
Todavía no tiene un nombre internacionalmente aceptado, pero es el movimiento político de la actual generación de jóvenes. Desde la “primavera árabe” -que hace quince años empujó por la democratización de Medio Oriente y fracasó- no se había visto una ola como la que encabeza la Generación Z actual. Como aquella, la espontaneidad de la desorganización, la convocatoria y comunicación a través de las redes sociales, ha resultado clave para irrumpir y descuadrar a gobiernos de distintos continentes.
Frente a regímenes que parecían inamovibles, en cosa de horas han surgido figuras opositoras con legitimidad y arrastre. No existen líderes únicos sino un abanico de personalidades que cobraron fama en internet y en la calle. Cuando los gobiernos han respondido con represión, les ha salido peor.
Desde el año pasado, los jóvenes de entre 13 y 28 años -catalogados Gen Z- han logrado sacudir gobiernos por todo el mapa. En Bangladés salieron a las calles y tumbaron a la primera ministra de hierro, Sheikh Hasina. En Kenia protestaron contra el presidente con el #RutoMustGo, que respondió con una represión salvaje, un cambio general del gabinete y sigue tambaleándose. En Nepal les tomó un par de semanas tirar al primer ministro, con el adicional dramatismo visual de los edificios históricos en llamas. En Madagascar, también en unos cuantos días, lograron que el presidente saliera huyendo del país. En Marruecos se hicieron llamar “Gen Z 212” (212 es el prefijo telefónico del país) y en Indonesia en esas andan.
En cada país, la Gen Z salió a la calle por motivos distintos. En Nepal por la censura en internet. En Kenia por los recortes presupuestales. En Marruecos por el dispendio en las obras para el Mundial de futbol 2030. En Madagascar por la escasez de agua y los constantes apagones.
Pero si bien en cada país las protestas tuvieron detonantes diferentes, al final convergieron en un mismo reclamo: la falta de oportunidades de la juventud local que contrastaba con una vida de lujos de la clase gobernante.
El caso de Nepal es quizá el más simbólico: fotos de Instagram y TikTok de los hijos de los políticos comunistas en el gobierno… paseándose por Europa con ropa de lujo, en restaurantes y hoteles exclusivos.
Cómo si se tratara de un cuerpo de agua extendido que termina encontrando su cauce, la ola de manifestaciones que inició por distintos motivos terminó concentrándose en una denuncia por la corrupción y los privilegios de los políticos y sus familias.
Lección interesante para los países donde la Gen Z aún no brota.
SACIAMORBOS
Cuentan que hace unos días, la presidenta le puso tremenda regañiza al subsecretario de Salud, Ramiro López, por su lenta actuación tras las inundaciones. No fue un regaño privado: sucedió durante un zoom del gobierno en el que estaban conectados decenas de funcionarios.
Cortesía de El Informador
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