
Uno de los consejos de inversión que más se escuchan es que “dolarizar la cartera, protege el patrimonio ante una depreciación”. Una recomendación que se volvió muy popular en México en 1994, y aunque en algunos periodos ha sido una estrategia de inversión que ha tenido rendimientos sobresalientes, al cierre de agosto de este año, el peso mexicano ha tenido un avance de más del 12% frente al dólar estadounidense.
En los últimos años, a pesar de ver una fuerte volatilidad en la paridad peso/dólar, no se ha observado una tendencia de debilitamiento en la moneda local, incluso actualmente se ubica en los niveles que tenía a finales de 2016.
Hasta ahora el dólar funciona como moneda de reserva internacional y tiene el mayor porcentaje de transacciones en el mundo; es decir, es la moneda de intercambio mayor aceptada. Pero para entender la coyuntura actual, se considera que vale la pena profundizar acerca de la evolución del dólar y cómo llegó a ser la moneda más importante del mundo.
La historia comenzó en 1944, en Estados Unidos, durante la Conferencia de Bretton Woods, Nuevo Hampshire. Esta reunión tenía el objetivo de apoyar e impulsar la reconstrucción de los países afectados después de la segunda guerra mundial. Aquí participaron 44 países aliados y diversos intelectuales y economistas, como John Maynard Keynes.
Dentro de los puntos que se definieron, dos fueron los más importantes para el futuro del dólar: el primero fue establecer la moneda como principal medio de liquidación global y reserva internacional; y el segundo fue indexar el valor del dólar al valor del oro, ya que se estableció un precio fijo del metal en 35 dólares por onza. Al mismo tiempo, los países miembros entregaron sus reservas de oro a Estados Unidos y a cambio recibieron dólares con el objetivo de financiar la reconstrucción de sus países.
Sin embargo, la convertibilidad del oro en dólares finalizó 25 años después, cuando el presidente Richard Nixon, en agosto de 1971, anunció la suspensión.
Hoy, en 2025, después de más de 50 años, el dólar sigue siendo la moneda más aceptada; no obstante, este año la fortaleza de la moneda se ha puesto en duda después de registrar una caída de alrededor de 18%, mientras que el oro acumula un rendimiento por arriba de 40%, su mejor desempeño desde 1979, cuando sumó una ganancia de 126%.
Lo anterior, dentro de un contexto en que la administración estadounidense ha anunciado medidas controvertidas en términos de comercio internacional y migración. Y simultáneamente, se ha observado una acumulación de riesgos geopolíticos y fiscales, avances en el marco legal de algunas criptomonedas, un crecimiento disruptivo en la Inteligencia Artificial y la reanudación en el ciclo de recortes de tasa de la Reserva Federal; en conclusión, un entorno sumamente complejo.
En este sentido, aunque el dólar es el medio más aceptado de pago y la moneda de reserva, puede presentar episodios de depreciación y apreciación como cualquier activo. Así que migrar de un enfoque pasivo a un enfoque activo al momento de incluir dólares en los portafolios de inversión -es decir, adoptar una perspectiva flexible y dinámica en la toma decisiones identificando riesgos y oportunidades en la paridad-, incrementa la probabilidad de obtener mejores rendimientos.
Adicionalmente, analizar la paridad enfocándose en las dos monedas y no sólo en los factores que influyen en la moneda local, puede ayudar a tener una perspectiva más amplia del desempeño hacia adelante.
*Investments BBVA Asset Management
Cortesía de El Economista
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