La astrofísica Eva Villaver dio una charla “cósmica” en Science Fest Muy de Málaga, la puedes ver gusto abajo.
Transcripción editada de la charla de Eva Villaver
Esto se acaba, queda poquito ya. Esta es la última charla y, como es la última, vengo a bajar el telón y a traeros la oscuridad. Y para traeros la oscuridad, me he propuesto dos cosas porque pertenezco al lado oscuro, lo reconozco, lo admito, hago apología de la oscuridad.
Me he propuesto dos cosas: la primera es no hacer llorar a los niños, ¿vale? Y me diréis, ¿por qué vas a hacer llorar a los niños? Pues porque lo he hecho muchas veces. Niños, un millón de años es mucho tiempo, en un millón de años a tu padre, a tu madre, a tu abuelo y a tu abuela no les va a pasar nada, ¿de acuerdo? Pero miles de millones de años es mucho más, así que, por favor, si ven que tienen un niño al lado y las cosas se ponen un poco feas, tapenles los oídos, ¿eh?
La segunda cosa que me he propuesto esta noche es mencionar cada una de las charlas de mis compañeros anteriores, de un modo u otro. ¿Cómo voy a conseguir en una charla de astrofísica hablar de ácido hialurónico? No lo sé, ya lo veremos.
Y allá vamos. En una noche cualquiera, un ser humano promedio es capaz de ver, si el cielo está oscuro y alejado de fuentes de contaminación lumínica, un promedio de unas 2500 a 3000 estrellas. Aquí tenemos estrellas de diferentes colores. Que sepan que las estrellas se ven de diferentes colores a simple vista y que esto va al revés que los grifos del agua en la ducha: las calientes son las azules, no las rojas Si solo salen de aquí con esa idea, ya vamos bien.
Es fácil imaginar a nuestros antepasados, los tartesos, mirando el mismo cielo que nosotros y haciéndose las mismas preguntas. Lo que pasa es que yo creo que lo harían un poquito más acongojados. ¿Por qué mirarían el cielo más acongojados? Pues porque sabían mucho menos que nosotros, y por tanto le tenían más miedo. Las cosas que cambian dan miedo, sobre todo cuando no las entendemos.
Es fácil imaginar el futuro y pensar que esto no va a cambiar, que todo seguirá igual. Pero siento traerles malas noticias: la dura realidad es que el universo algún día dejará de fabricar estrellas. Eso es así. No lloren, hay esperanza. Esto ocurre porque la materia de la que están hechas las estrellas, su materia prima, va formando generaciones de estrellas, pero no recicla la totalidad del material del que está hecha.
Las galaxias en un momento dado agotarán su materia prima y serán incapaces de formar estrellas jóvenes. Las estrellas, a medida que van envejeciendo, van devolviendo parte de ese material al medio interestelar, pero no lo devuelven todo. Se quedan con algo. Y ese algo es lo que vamos a trazar a lo largo de miles de millones de años.
Hoy sabemos que las estrellas nacen en nubes, en regiones que llamamos de polvo de formación estelar. Son regiones extremadamente densas y frías. Necesitamos que sean densas porque la gravedad necesita aglutinar la materia, y que sean frías porque si no, la temperatura no permitiría que colapsaran. Las estrellas no nacen solas, nacen en guarderías estelares formadas por miles de objetos.
Las estrellas más masivas viven rápido, mueren jóvenes y erosionan la nube original. Las estrellas más pequeñas, en cambio, tienen vidas más pausadas y duran mucho más tiempo. Con el tiempo, una galaxia se ve llena de agujeros debido a las estrellas masivas que han erosionado el gas original mientras liberaban energía termonuclear en su interior.
El universo no tiene recursos ilimitados, como ocurre en el planeta. Y aunque el hidrógeno, el componente fundamental de las estrellas, es lo que permitió que estas se formaran, llegará un momento en el que las primeras estrellas se apaguen. Creemos que las primeras estrellas se formaron entre 200 y 300 millones de años después del Big Bang, pero aún no lo sabemos con certeza.
Hoy, con telescopios como el James Webb, buscamos esas primeras estrellas. El universo, con sus cúmulos de galaxias, nos permite mirar atrás en el tiempo a través de lentes gravitatorias. Queremos entender cómo empieza todo, cómo funcionan los procesos iniciales en el universo.
Lo que vemos son explosiones de supernova que contaminan el entorno con elementos químicos enriquecidos. El Sol, por ejemplo, acabará sus días como una enana blanca, un bello cadáver estelar. En el centro, quedará un núcleo de carbono y oxígeno, un diamante en el cielo sostenido por principios de la física cuántica.
Al final, muchas estrellas acabarán como enanas blancas, estrellas de neutrones o incluso agujeros negros, objetos que no devuelven material al medio interestelar. Dependerá de la masa inicial de cada estrella, pero todas acaban siendo material degenerado.
El futuro del universo será oscuro. Si el protón es estable, las últimas explosiones de supernova ocurrirán en un universo frío y vacío. Es posible que estas explosiones sean las últimas estrellas que brillen en el universo.
Mientras tanto, estamos en la edad de las estrellas. Les he dicho que hubo un tiempo en el que no existían, y les he dicho que habrá un momento en que dejarán de existir. Pero mientras tanto, estamos aquí, en este momento estelar.
Disfruten de las estrellas. Gracias.
Cortesía de Muy Interesante
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