La geometría en la prehistoria: ¿Sabías que los homínidos usaban esferoides de piedra para obtener médula ósea y mejorar su supervivencia en un mundo hostil?

Los primeros homínidos no solo usaban herramientas de piedra para cortar carne o fabricar armas rudimentarias, sino que también desarrollaron técnicas especializadas para acceder a una fuente de energía fundamental: la médula ósea. Un estudio reciente ha demostrado que los esferoides de piedra, unas herramientas con formas geométricas regulares, no eran simples piedras desgastadas, sino instrumentos diseñados y utilizados con habilidad para fracturar huesos y extraer su nutritivo contenido.

Investigadores de la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Autónoma de Madrid han analizado estas herramientas con un enfoque experimental y traceológico, comparando la eficacia de su uso entre individuos con diferente nivel de destreza. Los resultados no solo confirman su función en la extracción de médula ósea, sino que también sugieren que su manejo requería un aprendizaje y planificación, lo que aporta información clave sobre las habilidades cognitivas de los homínidos del Paleolítico Inferior.

El descubrimiento: piedras que cuentan historias

Durante décadas, los arqueólogos han encontrado esferoides de piedra en yacimientos prehistóricos de África, Europa y Asia. Sin embargo, su función exacta había sido motivo de debate. Algunos investigadores sugerían que podían haber servido como proyectiles o pesos de redes, mientras que otros creían que eran simplemente el resultado de golpes repetidos durante la fabricación de otras herramientas.

Este nuevo estudio aporta pruebas contundentes de que estos objetos fueron usados activamente como instrumentos de percusión. Al analizar las marcas de desgaste y compararlas con experimentos modernos, se ha determinado que los homínidos los utilizaban para romper huesos largos y acceder a la médula ósea, una fuente de grasas y nutrientes esenciales en su dieta.

Los investigadores observaron que las huellas de uso en estos esferoides no eran aleatorias. En palabras del estudio: “Los resultados muestran que las diferencias en postura corporal, gestos y agarre de la herramienta influyeron en la intensidad y dispersión de las marcas de uso”. Esto significa que su empleo no era instintivo, sino que requería técnica y experiencia, lo que indica un nivel de especialización inesperado en los primeros homínidos.

Participantes inexpertos sujetando el instrumento por su lado lateral y aplicando fuerza con las yemas de los dedos mientras sostienen el hueso (centro y derecha). Nótese el ángulo de la muñeca de la mano que sostiene el hueso en comparación con el participante experto (izquierda), quien lo sostiene desde abajo. Fuente: Archaeological and Anthropological Sciences

Una técnica que exigía habilidad y conocimiento

El experimento realizado para este estudio incluyó a expertos en arqueología experimental y personas sin experiencia previa. Los participantes intentaron romper huesos frescos utilizando réplicas de esferoides de piedra fabricadas con los mismos materiales empleados en el Paleolítico Inferior.

Los resultados fueron reveladores:

  • Los participantes expertos lograron romper los huesos con menor cantidad de golpes, aplicando la fuerza en puntos estratégicos y generando fracturas más limpias.
  • Los inexpertos, en cambio, dejaron marcas más dispersas y desordenadas, lo que indica que no dominaban la técnica.
  • Se observaron diferencias en la manera en que sostenían las herramientas: los expertos manejaban los esferoides con un agarre más preciso, mientras que los inexpertos realizaban más ajustes de posición y usaban más fuerza de la necesaria.

El estudio concluye que “romper huesos para extraer médula ósea requiere planificación, conocimiento anatómico y destreza técnica”. Esta afirmación es clave, ya que demuestra que el uso de herramientas en el Paleolítico no era únicamente una cuestión de fuerza bruta, sino que implicaba un aprendizaje progresivo y una transmisión de conocimientos dentro de los grupos humanos.

Participantes inexpertos sujetando el instrumento con ambas manos y golpeándolo contra el hueso. Fuente: Archaeological and Anthropological Sciences

El papel de la geometría en la fabricación de herramientas

Uno de los aspectos más fascinantes de este descubrimiento es la presencia de formas geométricas regulares en las herramientas. Los esferoides de piedra no eran simples fragmentos irregulares, sino que tenían un diseño casi esférico, con bordes bien definidos y zonas de impacto estratégicamente ubicadas.

Este tipo de geometría no es casual. En el experimento, se demostró que estas formas optimizaban la eficiencia en la fractura de huesos, proporcionando un agarre ergonómico y una mayor precisión en los impactos. Como se menciona en el paper: “A pesar de sus diferencias de tamaño, la palma de la mano humana y los esferoides muestran un patrón de proporciones similar”.

Esto sugiere que los homínidos no solo seleccionaban piedras al azar, sino que buscaban o incluso modificaban aquellas que tenían la forma más adecuada para su función. Este nivel de sofisticación indica que poseían una comprensión intuitiva de la mecánica de los golpes y de la resistencia de los materiales.

Ilustra el uso de un esferoide por parte de un participante inexperto. Se observan pequeños círculos concéntricos en el área de impacto, reflejando el contacto con una superficie dura​. Fuente: Archaeological and Anthropological Sciences

Implicaciones para el estudio de la evolución humana

Los hallazgos de este estudio tienen importantes implicaciones en la comprensión de la evolución del comportamiento humano. La capacidad de fabricar y usar herramientas de manera eficiente está ligada al desarrollo del pensamiento estratégico, la memoria procedural y la transmisión cultural.

La evidencia de que los homínidos practicaban y mejoraban su destreza con el uso de herramientas respalda la hipótesis de que la enseñanza y el aprendizaje eran fundamentales en sus sociedades. No se trataba solo de imitar, sino de perfeccionar técnicas a lo largo del tiempo.

En el contexto de la evolución, este tipo de hallazgos nos ayudan a entender mejor cómo se desarrollaron las habilidades cognitivas avanzadas, como la resolución de problemas y la planificación a largo plazo.

Referencias

  • Assaf, E., Díaz Pérez, S., Bruner, E., Torres, C., Blasco, R., Rosell, J., & Baena Preysler, J. (2025). The use of shaped stone balls to extract marrow: A matter of skill? Experimental-traceological approach. Archaeological and Anthropological Sciences, 17(30). https://doi.org/10.1007/s12520-024-02138-7.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: