La incertidumbre comercial frena la relocalización de empresas chinas en México

El panorama de incertidumbre provocado por los aranceles impuestos por Donald Trump pone en ‘jaque’ la relocalización de empresas chinas en México.

La posibilidad de trasladar parte de la fabricación destinada a la exportación a Estados Unidos está, por el momento, en suspenso.

En entrevista con Expansión , César Fragozo, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China (China Chamber Mexico), explicó que, en el último trimestre de 2024, empresas chinas vinculadas al fenómeno del nearshoring adoptaron una postura cautelosa.

“Nos han dicho: ‘Voy a esperar, quiero ver qué pasa con los aranceles’”, comentó Fragozo.

El futuro depende de los acuerdos que logre la presidenta Claudia Sheinbaum con Trump y la fecha clave es el 2 de abril, cuando se espera que México elimine la incertidumbre sobre los aranceles generales de 25%.

Si se alcanzan acuerdos favorables, las empresas chinas interesadas en exportar a Estados Unidos retomarían sus planes de inversión en el país hacia el segundo semestre del año.

Fragozo subrayó que los últimos cinco años fueron cruciales para México en términos de inversión china, ya que en este periodo se registró 80% del total, impulsada principalmente por el nearshoring.

Según datos de la Secretaría de Economía, en 2024 se alcanzó la cifra más alta de inversión china en México, con 710 millones de dólares. No obstante, las cifras oficiales son objeto de controversia, ya que otras fuentes sugieren que la inversión puede ser hasta 10 veces mayor.

No todo está en pausa

El vicepresidente de la Cámara China en México aclaró que no todo está detenido. Existe un grupo de empresas que vive una realidad distinta, aquellas que no están enfocadas en la manufactura para exportar a Estados Unidos, sino en abastecer el mercado mexicano.

Un ejemplo es la industria automotriz: México es el segundo destino mundial al que más se exportan vehículos chinos, después de Rusia. El mercado nacional está en expansión y tiene un público creciente.

Además, los consumidores mexicanos muestran una aceptación cada vez mayor de los vehículos chinos. A diferencia de las automotrices europeas, que instalaron plantas en el país para exportar a Norteamérica, las empresas del país asiático llegan principalmente para atender la demanda interna.

Un análisis de Deloitte destaca que las importaciones de vehículos chinos en México han aumentado más de 200 veces en los últimos 20 años.

Según Banco de México, las importaciones de México desde China también alcanzaron un máximo histórico en 2024, con 129,795 millones de dólares, un aumento de 13.6% respecto al año anterior.

México, como la doceava economía mundial, representa un mercado atractivo para las empresas chinas.

“Hace 20 o 30 años, tal vez no era lo suficientemente grande como para justificar una base comercial, pero hoy sí lo es. El crecimiento económico del país abrió nuevas oportunidades para empresas chinas, más allá de la manufactura para exportación”, señaló Fragozo.

Este fenómeno no se limita solo al sector automotriz. Empresas chinas de diversas industrias también están aceptadas en el mercado mexicano. Un claro ejemplo es la llegada de una compañía dedicada a la fabricación de ventiladores para minería y petroquímica, que planea establecer una bodega y, posiblemente, realizar ensamblaje en el país.

Este tipo de inversiones seguirá ocurriendo, ya que China, con su economía grande y diversificada, está presente en sectores como minería, automotriz y electrónica.

En lo que respecta a las empresas chinas que ya tienen operaciones en México, Fragozo indicó que no van a salir fácilmente. Aunque hay preocupación por los aranceles y las discusiones sobre sectores como el acero, mover una planta a otro país implica un costo enorme, especialmente en términos de experiencia adquirida y conocimiento técnico.

México, entre dos gigantes

Fragozo destacó que la competencia entre Estados Unidos y China no es un fenómeno reciente.

“El gigante asiático se preparó adecuadamente y realizó los esfuerzos necesarios para convertirse en la segunda economía mundial, con la vista puesta en ser el número uno”, explicó.

Estados Unidos, por otra parte, enfrenta una lucha de años por mantener su hegemonía. Desde la perspectiva china, el dominio estadounidense de los últimos 100 años fue una excepción.

Antes de eso, China fue la economía más grande del mundo, y ahora, aseguran, es natural que lo vuelva a ser, dada su enorme población y recursos.

No ser la potencia dominante actualmente es una anomalía para Beijing. De hecho, el símbolo que representa a China en mandarín se traduce como “el centro del mundo”, lo que refleja cómo perciben su lugar en el orden global y cómo sienten que están reclamando una posición perdida.

“Lo que estamos presenciando es un reacomodo geopolítico que lleva más de 10 o 15 años gestándose. La pandemia solo aceleró esta tendencia, llevándonos al clímax de una situación que ya venía desarrollándose”.

En este contexto, mencionó que México enfrenta el reto de equilibrar su relación con Estados Unidos y China, aprovechando lo mejor de ambos mundos. El país deberá tomar decisiones estratégicas sobre qué sectores abrir a cada uno de estos socios comerciales.

Cortesía de Expansión



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