la hostia. Se ve a sí mismo como un actor con centímetros menos, no como un enano. Y destaca que no es un impedimento, porque puede potenciar lo que tiene en su interior.

Sus sueños

Durante la entrevista con Clarín, Leo Raff está acompañado por su esposa desde hace tres años, una esteticista que se llama Iliana y no deja de mirarlo con un inmenso amor. “Ella me seguía por Instagram porque miraba el reality Caniggia Libre (con Alexander y Charlotte Caniggia), donde yo tenía intervenciones. Nos mandamos un mensaje por privado y empezamos a hablar. En esa época se estaba separando. Ella me ayuda mucho con el vestuario y el maquillaje. Yo compro ropa en ferias americanas y después la uso en mis imitaciones”, comenta Raff sobre su pareja, de quien aclara que mide 1,58 y que nunca le importó que él tuviera acondroplasia.

Leo Raff habla de su mamá: Leo Raff habla de su mamá: “Todo mi esfuerzo se lo dedico a ella. El dolor quedó atrás y superé un montón de barreras”. Y hoy triunfa en teatro y en TV. Y en la vida. Foto Maxi Failla.

-¿Qué sueños te quedan por cumplir?

-Con Iliana nos casamos por Civil, ahora nos queremos casar por Iglesia y además vamos a adoptar un hijo. Amo a los niños. Y otro sueño es ganarme un Martín Fierro, sé que lo voy a lograr….

-Tu mamá no te vio actuar: ahora sos reconocido y compartís elenco con grandes actores. ¿Qué creés que sentiría si te viera?

-Ella tenía miedo de que me quedara en una cajita, que fuera una persona que nunca cumpliera sus sueños por no poder salir. Y por suerte pude romper esa cajita de limitaciones y hoy hago lo que amo, que es ser actor. Todo mi esfuerzo se lo dedico a ella. El dolor quedó atrás y superé un montón de barreras. Me podía haber quedado ahí, pero elegí algo más. Y salí adelante.

Cortesía de Clarín



Dejanos un comentario: