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- Autor, Emma Jones
- Título del autor, BBC Culture
Puede que sea la escena más infame de toda la historia del cine.
El drama sexualmente explícito “El último tango en París”, del director italiano Bernardo Bertolucci, que se estrenó en 1972, es la historia de una aventura entre un hombre de mediana edad, Paul, y una joven llamada Jeanne, en un apartamento de la capital francesa.
La famosa “escena de la mantequilla” no estaba en el guion original y algunos elementos de la misma se hicieron sin el consentimiento previo de la actriz Maria Schneider, quien tenía entonces19 años.
Advertencia: Este artículo contiene referencias a agresiones sexuales que pueden resultar perturbadoras para algunas personas.
Schneider luchó con la adicción a las drogas y su salud mental durante años desde el estreno de la película. Su historia y la realización de “El último tango en París” se cuentan ahora en la película “Maria”.
Está protagonizada por Matt Dillon, que da vida a Marlon Brando, y Anamaria Vartolomei, quien interpreta a Schneider. La directora francesa de la película, Jessica Palud, adaptó la historia de un libro de 2018 escrito por la periodista Vanessa Schneider, prima de Maria.

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Una escena que cambió su vida
“Maria” explora los orígenes de Maria Schneider. La actriz nació fruto de una aventura entre un famoso actor francés, Daniel Gélin, y una modelo rumana. Conoció a su padre cuando era adolescente y él la introdujo a los sets de rodaje. “El último tango en París” fue su primer papel protagónico.
En una entrevista de 2007, cuando tenía unos 50 años, Schneider contó que la convencieron para que aceptara el papel en lugar de protagonizar una película con la estrella de cine francés Alain Delon, y dijo que, a los 19 años, “no entendía todo el contenido sexual de la película”.
“Tenía un mal presentimiento”, señaló, pero su agencia le dijo que no podía rechazar trabajar con Marlon Brando, una de las más grandes estrellas del cine del siglo XX.
Schneider recordó lo que sucedió el día que rodaron esa polémica escena, en la que su personaje es violado por el de Brando, usando mantequilla como lubricante.
“Esa escena no estaba en el guion original. La verdad es que fue Marlon quien tuvo la idea. Solo me lo dijeron antes de que tuviéramos que rodar la escena y me enfadé mucho… Me sentí humillada y, para ser sincera, me sentí un poco violada, tanto por Marlon como por Bertolucci”, contó.
Después de la escena, Marlon no me consoló ni se disculpó”, relató.
“Marlon me dijo: ‘María, no te preocupes, es solo una película’, pero durante la escena, aunque lo que Marlon estaba haciendo no era real, yo lloraba lágrimas de verdad”.

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“Afortunadamente, solo hubo una toma”.
Bertolucci hablaría más tarde sobre por qué le ocultó los detalles de la escena a Schneider, diciendo: “Quería su reacción como chica, no como actriz. Quería que reaccionara humillada”. E insistió en que solo el uso de la mantequilla había sorprendido a la actriz.
Anamaria Vartolomei, quien interpreta a Maria Schneider en la nueva película, le dice a la BBC: “No puedo imaginarme lo que fue para María, ya que ella lo sintió de verdad. Yo solo la interpreto. Pero esto realmente le sucedió a ella, y no tenía a nadie a su alrededor. Solo tenía a gente mirándola sin hacer nada. Creo que la violencia fue doble porque ella no tenía el apoyo que yo tuve en el set”.
Y agregó sobre su experiencia al recrear la escena: “Ese día estaba muy sensible. No podía dejar de llorar porque sentía que había acumulado la violencia de la escena cuando la vi en la pantalla. Cuando tuve que interpretarla, se me saltaron las lágrimas. Creo que es muy brutal. Y es una locura pensar que alguien pueda hacer esto”.

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La fama de la noche a la mañana
Maria Schneider no solo no recibió apoyo profesional en el set, sino que tampoco tenía la experiencia suficiente para saber que Bertolucci no podía obligarla a hacer la escena. “Debí haber llamado a mi representante o haber hecho que mi abogado fuera al set porque no se puede obligar a alguien a hacer algo que no está en el guion, pero en ese momento no lo sabía”, diría más tarde.
Pero también fue la sensación que causó la película “El último tango en París” cuando se estrenó en octubre de 1972 lo que acabaría con Schneider. A pesar de (o gracias a) que fue prohibida o restringida en algunos países, recaudó alrededor de US$36 millones solo en Estados Unidos. En Francia, se dijo que el público hacía fila durante horas para conseguir una entrada.
Las diferencias entre Bertolucci, Brando y Schneider se hicieron evidentes: la reacción de la crítica a la película consolidó la reputación de Bertolucci como cineasta internacional, y tanto él como Brando fueron nominados a los Oscar por la película.
Se dice que Brando ganó unos US$3 millones con “El último tango”, ya que se llevó una parte de las ganancias; Schneider afirmó que le pagaron unos US$4.000. Ella apareció desnuda de frente; Brando nunca apareció desnudo en la película.

