A lo largo de la historia, los desplazamientos humanos han tejido una red de mezclas biológicas y culturales. Con cada migración, conquista o colonización, los grupos no solo se unieron mediante la sangre, sino también mediante el lenguaje. Cuando dos comunidades entran en contacto, la lengua se convierte en un espejo de ese cruce.
Los investigadores de la Universidad de Zúrich y otras instituciones decidieron comprobar si las huellas genéticas del mestizaje podían predecir también huellas lingüísticas. Para ello recurrieron a un recurso único: los datos de ADN que revelan antiguos contactos entre poblaciones. La genética actúa aquí como un archivo vivo, capaz de registrar interacciones que los documentos históricos no alcanzan a mostrar.
Gracias a este enfoque, el equipo logró superar un obstáculo clásico de la lingüística: la falta de registros escritos sobre cómo y cuándo diferentes comunidades comenzaron a compartir rasgos de sus idiomas. El resultado es un mapa global donde biología y lenguaje se entrelazan para narrar la misma historia.

Un mapa trazado con genes y palabras
El proyecto analizó información genética de más de 4.700 personas pertenecientes a 558 poblaciones de todo el mundo. Esos datos se compararon con dos bases lingüísticas que reúnen miles de rasgos gramaticales, fonológicos y léxicos. La muestra permitió identificar 125 episodios claros de contacto entre pueblos.
Cada episodio representaba una oportunidad para observar si, además del mestizaje biológico, había surgido una convergencia lingüística.
Los resultados mostraron que sí: cuando dos poblaciones se mezclan, sus lenguas tienden a parecerse entre un 4 y un 9 %. Incluso idiomas sin relación genealógica acabaron compartiendo sonidos, palabras o patrones gramaticales.
Estos paralelismos se repiten sin importar la escala geográfica o temporal. Se observan tanto en los movimientos neolíticos dentro de un mismo continente como en los choques coloniales que unieron pueblos de continentes distintos. El contacto humano deja huellas consistentes, aunque los contextos sean muy diversos.
Qué cambia cuando las lenguas se tocan
El estudio mostró que no todos los aspectos de una lengua se transmiten con la misma facilidad. Los sonidos y las palabras viajan con mayor rapidez que las estructuras gramaticales complejas. Algunos rasgos lingüísticos resultan más “prestables” que otros.
Sin embargo, la investigación también desafió un viejo dogma de la lingüística: la idea de que existen principios universales que determinan qué se puede tomar prestado y qué no. En muchos casos, los factores sociales pesan más que las restricciones lingüísticas.
Esto significa que el prestigio, el poder o la identidad de grupo pueden decidir qué se adopta y qué se rechaza en un idioma. La lengua no solo se moldea por la facilidad de aprendizaje, sino por las relaciones humanas que enmarcan ese aprendizaje.

Convergencias y divergencias inesperadas
Lo más habitual es que el contacto entre pueblos haga que sus lenguas converjan, es decir, que se vuelvan más similares. Sin embargo, el equipo también halló situaciones en las que ocurrió lo contrario. En ciertos contextos, el contacto refuerza las diferencias lingüísticas.
Este fenómeno, conocido como esquismogénesis, aparece cuando las comunidades subrayan su identidad frente a la otra parte. Así, en lugar de acercarse, las lenguas se distancian deliberadamente. La lengua se convierte en un marcador de frontera cultural.
El hallazgo demuestra que el contacto humano no tiene un único desenlace lingüístico. Puede conducir tanto a la fusión como a la diferenciación, dependiendo de la dinámica social. La diversidad lingüística global es fruto de este juego entre similitudes y contrastes.
Una lente sobre la historia compartida
Al usar la genética como espejo del lenguaje, los científicos encontraron una forma innovadora de reconstruir la historia cultural. El ADN guarda las huellas de los encuentros que los archivos escritos no documentan.
Este método permite rastrear procesos de hace miles de años, como las migraciones neolíticas, y también episodios recientes como la colonización europea.
En ambos casos, la mezcla genética coincide con préstamos lingüísticos medibles. La biología y la lengua se revelan como dos capas del mismo relato humano.
El trabajo abre la puerta a nuevas preguntas sobre la relación entre genética, cultura y sociedad. Cada palabra prestada cuenta también una historia de contacto entre personas y pueblos.

Lenguas en un mundo en movimiento
La investigación tiene implicaciones profundas para el presente. En una era de globalización, migraciones forzadas y crisis climática, los contactos entre poblaciones son cada vez más frecuentes. Estos procesos actuales podrían intensificar la transformación de las lenguas.
Si bien muchas comunidades enfrentan la amenaza de la pérdida lingüística, también se generan nuevas formas de mestizaje cultural y verbal. El futuro de los idiomas estará marcado por la tensión entre desaparición y reinvención.
En definitiva, este estudio muestra que las lenguas, al igual que los genes, son testigos vivos de nuestra historia compartida. El contacto humano sigue siendo el motor silencioso que moldea la diversidad del habla en todo el planeta.
Referencias
- Graff, A., Blasi, D. E., Ringen, E. J., Bajić, V., Bavelier, D., Shimizu, K. K., … & Bickel, B. (2024). Global patterns of genetic admixture reveal effects of language contact. bioRxiv, 2024-12. doi: 10.1101/2024.12.19.629340
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: