A lo largo de sus 108 años de vida, además de formar parte de la identidad de Guadalajara y del imaginario colectivo de los tapatíos, EL INFORMADOR ha sido un actor clave de la vida cultural de la metrópoli, no sólo mediante coberturas de eventos, sino donando parte del acervo artístico e histórico de Don Jesús Álvarez del Castillo, que ahora se encuentra en la Universidad de Guadalajara, en edificios del Gobierno del Estado o en espacios públicos de la ciudad.
En primer lugar, el archivo histórico del periódico es testigo no sólo de las planas que han sido impresas a lo largo de más de un siglo de vida, sino también de la historia misma de Guadalajara desde 1917, que abarca hechos trascendentales en el pasado reciente de México y Jalisco, como los últimos años de la Revolución Mexicana, la modernización de su capital y el crecimiento que la ha llevado a la mega urbe que es hoy. Este acervo está totalmente abierto al público y puede ser consultada desde la primera edición hasta la más reciente en el sitio web de EL INFORMADOR, lo que ha permitido dejar enmarcada la profunda huella del periódico en la ciudad.
En tanto, la primera rotativa ensamblada en México en 1942, la “Manuelita”, es otra de las aportaciones que la familia Álvarez del Castillo ha hecho a la ciudad, y que a la fecha es exhibida en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”. Nombrada así en honor a la esposa de Don Jesús Álvarez del Castillo, doña Manuela Zuloaga, esta máquina sustituyó a las rotativas anteriores con las que se imprimieron las primeras ediciones del diario, “Marioni” y “Duplex”. Tenía una capacidad de impresión de ocho mil ejemplares por hora, por lo que en su momento representó un gran avance tecnológico para la ciudad.

Sin embargo, con el tiempo se fueron migrando a otras máquinas, de la misma marca Goss, más automatizadas y veloces, pero la “Manuelita” siempre formó parte de la historia del periódico. Por ello, en el marco del 102 aniversario del diario, el director general de EL INFORMADOR, Don Carlos Álvarez del Castillo, en compañía de su hijo, Juan Carlos Álvarez del Castillo, y de autoridades municipales y estatales, abrió una ventana a la ciudadanía luego de décadas de que el icónico edificio de Independencia 300 estuviera cerrado al exterior: sobre esta calle, a través de un ventanal de grandes dimensiones, la rotativa era exhibida al público, como un elemento más del Centro Histórico de la metrópoli.
Durante la develación de la prensa, Don Carlos destacó que esta exhibición no sólo era la presentación de atractivo turístico, sino que ahora la ciudadanía podía ver “hacia dentro del periódico”, más allá de las noticias que día con día presentaba a sus lectores. La máquina estuvo expuesta en este lugar desde 2019 hasta mayo de este año, cuando la familia Álvarez del Castillo decidió donarla al Conjunto de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara, donde actualmente puede ser apreciada, en la explanada del Ágora Jenkins. Así, el diario compartió un poco de su historia a los jaliscienses.
Por su parte, tras la muerte de Don Jesús en 1966, su hijo, Don Jorge Álvarez del Castillo Zuloaga, fundó en 1991 la Fundación Jesús Álvarez del Castillo como un espacio de artes y conocimiento, pues su padre fue un gran intelectual de Jalisco. Siete años después inauguró el edificio en la calle San Felipe Número 22, en la Zona Centro, con el fin de contar con salones donde desde entonces se han llevado a cabo diversas actividades culturales, como conciertos, exposiciones pictóricas y fotográficas, festivales, entre muchos más.
El inmueble fue reconstruido y adaptado a la visión de Don Jorge, pues la zona había servido como campo de batalla en la Guerra de Reforma, hasta que fue rehabilitado hacia finales del siglo XIX, con lo que se revivió uno de los edificios con un “airoso trazo colonial” en el corazón de Guadalajara. La Fundación cuenta con un importante acervo cultural, que incluye una hemeroteca, fototeca, biblioteca y colecciones numismáticas y filatélicas.

Asimismo, el enorme patrimonio literario de Don Jorge, tras su muerte en 2005, fue objeto de donación para que los tapatíos pudieran disfrutar de la gran colección de libros del que fuera director del periódico. Ávido lector, su biblioteca constaba de cerca de 112 mil ejemplares, más de tres mil de ellos de un alto valor histórico, como la Biblia del Oso de 1569, la primera traducida al español; la “Inundación Castálida” de Sor Juana Inés de la Cruz, de 1689 y la Gaceta del Gobierno de Guadalajara, de 1821, entre otros títulos.
También cuenta con microfilmes, una fototeca de más de 500 fotografías antiguas, una hemeroteca con ediciones de EL INFORMADOR, colecciones numismáticas y filatélicas, obras de su pinacoteca, videos, obras de teatro, carteles, etcétera. En 2007 su biblioteca personal fue donada a la Universidad de Guadalajara para su resguardo, enriqueciendo el patrimonio bibliográfico de la máxima casa de estudios y, por ende, de la ciudad. La exhibición puede apreciarse en el segundo piso de la Biblioteca Pública “Juan José Arreola”.
Mientras tanto, el periódico donó en 2006 al municipio de Zapopan una escultura del artista español Nicolás de Maya: el “Equus caballus”, el colorido caballo que se exhibe en avenida Acueducto. La obra fue expuesta en 2003 en la Fundación Jesús Álvarez del Castillo y luego, gracias al aporte al arte de la familia Álvarez del Castillo y a las gestiones de las autoridades municipales, se logró llevar la escultura a este punto público de la ciudad. Para su elaboración se utilizaron cientos de tramos de piezas de perfil tubular rectangular (PTR) de acero, pintados de distintos colores que fueron soldados y montados sobre una base de metal.

EL INFORMADOR también prestó en comodato un piano Steinway & Sons modelo D, perteneciente a la Fundación, en 2018 a la Orquesta Filarmónica de Jalisco. El instrumento musical fue encargado desde Nueva York por Don Jorge, y cuando fue entregado al Teatro Degollado, Don Carlos explicó que el objetivo era fomentar la cultura y actuar en beneficio de la ciudadanía.
También en comodato, el periódico entregó al Ayuntamiento de Guadalajara la única escultura pública del artista tapatío Juan Soriano: el “Toro”, que está exhibida en Paseo Alcalde, mientras que, de igual forma, se donaron gran parte de sus linotipos de las prensas al Museo de Periodismo y las Artes Gráficas.
Por último, fuera de la Zona Metropolitana, EL INFORMADOR también participa en la construcción de un jardín escultórico en el centro de Tapalpa, que está próximo a cumplir 10 años. Así, el diario, en estos 108 años de vida, ha sido una figura relevante en la vida cultural de la ciudad, con aportaciones, donaciones, bibliotecas y acervos que pueden ser consultadas por toda la ciudadanía.
Cortesía de El Informador
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