La misión Athena pierde el control poco antes de llegar a la Luna y desaparece en un limbo

La misión Athena está perdida en un limbo en el que nadie tiene claro qué le ha ocurrido pero, por ahora, los pronósticos no son buenos. Este jueves, tras una larga travesía por el espacio, el proyecto impulsado por la empresa estadounidense Intuitive Machines intentó alunizar en el polo sur de la Luna pero, tan solo unos segundos antes del alunizaje, la sala de control perdió la señal de la nave y, tras varias comprobaciones técnicas, no se pudo certificar ni su ubicación exacta ni su estado. De confirmarse la noticia, se trataría de un amargo desenlace después de que el pasado domingo, por primera vez en la historia, la empresa privada Firefly Aerospace logró posar una sonda sobre la Luna marcando así un hito en la exploración privada. Athena intentó replicar el éxito pero no tuvo el mismo desenlace. 

En estos momentos los responsables de la misión afirman que están intentando reestablecer el contacto con la sonda y, por ejemplo, están desconectando todos los instrumentos a bordo para facilitar la comunicación con la sala de control. “Podemos confirmar que Athena está sobre la superficie de la Luna. Estamos apagando todos los sistemas que no sean estrictamente necesarios. Mientras, los paneles solares están cargando. Esperamos averiguar la orientación exacta de la nave para decidir cuáles son los siguientes pasos a seguir“, han afirmado los responsables de la misión poco antes de cortar la retransmisión.

Athena buscaba convertirse en la nave que más cerca lograra aterrizar del polo sur de la Luna. Según explican los impulsores de esta misión, se trata de un lugar estratégico en la búsqueda de reservas de agua, minerales lunares y, cómo no, recursos de cara a establecer futuros asentamientos lunares en el satélite terrestre. Para ello, la sonda llevaba varios instrumentos científicos para, por ejemplo, estudiar el subsuelo lunar, radiografiar el regolito de la zona, explorar los cráteres cercanos en busca de hidrógeno y realizar un mapeo de la región. Además, en colaboración con empresas como Nokia, también estaba previsto desplegar la primera red de telecomunicaciones interna en la Luna para facilitar la comunicación entre el módulo de aterrizaje y los demás instrumentos.

Los técnicos de la misión estudian qué ha podido ocurrir con la sonda, que pretendía aterrizar en el Polo Sur de la Luna

Esta misión también formaba parte del programa de carga comercial de la NASA (Commercial Lunar Payload Services, CLPS), una iniciativa que busca, por un lado, fomentar la participación de empresas privadas en la exploración lunar y, por otro, transportar instrumentos científicos de la agencia espacial directamente sobre el suelo lunar. Los impulsores de este programa afirman que este tipo de colaboraciones entre entidades públicas y privadas permite allanar el camino para futuras misiones tripuladas del programa Artemis, que en unos años pretende devolver a los humanos a la Luna tras más de 50 años de ausencia y, además, aspira a lograr los primeros pasos de una mujer fuera de nuestro planeta.

Nueva carrera lunar

El intento de aterrizaje de Athena muestra hasta qué punto se ha reactivado la carrera por “reconquistar la Luna” y cómo cada vez más actores, incluidas las empresas privadas, se están focalizando en enviar misiones al suelo lunar. Desde la década de 1970, tras las misiones Apollo, la exploración lunar había quedado en segundo plano hasta que hace un lustro se reactivaron los proyectos para llegar al satélite terrestre. Ahora, a diferencia de lo que se decía antaño, el objetivo ya no es llegar a la Luna sino ya se habla de “colonizarlo”, crear asentamientos humanos permanentes y hasta impulsar proyectos para extraer recursos y crear una nueva “economía lunar”.

Hace poco más de un año, en febrero de 2024, la misma empresa que ha liderado el vuelo de Athena intentó por primera vez posar una misión sobre la Luna. La historia fue bastante parecida. El vuelo de Odiseo fue bien pero, tras un primer estallido de éxito inicial, se confirmó que el módulo Odiseo había caído de lado y que, por lo tanto, no podía ejecutar su misión con éxito. En un primer momento se dijo que fue la primera misión privada en llegar a la Luna pero tras este fallo técnico acabó perdiendo la primicia. No fue hasta el pasado domingo, más de un año más tarde, que una sonda privada liderada por la empresa estadounidense Firefly Aerospace logró, esta vez sí, posarse con éxito sobre el suelo lunar.

Cortesía de El Periodico



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