A casi dos meses desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, la Organización Mundial del Comercio (OMC) recibió tres reclamaciones de Canadá y China por sus medidas arancelarias, la misma cantidad que Joe Biden enfrentó durante toda su administración.
El organismo enfrenta esto en medio de una crisis de relevancia y eficacia, mientras intenta mantener su rol de árbitro en un escenario de crecientes tensiones comerciales. Su estructura fue diseñada para promover la cooperación multilateral, pero su funcionamiento depende de la voluntad de sus integrantes, quienes construyen la agenda sin estar sometidos a directrices impuestas por una autoridad central.
La Organización opera bajo el principio del consenso, lo que garantiza que todas las naciones tengan voz y voto en las decisiones. Sin embargo, esta estructura también provoca parálisis institucional en momentos críticos, sobre todo cuando los intereses de las principales potencias económicas chocan.
La guerra comercial desatada por el presidente Donald Trump evidencia las limitaciones de la OMC. Bajo su administración, Estados Unidos adopta un enfoque unilateral, con la imposición de aranceles a aliados y rivales por igual, con el argumento de proteger la industria nacional y combatir prácticas comerciales consideradas desleales, especialmente por parte de China.
“La realidad de la organización es que está en una situación complicada porque es muy difícil en este momento alcanzar consensos entre los miembros, la visión hacia dónde debe ir el sistema multilateral de comercio se fractura cada vez más”, explica Roberto Zapata, exembajador de México ante la OMC.
La molestia de EU
La postura de Estados Unidos refleja un malestar más profundo: la percepción de que la OMC no logra disciplinar a economías que Washington considera “no de mercado”, como China.
A pesar de ello, tanto EU como China figuran entre los principales contribuyentes financieros de la OMC, con aportaciones de 11.4% y 11.2%, respectivamente.
Marco Linscott, exrepresentante Comercial asistente de Estados Unidos para Asuntos de Asia Meridional y Central, destaca que el descontento de Estados Unidos es por la falta de reciprocidad en los niveles arancelarios, mientras que economías emergentes beneficiadas por el comercio con este país mantienen aranceles altos.
Los niveles arancelarios promedio varían drásticamente entre sus miembros. Estados Unidos mantiene un arancel consolidado promedio de 3.4%, mientras que la Unión Europea se sitúa en 4.9%. Por el contrario, China mantiene un promedio de 10%, Brasil de 31.4% e India de 50.8%.
En un artículo para la Fundación Hinrich, que promueve un comercio global mutuamente beneficioso y sostenible, Linscott sostiene que la OMC enfrenta una crisis de relevancia. El fracaso de la Ronda de Doha, iniciada en 2001 y colapsada en 2015, dejó pendiente la modernización de las reglas comerciales.
Mecanismo inoperante
Samantha Atayde, socia de RRH Consultores y quien fuera la abogada en jefe de las negociaciones del T-MEC por parte de México, explica que parte de la falla de la OMC es que su mecanismo de solución de controversias está parcialmente inoperante.
En el primer mandato de Trump, Estados Unidos bloqueó los nombramientos de los jueces que integrarían el órgano de apelación. Como resultado, cualquier país que recurra al mecanismo de solución de controversias de la OMC debe acordar con la otra parte el uso de mecanismos alternativos. De lo contrario, el caso queda en el limbo.
“El primer problema es la falta de un órgano de apelación funcional. El segundo problema es el tiempo que toma resolver los casos”, señala Atayde.
EU no saldrá de la OMC
Keith M. Rockwell, investigador principal de la Fundación Hinrich, señala en un análisis que, a pesar de las críticas, la salida de Estados Unidos de la OMC se vislumbra como improbable, ya que un abandono cedería el liderazgo global en la regulación comercial a China, una consecuencia que difícilmente aceptaría.
Los intentos de los miembros de la OMC por evitar conflictos con la nueva administración, al acelerar la reelección de la Directora General Ngozi Okanjo-Iweala, generaron malestar en Washington.
Rocwell dice que, desde Ginebra, varios observadores temen que Trump adopte medidas concretas que comprometan aún más la estabilidad de la organización. El exrepresentante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, propuso en un artículo de The New York Times la creación de un nuevo sistema comercial exclusivo para países con gobiernos democráticos y economías mayoritariamente libres.
Este planteamiento incluye una estructura arancelaria de dos niveles, con aranceles más bajos para los miembros del nuevo club y más altos para los países no democráticos o con políticas industriales agresivas.
Sin embargo, para el investigador, la propuesta de Lighthizer enfrenta un panorama desalentador porque, aunque numerosos miembros de la OMC muestran descontento con la organización, es difícil que abandonen la institución para unirse a un sistema liderado por un socio poco fiable.
Cortesía de Expansión
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