
Simón Levy, el empresario que trabajó en el Gobierno de la Ciudad de México hace varios años tiene dos órdenes de aprehensión: una por no acudir a audiencias para declarar sobre una acusación por presuntas violaciones en la construcción de un edificio, y otra por amenazas y daño doloso en propiedad ajena. Casos muy importantes para las personas afectadas y víctimas de los supuestos atropellos, pero de ninguna manera un asunto de Estado. Sin embargo, esta es la forma como el Gobierno federal lo está tratando.
Los presuntos delitos en los que incurrió Levy son del ámbito local, y las afectaciones limitadas a las personas directamente relacionadas con la obra y los daños en la propiedad. No rebasaron ese ámbito de particulares ni hubo afectaciones para el resto de la sociedad. No obstante, durante dos días consecutivos, irrumpieron en la jurisdicción local el gabinete de seguridad federal, para reforzar a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México sobre su solicitud para que lo extraditen, y la Presidenta Claudia Sheinbaum le dedicó largos minutos durante su conferencia matutina para decir lo mismo.
En la calle, mientras tanto, seguía la efervescencia social con bloqueos y toma de casetas que han afectado a cientos de personas directamente, y a miles de manera indirecta. Los piperos, que reclaman que el Gobierno del Estado de México les impida robarse el agua, son atendidos no como delincuentes, sino como grupos de interés con quienes hay que negociar. Decenas de miles de personas en el Valle de México quedaron estranguladas en sus actividades cotidianas y en sus trabajos por los bloqueos que realizaron. Las acciones disruptivas de campesinos en 22 Estados que protestaban por los precios de garantía, no se han quitado en su totalidad, argumentando que el acuerdo anunciado con la Secretaría de Agricultura, fue una imposición.
Sigue supurando Tabasco y la mente no abandona lo que hizo el senador Adán Augusto López Hernández cuando era gobernador. Ayer se informó que Arturo Leyva, que fue director de la Policía de Tabasco, fue detenido por ser “integrante de un grupo delictivo relacionado con extorsiones a comerciantes, secuestro, venta de drogas y homicidios” en ese Estado, en donde fue uno de los principales colaboradores de Hernán Bermúdez Requena, que desde su cargo de secretario de Seguridad -nombrado por Hernández López-, fundó y dirigió el grupo criminal La Barredora, brazo del Cártel Jalisco Nueva Generación. La Presidenta tiene el águila sobre el pecho y es la más poderosa en México, siempre y cuando de esta ecuación se excluya a Morena.
En Sinaloa, la guerra sigue. En Culiacán, epicentro de la guerra interna del Cártel de Sinaloa, una facción bombardea la capital histórica del narcotráfico en México, Badiraguato, la tierra de la familia de Joaquín El Chapo Guzmán, con explosivos transportados por drones, se dan enfrentamientos en la zona metropolitana, incendian casas de seguridad y los muertos continúan. En Michoacán, los grupos criminales no respetaron los buenos oficios del gabinete de seguridad que viajó a Apatzingán para ver cómo le hacían para frenar el asesinato de limoneros y la extorsión de aguacateros, y siguieron extorsionando y matando.
La percepción de inseguridad de la población mayor de 18 años, se disparó casi seis puntos, y llegó al 63% de los habitantes, que tienen miedo de vivir en sus propias ciudades, el punto más alto desde marzo de 2023. Se ha perdido toda la certidumbre, para viajar de noche en carreteras por los asaltos, y para viajar de día, porque no se sabe cuándo una toma de casetas o un bloqueo carretero arruinará todos los planes. Hay ciudades donde el poder lo tienen los criminales y los Gobiernos, en sus tres niveles, no existen.
El Gobierno de Donald Trump sigue pegándole en la cabeza a México: cancela vuelos actuales y amenaza con futuros desde el aeropuerto de la venganza, el “Felipe Ángeles”, en la base de la Fuerza Aérea en Santa Lucía, y poco después de que Sheinbaum aseguró, como respuesta, que México no era una piñata, el Pentágono asesina a cuatro personas más en otra embarcación donde dice que llevaban drogas, que navegaba en el Océano Pacífico desde las costas sudamericanas, cuyo destino siempre son las tierras mexicanas. La frontera sigue cerrada al ganado exportado desde México, y Trump continúa pactando acuerdos comerciales, pero con el Gobierno de Sheinbaum no concreta nada.
La economía se veía mal, pero hoy pinta peor. El INEGI reportó ayer que la caída de la actividad industrial en el tercer trimestre del año, arrastró al PIB, que se situó en 0.5%, cayendo por primera vez en 2025. No es que estuviera bien, pero el deterioro es mayor de lo que esperaba la Secretaría de Hacienda, que previó un crecimiento de 1.5% para este año, lo que es prácticamente imposible. La economía está estancada y aumentan los riesgos de una recesión. Lo agrava la incertidumbre por el acuerdo comercial y que las promesas de inversión sean solo palabras, mientras que los hechos sobre desindustrialización sean concretos, como la escases de semiconductores que amenazan la cadena de suministro de la industria automotriz, que alcanzó esta semana a Honda, porque la reactivación planteada por Sheinbaum, no está dando resultados.
El porvenir se ve aciago, pero las mañaneras del pueblo, como rebautizó Sheinbaum el espacio de Gobierno heredado e impuesto por López Obrador, se ha vuelto, como antaño, en una carpa donde se habla de todo y de nada. Sobre todo esto último, la insólita conversación catapultada por ella misma sobre Simón Levy. Es la forma de gobernar: esconder ante su base la realidad en el país, disparando verdades, mentiras, puyas y realidades alternas que son magnificadas por sus plumas en los medios y las granjas en las redes.
Sheinbaum acompaña esta estrategia con la administración de expectativas, que es el ABC del gobernante. El problema es que para que no sea un ciclo de corto plazo, tiene que dar resultados. Pero en un año no ha tenido logros reales. Ha navegado de manera inercial y reactiva. Su popularidad es robusta, pero su gestión mediocre. El aparato de propaganda no ha logrado que, pese al silencio en Palacio Nacional, los temas del México profundo sigan cada mañana al pie de su cama.
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Cortesía de El Informador
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