Hay dolores que se notan y se nombran: el de cabeza, el de espalda, el de estómago. Y luego está ese otro dolor, más antiguo, más íntimo, más difícil de contar: el dolor de sentirse fuera de lugar, de no ser suficiente, de no tener con quién estar de verdad.
Es ese dolor —tan cotidiano como invisible— el que preocupa a David Pastor Vico. No es casualidad que, en su próxima charla, Vico no vaya a empezar hablando de salud mental, ni de psicología, ni siquiera de filosofía. Va a empezar hablando de dolor. Y de una idea que puede parecer provocadora: que buena parte del malestar que sufrimos hoy tiene que ver, sobre todo, con no tener amigos. Puedes apuntarte a la charla en este enlace.
El origen de los problemas: el dolor social
David Pastor Vico es filósofo, pero también es un observador casi clínico de las relaciones humanas. En su libro Ética para desconfiados dedica los últimos capítulos a un recorrido que empieza en el dolor y termina en la amistad. Porque antes de explicar cómo construir buenos vínculos, dice Vico, hay que entender por qué los necesitamos tanto.
Y la respuesta es sencilla: porque duele no tenerlos.
Ese dolor social —ese malestar que se cuela en la vida cotidiana sin hacer mucho ruido— es el que define muchos de los problemas emocionales de nuestro tiempo. No es casualidad que los índices de soledad no deseada se hayan disparado. Tampoco lo es que los jóvenes, que parecen más conectados que nunca, sean también los que más sienten que no tienen a quién llamar cuando están mal.
“Muchas veces el problema no es que las personas no quieran amigos —explica Vico en sus conferencias—, es que nadie les enseñó a tenerlos.”

¿Qué tiene que ver la amistad con la salud mental?
Más de lo que parece. Pero no la amistad de las redes sociales, ni la que se mide en número de seguidores, ni siquiera la que consiste solo en enviarse memes. Vico habla de la amistad como un espacio de refugio, de cuidado y de confianza mutua. Un espacio que, según defiende, hay que construir de forma consciente, porque no nace solo.
Epicuro es el primero que trabaja en profundidad la cuestión del dolor social y el remedio del dolor.
David Pastor Vico
En la charla que está a punto de dar, David Pastor Vico va a recuperar una enseñanza clásica, casi olvidada: antes de hablar de bienestar mental, hay que hablar de redes afectivas. Y antes de que existan esas redes, tiene que existir una cierta autosuficiencia.
Pero cuidado: aquí autosuficiencia no significa aislamiento. Ni encerrarse. Ni aprender a no necesitar a nadie. Significa otra cosa: ser lo suficientemente fuerte para poder sostener a otros. Tener los recursos —emocionales, vitales, prácticos— que permiten crear relaciones sanas y duraderas.

¿Cómo se entrena eso?
De eso irá también la charla. De las pequeñas prácticas que construyen comunidad. De las decisiones cotidianas que alimentan o debilitan los vínculos. Y, sobre todo, de una idea que atraviesa todo el pensamiento de Vico: nadie se salva solo.
Ese mensaje, tan sencillo y tan potente, puede parecer antiguo. Pero en un mundo que premia la autosuficiencia mal entendida, que convierte la independencia en aislamiento y la libertad en soledad, recuperar el valor de la amistad suena casi revolucionario.
Porque construir amistades de verdad —esas que aguantan las malas rachas, los desencuentros y los años— no es un lujo. Es una necesidad vital. Es, en palabras de Vico, uno de los mejores remedios contra el dolor social.
Una charla que no es solo teoría
Quienes conocen a David Pastor Vico saben que sus charlas no son lecciones académicas. Son más bien un diálogo, una invitación a mirar de otra manera lo que ya tenemos delante. Un espacio donde la filosofía se mezcla con las historias personales, el humor y las preguntas incómodas.
¿Tenemos amigos o solo conocidos? ¿Sabemos cuidar a los demás? ¿Sabemos pedir ayuda? ¿Qué hacemos cuando alguien nos necesita de verdad? ¿Nos atrevemos a estar presentes en lo bueno y en lo malo?
Son preguntas que no siempre tienen respuestas fáciles. Pero son las preguntas que nos acercan, que nos humanizan, que nos recuerdan que no vinimos a este mundo a competir, sino a compartir.

El detalle que lo cambia todo
Quizá por eso, en los capítulos finales de Ética para desconfiados, Vico no solo reivindica la amistad. También desmonta un mito muy extendido: el de que la autosuficiencia significa no necesitar a nadie.
Para Vico, ocurre justo lo contrario: solo quien está bien consigo mismo puede estar bien con los demás. Solo quien ha aprendido a gestionar sus propios dolores puede ayudar a otros a gestionar los suyos.
Por eso, más que una charla sobre la amistad, lo que propone David Pastor Vico es un recorrido por el dolor y sus remedios. Una guía práctica —filosófica, sí, pero sobre todo humana— para entender que ser autosuficientes no significa ser invulnerables. Significa ser capaces de acompañar y dejarnos acompañar.

Una invitación a estar juntos
En tiempos de hiperconexión digital y desconexión emocional, quizá lo más radical que podemos hacer es sentarnos a escuchar a alguien hablar de amistad. Y salir de allí con ganas de construirla.
La charla de David Pastor Vico será una oportunidad para hacerlo. Para pensar. Para reírnos un poco de nosotros mismos. Para recordar que no hay algoritmo que sustituya un abrazo. Y que, por muchas crisis que tengamos, por muchos miedos que nos atraviesen, por mucho dolor que arrastremos, siempre nos quedará el otro. Siempre nos quedará la amistad.
Referencias
- Ética para desconfiados: Filosofía esencial para sobrevivir a este mundo hostil (Ariel, 2023)
Cortesía de Muy Interesante
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