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La joven encontró cada vez más difícil lidiar con la fama que había alcanzado de la noche a la mañana. Cuando se estrenó la película, les dijo a los entrevistadores que se había acostado con 50 hombres y 20 mujeres, y que “había probado la heroína”. Luego explicó que, aunque eso no era cierto, la veían como “esa muñeca sexy”.
Su comportamiento errático, dijo, se debía al miedo. “Ser famosa de repente en todo el mundo daba mucho miedo”, confesó. “No tenía guardaespaldas como los de ahora. La gente pensaba que yo era como mi personaje, y yo inventaba historias para la prensa, pero esa no era yo… Me volvió loca. Me metí en las drogas… fue como un escape de la realidad. Eran los años 70 y en esa época, todo estaba pasando”.
Su prima, Vanessa Schneider, dice que Maria fue víctima de la doble moral de la época: “Para los espectadores puritanos, ella era una mujer fácil que hacía pornografía. Fue brutal para ella, sobre todo porque eso no estaba para nada en su naturaleza: ella era bastante modesta, reservada y bastante conservadora en ciertos aspectos”.
“La gente pensaba que yo era como la chica de la película, pero esa no era yo”, afirmó Maria Schneider en una entrevista de 2007. “Me sentía muy triste porque me trataban como un símbolo sexual, y yo quería que me reconocieran como actriz. Todo el escándalo y las secuelas de la película me volvieron un poco loca y tuve una crisis nerviosa”. Schneider también reveló que intentó quitarse la vida durante este periodo.

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La cultura en el set
Más tarde, Schneider se rehabilitaría, pero aunque hizo alrededor de 50 películas durante su carrera (incluida la aclamada por la crítica de 1975 “El pasajero”, coprotagonizada por Jack Nicholson), señaló que “‘El último tango’ sigue siendo por la que todo el mundo me pregunta”. Maria murió en 2011 de cáncer.
“Lo lamentable es que Maria Schneider hizo una interpretación increíble en esa película, y se podía ver cómo su carrera pudo haber tomado un camino diferente”, dice Matt Dillon, quien interpreta a Brando en la nueva película. “Pero ya tenía muchas cosas en su contra. Su familia era un desastre. Fue abandonada por sus padres y luego abandonada por la gente con la que trabajaba. Creo que este abandono la persiguió”.
Schneider no es la única actriz de esa época que sufrió por el revuelo que causó una película erótica. A Sylvia Kristel también le costó escapar del escándalo que creó la película de porno suave de 1974 “Emmanuelle”, en la que tenía el papel principal y que también incluía una escena de violación. Tampoco fueron únicamente las mujeres las que sufrieron al hacer películas de contenido sexual; Schneider diría que “incluso Brando dijo que se sintió violado y manipulado” durante la infame escena de la mantequilla.

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“Era una época de directores famosos”, cuenta Anna Smith, presentadora del podcast Girls on Film, a la BBC. “Y el patrón parece ser principalmente el de directores hombres dominantes que explotaban y acosaban a actrices más jóvenes. El sentimiento de superioridad de algunos de estos aclamados hombres les permitía ejercer control sobre las mujeres”.
“Teníamos esta idea del creador, del director que tiene el poder supremo”, dice Vartolomei, “y que era una especie de gurú, y que todas las personas a su alrededor lo escuchaban como si fuera Dios. Creo que ese era el problema en aquel momento. Ahora estamos más protegidas y nuestra voz se escucha, y también se valora, lo que no pasaba en ese entonces”.
Pero la directora de “Maria”, Jessica Palud, señala que uno de los aspectos más extraordinarios del personaje de Schneider fue que, mucho antes de la era del #MeToo, ella estaba hablando sobre lo que sucedió en el set de “El último tango en París”.
“Lo que realmente me pareció interesante y conmovedor de ella es que, aunque esto sucedió en la década de 1970, y en ese momento muchas actrices jóvenes eran agredidas o violadas pero se lo guardaban, Maria era extremadamente directa y clara en las entrevistas… hablaba, pero no la escuchaban”.

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La experiencia de Schneider en “El último tango” fue finalmente tomada en serio en 2016, cuando resurgieron imágenes de la entrevista de Bertolucci en 2013 con la Cinémathèque Française sobre la infame escena y su deseo de que la humillación a Schneider fuera real. Esta vez, causó indignación.
Bertolucci, que entonces tenía 76 años, calificó el escándalo de “ridículo” y reiteró que Schneider conocía de antemano la escena.
Los tres artífices principales de “El último tango en París” (Bertolucci, Brando y Schneider) ya murieron.
Sabiendo que el horror, el impacto, la conmoción y la furia que se ven en el rostro de Maria Schneider fueron reales y provocados deliberadamente, ¿debería la película, como reflexionó el periódico francés Le Monde tras la cancelación de una proyección en París en 2024, llevar algún tipo de advertencia?
“Hace tiempo que creo que hay que reexaminar el canon de los grandes del cine, ya que proviene de un lugar intrínsecamente patriarcal”, afirma Smith. “Creo que es saludable revisitar los clásicos desde una perspectiva moderna; espero que nuestra comprensión del daño que pueden causar ciertas actitudes y prácticas haya evolucionado”.
“Maria”, dice Palud, intenta eso, pero “no quería juzgar ni condenar, sino mostrar el sistema y lo que hay que cambiar en este para proteger a la generación más joven. Aún queda mucho por hacer. Pero una escena como esta no sucedería ahora, gracias a Dios”.
Vartolomei añade: “Creo que esta película está aclarando las cosas para Maria, junto con el libro de Vanessa Schneider. En aquel entonces, Maria era considerada una víctima, pero para mí está lejos de serlo, ya que encontró la fuerza para hablar, para que la historia fuera escuchada, aun cuando la sociedad que no estaba preparada para escuchar su voz. Ahora estoy feliz de que finalmente podamos escucharla”.

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Cortesía de BBC Noticias
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