La flotilla ya no se detendrá hasta Gaza

  La flotilla humanitaria fondeada hasta hoy en las inmediaciones de la isla de Creta, creció como las mareas ante la gravitación de la luna y el sol. Su volumen cualitativo, tanto real como simbólico, emerge como un objetor de conciencia de los pueblos indignados contra el genocidio que está cometiendo Israel en Gaza. La misión que parte en su última etapa hacia la Franja sitiada por aire, mar y tierra, ganó apoyos internacionales, logró que los gobiernos de Italia y España custodiaran su ruta y propone acaso el mayor desafío para el régimen sionista.

Contracara

La contracara más emblemática de las adhesiones y popularidad que sumó la expedición Global Sumud, fue la soledad de Benjamín Netanyahu cuando se presentó a dar su discurso en Naciones Unidas. Pocos diplomáticos quisieron escucharlo y la mayoría abandonó la asamblea en masa. El primer ministro está cada vez más aislado, El repudio que despierta su política de exterminio contra los palestinos ha generado intervenciones impensadas en el 80° aniversario de la creación de la ONU. Hasta los reyes de España Felipe VI y de Jordania, Abdalá II, de monarquías anacrónicas en pleno siglo XXI, condenaron la matanza.

En aguas territoriales griegas, la flotilla hizo su última pausa. Reacomodó embarcaciones y tripulaciones, reparó daños por los atentados con drones que se atribuyen a Israel con inocultable certeza y sus organizadores ratificaron una vez más la voluntad de seguir hacia Gaza. En su diario de viaje, Manolo Teniente, uno de los activistas embarcado, escribió sobre cómo sigue el espíritu de la misión después de los últimos ataques: “es de moral alta y decisión inquebrantable de continuar adelante”.

Esos actos intimidatorios que no ocasionaron víctimas habían consistido en “múltiples drones, objetos no identificados lanzados, comunicaciones interferidas y explosiones escuchadas desde varios barcos”,  informó la organización Global Sumud. Los marinos que conducen la flotilla saben que el régimen de Netanyahu es capaz de atacarlos sin medir las consecuencias. Ya sucedió hace quince años, cuando el 31 de mayo de 2010, la llamada organización Free Gaza organizó otra misión humanitaria que terminó con once muertos a manos de Israel. Gobernaba Netanyahu como ahora, quien ya lleva dieciocho años como primer ministro en tres mandatos no consecutivos.

Quedó demostrado que la Global Sumud no tiene la seguridad garantizada porque fue atacada en el puerto de Túnez, en el Meditarráneo y frente a las costas de Grecia. En este último país, sectores de la oposición al gobierno conservador del partido Nueva Democracia de Konstantinos Tasoúlas, cuestionaron su inacción.

“En términos de intereses nacionales, no podemos tener tal interferencia, piratería y terrorismo en aguas que pertenecen a la responsabilidad griega de búsqueda y rescate, y que el gobierno no se pronuncie. Es evidente que ha optado por seguir siendo el último y más estable aliado de Netanyahu en la región”, declaró el diputado de Nueva Izquierda Nassos Iliopoulos.

Protesta frente a la Cancillería

A 50 minutos en avión desde Atenas, donde se producían protestas frente a la Cancillería por la situación en Palestina, la flotilla planificaba la última etapa del trayecto que queda hasta Gaza. Un viaje de cinco días si no hubiera contratiempos en el mar o por nuevas incursiones con drones. Los barcos que navegan para intentar abrir un corredor humanitario son alrededor de medio centenar. Uno de los tripulantes le decía a Página/12 que por algunos veleros rezagados y otros que se sumaron en Grecia, no puede darse un número preciso.

La importancia en aumento de la misión humanitaria durante los 26 días que lleva en desarrollo, provocó que los gobiernos de Italia y España anunciaran el envío de dos naves de guerra para darle protección. Para quienes integran la Global Sumud la decisión política llegó tarde y fue provocada por la reacción de sus pueblos movilizados en los dos países. Pedro Sánchez, el primer ministro socialista, declaró: “El gobierno de España exige que se cumpla la ley internacional. Que se respete el derecho de nuestros ciudadanos a poder navegar con seguridad por el Mediterráneo”. Y anunció que un buque patrullero partiría desde el puerto de Cartagena. Se llama Furor, tiene un cañón y dos ametralladoras, se dedica a la vigilancia y rescate, pero carece de capacidad ofensiva para enfrentar a la maquinaria de guerra israelí.

Las demostraciones de solidaridad con Palestina han sido contagiosas. La caja de resonancia de Naciones Unidas también contribuyó a extender el repudio a las acciones del régimen que encabeza Netanyahu. El primer ministro sintió ese rechazo en directo desde el atril donde se paró a dar su discurso a la asamblea. Las movilizaciones de la sociedad civil en distintos países también empiezan a promover acciones de espacios colectivos con un objetivo: el aislamiento del gobierno israelí.

Repudio

En Berlín, Alemania, donde cualquier movilización o gesto pro-palestino fue reprimido por los últimos dos gobiernos, el del socialdemócrata Olaf Scholz y el actual del conservador Friedrich Merz, un grupo de abogados demandó a varios de sus funcionarios. También hizo lo propio con los CEOs de compañías de armas y en ambos casos los acusó de complicidad con el genocidio en Gaza.

En el corazón de Europa las demostraciones de repudio avanzan y aunque en América Latina todavía carezcan de ese poder de convocatoria, en la Argentina de Javier Milei, uno de los pocos aliados declarados de Netayanhu en Occidente, empiezan a aparecer señales parecidas. La Comisión de Solidaridad con Palestina de Córdoba sintetiza el espíritu de esa campaña en un mensaje: “Si tocan a la flotilla respondemos todxs”.

En la goleta Ardana, una de las más grandes de la Global Sumud, el capitán catalán Jordi Coronas está muy seguro del propósito que persigue junto a los veintidós marineros de su tripulación. Es llegar a Gaza para romper el bloqueo de alimentos, agua y medicinas que promueve el régimen sionista que hasta hoy se mostró implacable con los habitantes de la Franja. Los mata con tecnología de última generación aportada por Estados Unidos y algunos países europeos o mediante una hambruna que ya causó la muerte de decenas de niños palestinos.

Desde el cierre de los pasos fronterizos hacia Gaza se habían registrado 8.923 casos de desnutrición infantil, alertó a fines de junio el director general del Ministerio de Salud en la Franja, Munir al-Barash. Las cifras de menores afectados y muertos por la hambruna deliberada siguen creciendo hasta hoy. Celeste Fierro, la diputada porteña del FIT, viaja en el barco de Coronas junto a otra legisladora. Es la española Pilar Castillejo, de la Unidad Popular de Cataluña (CUP).

“Con drones les tiraron sustancias a algunos barcos, a otro le rompieron una vela, a uno el mástil, fue como una guerra psicológica de casi tres horas que se inició con la interferencia en las comunicaciones de la flotilla. Algo muy feo pero que a su vez volvió a reafirmar el convencimiento de quiénes somos parte de esta misión. Sabemos que enfrente tenemos a un ejército cruel, de los más terribles de la historia, que está llevando adelante un genocidio y lo que sufrimos nosotros no se compara con lo que está sucediendo en la Franja de Gaza y en Cisjordania”, explicó Fierro desde Creta. 

  La flotilla avanza, con la convicción de que su causa es justa. Su historia podría llevar de título: La nave va, de Federico Fellini. Pero esta no es una película, ni se trata de una embarcación de lujo, es una misión donde está en juego el concepto de humanidad. 

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Cortesía de Página 12



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