Fuente de la imagen, Getty Images
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- Autor, Helen Briggs
- Título del autor, Corresponsal de Medio Ambiente de la BBC
Una erupción volcánica alrededor del año 1345 pudo haber desencadenado una reacción en cadena que provocó la pandemia más mortífera de Europa, la peste negra, según científicos.
Los indicios conservados en los anillos de los árboles sugieren que la erupción provocó un cambio climático drástico y dio lugar a una serie de acontecimientos que llevaron la enfermedad a la Europa medieval.
Según esta hipótesis, las cenizas y los gases de la erupción volcánica causaron descensos extremos de temperatura y provocaron malas cosechas.
Para evitar la hambruna, las populosas ciudades-estado italianas se vieron obligadas a importar granos de las zonas que rodean el mar Negro, lo que trajo consigo pulgas portadoras de la peste que también transmitieron la enfermedad a Europa.

Esta “tormenta perfecta” de impacto climático, hambruna y comercio nos recuerda cómo pueden surgir y propagarse las enfermedades en un mundo globalizado y con temperaturas más elevadas, de acuerdo con expertos.
“Aunque la coincidencia de factores que contribuyeron a la peste negra parece poco común, la probabilidad de que surjan enfermedades zoonóticas debido al cambio climático y se conviertan en pandemias probablemente aumentará en un mundo globalizado”, afirmó Ulf Büntgen, de la Universidad de Cambridge en Inglaterra.
“Esto es especialmente relevante dadas nuestras recientes experiencias con el covid-19”, añadió.
Fuente de la imagen, Ulf Büntgen
La peste negra asoló Europa entre 1348 y 1349, y mató a la mitad de la población.
La enfermedad fue causada por una bacteria conocida como Yersinia pestis, transmitida por roedores salvajes, como las ratas, y las pulgas.
Se cree que el brote comenzó en Asia Central y se extendió por todo el mundo a través del comercio.
La secuencia precisa de los acontecimientos que llevaron la enfermedad a Europa, donde murieron millones de personas, ha sido objeto de un exhaustivo estudio por parte de la ciencia.
Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge y del Instituto Leibniz para la Historia y la Cultura de Europa Oriental (GWZO) en Leipzig, Alemania, han completado una pieza clave de este rompecabezas.
Utilizaron información de los anillos de los árboles y los núcleos de hielo para examinar las condiciones climáticas en la época de la Peste Negra.
Sus pruebas sugieren que la actividad volcánica alrededor de 1345 provocó una fuerte caída de las temperaturas durante varios años consecutivos debido a la liberación de ceniza y gases volcánicos que bloquearon parte de la luz solar.
Esto, a su vez, provocó la pérdida de cosechas en toda la región mediterránea.
Para evitar la hambruna, las ciudades-estado italianas comerciaron con productores de grano de la región del mar Negro, lo que, sin saberlo, permitió que la bacteria mortal se estableciera en Europa.
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Martin Bauch, historiador especializado en el clima y la epidemiología medievales del GWZO, afirmó que los eventos climáticos coincidieron con un “complicado sistema de seguridad alimentaria”, lo que derivó en una “tormenta perfecta”.
“Durante más de un siglo, estas poderosas ciudades-estado italianas habían establecido rutas comerciales de larga distancia a través del Mediterráneo y el mar Negro, lo que les permitía activar un sistema altamente eficiente para prevenir la hambruna”, explicó.
“Pero, en última instancia, esto conduciría, sin querer, a una catástrofe mucho mayor”.
Estos hallazgos fueron publicados en la revista científica Communications Earth & Environment.

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Cortesía de BBC Noticias
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