En San Ángel, entre el olor a pan recién horneado y el rumor de conversaciones curiosas, la chef y librera Andrea Arbide celebra el primer aniversario de su proyecto Gallina de Guinea con una iniciativa única: la Feria del Libro Comestible, el primer encuentro en México dedicado exclusivamente a la literatura culinaria.
“Esta feria nace de una necesidad genuina: en México se publican muy pocos libros sobre cocina”, explica Arbide, quien pasó más de 15 años en el mundo de los restaurantes antes de abrir su librería. “Con una gastronomía tan rica, tan reconocida como patrimonio cultural de la humanidad, era increíble que existiera tan poca producción editorial al respecto”.
La Feria del Libro Comestible surge así como una extensión natural de su librería, un espacio que ella define como “una pequeña trinchera” para proyectos editoriales independientes que exploran la comida como un lenguaje cultural y humano. “Aquí llegan libros de cocina, pero también de historia, de arte, de identidad. Son libros que invitan, no que intimidan”, dice.
(Jonathan Saldaña.)
Durante tres días, Gallina de Guinea abrirá sus puertas a 26 expositores —entre editoriales, autores, artistas y chefs— provenientes de distintos lugares del mundo. Los visitantes podrán conversar con los creadores, adquirir sus títulos y participar en talleres y charlas diseñadas para explorar la edición culinaria desde múltiples perspectivas.
El programa público de esta primera edición se realiza en colaboración con la editorial Novo, el primer sello mexicano especializado en libros gastronómicos. Juntos curaron una serie de conversaciones que giran en torno a la pregunta: ¿por qué seguimos imprimiendo libros de cocina en la era digital? También habrá charlas sobre periodismo gastronómico, redes sociales y la transformación de la comunicación culinaria contemporánea.
Las actividades se llevarán a cabo en Le Petit Lola, la emblemática panadería de San Ángel, un lugar que Andrea considera parte esencial del tejido de barrio que busca fortalecer. “No necesitamos hacerlo todo solos. Esta feria trata de sumar, de unir cabezas y esfuerzos para construir comunidad”, afirma.
(Cortesía.)
Más allá de los títulos o las ventas, la Feria del Libro Comestible apuesta por una visión colaborativa. “Hay espacio para todos —dice Arbide—. En la cultura no competimos: nos enriquecemos. Así como hay mil maneras de cocinar un platillo, hay mil maneras de contar una historia”.
Con el espíritu cálido que caracteriza su librería —un lugar que más que tienda parece cocina abierta—, Andrea Arbide convierte la lectura en un acto de compartir. “Cuando alguien regresa con las galletas que preparó de un libro que compró aquí, entiendo que este proyecto tiene sentido. Esa es la magia de los libros: generar comunidad.”
Cortesía de "quien.com"
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