La Filarmónica de Buenos Aires le rindió un fenomenal homenaje a Berio, en el centenario de su nacimiento

Es difícil pensar en otra obra más acertada que Sinfonía para honrar la música y el pensamiento de Luciano Berio en el centenario de su nacimiento: compleja, polisémica, expansiva y bella. Estrenada en 1968 -originalmente con cuatro movimientos en lugar de los cinco actuales, y comisionada por la Filarmónica de Nueva York-, fue la obra elegida por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires para sumarse a la programación transversal colonera que recuerda al gran compositor italiano del siglo XX.

Bajo la dirección de Tito Ceccherini, el programa articuló esta obra con Circulating Ocean (2005) de Toshio Hosokawa, dos piezas unidas simbólicamente por una reflexión sobre el agua, el fluir y, por extensión, la vida. La interpretación de ambas, precisa y cuidadosamente elaborada, permitió percibir con claridad las sutilezas de cada lenguaje compositivo y delineó un sólido recorrido dramático.

Circulating Ocean, presentada por primera vez en Sudamérica, se organiza en nueve secciones cuyos títulos aluden a distintos fenómenos climáticos vinculados al océano. Hosokawa despliega un lenguaje en el que convergen recursos de la música contemporánea occidental con una estética japonesa orientada al silencio, a lo orgánico, al flujo natural del sonido.

La obra emergió desde el silencio con delicadeza, desplegando capas sonoras que evocaban la variabilidad constante de las mareas. El director realizó un trabajo notable al equilibrar estos planos y evitar que los procedimientos tímbricos -pizzicati, trinos, glissandi, amplios vibratos- funcionaran como meros efectos: cada elemento se integró con coherencia en una arquitectura sonora que avanzó con cuidado hacia un clímax contenido y eficaz.

En la segunda mitad del concierto, la Sinfonía de Berio ofreció un tiempo insustituible de pensamiento sobre la historia de la música, la forma y el propio material sonoro. Concebida no como una sinfonía tradicional, sino como un ámbito en el que confluyen voces, instrumentos, citas musicales y literarias, la orquesta y el octeto vocal, bajo la minuciosa dirección de Ceccherini, interpretaron la obra de manera extraordinariamente efectiva, dando como resultado un organismo vivo y en constante transformación.

El primer movimiento incluye fragmentos textuales tomados de Lo crudo y lo cocido de Claude Lévi-Strauss, en particular aquellos pasajes que analizan la estructura simbólica de ciertos mitos brasileños sobre el origen del agua, estableciendo así una conexión sutil con la obra de Hosokawa. La orquesta y el octeto vocal lograron un equilibrio preciso entre instrumentos, palabra hablada y canto, acentuando el carácter polifónico y polisémico de la obra.

El momento más destacado fue el tercer movimiento, estructurado sobre el scherzo de la Segunda Sinfonía de Mahler. A partir de ese flujo mahleriano, Berio construyó una trama de citas musicales -Bach, Beethoven, Stravinsky, Schoenberg, entre otros- y referencias literarias que multiplicaron los niveles de sentido en un discurso abierto, cuya lectura queda supeditada a la experiencia individual de cada oyente. Ceccherini y la orquesta supieron articular estas capas sin comprometer la fluidez ni la coherencia del conjunto.

El último movimiento funcionó como una síntesis, retomando y dinamizando elementos previos y cerrando una interpretación que evidenció un conocimiento profundo de la obra y de sus complejas exigencias. En el marco del centenario de Berio, esta ejecución propuso un espacio de reflexión indispensable sobre la música como forma de pensamiento y sobre el fluir de la vida.

Colón Contemporáneo. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirigida por: Tito Ceccherini. Programa: Toshio Hosokawa (1955) Circulating Ocean (2005) – estreno sudamericano. Luciano Berio (1925-2003) Sinfonía (1968). Octeto vocal: Sabrina Sosa, Alejandra Cabral, Verónica Nostro, Griselda Adano, Esteban Manzano, Luca Eizaguirre, Federico Trillo, Jonatan Favilla. Maestro preparador: Rodrigo de Caso. Función: Teatro Colón, 28 de junio..

Cortesía de Clarín



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