
Hay una miniserie en Netflix, The Residence (2025), en la que el Departamento de Policía Metropolitana de Washington D.C. asume el mando en el interior de La Casa Blanca por la comisión de un asesinato.
Este programa de televisión de Paul William Davies, creador de Scandal (2012), parte de lo que puede ocurrir con el mando al interior de la residencia presidencial en la capital de Estados Unidos ante un eventual hecho delictivo.
¿Se puede descartar que el presidente Donald Trump se inspiró en lo que vio en la tele para tomar el control del departamento de policía de Washington D.C. y ponerlo bajo control federal y de la Guardia Nacional?
El estilo impulsivo y poco convencional del liderazgo de Trump se parece mucho a una trama de ficción, como si se inspirara en un show televisivo para su toma de decisiones.
Esa forma de llevar las cosas de Donald Trump genera cierta resistencia institucional en la que muchos quieren creer que una vez que pasen los cuatro años de su segundo mandato, muchas de sus políticas tendrían que regresar a un cauce más lógico y tradicional de la política estadounidense. Pero que, por ahora, hay que resistir los 1,257 días que le restan de mandato.
Esa parece ser la lógica de muchos representantes de empresas que hoy buscan congraciarse con el republicano con el anuncio de grandes inversiones y la promesa de regresar sus producciones a territorio estadounidense, con la expectativa de que, en un futuro cercano puedan mantener sus estructuras diseñadas para el libre comercio global.
Los liderazgos carismáticos y populistas como los de Estados Unidos o México generan una base social suficiente para conservar el poder, pero el encanto de los iluminados no se traspasa y los herederos deben buscar sus propios espacios para gobernar, ahí es donde se abre una apuesta para la era post Trump.
Pero más allá de esperar a que todo pase con el tiempo, está la posibilidad de que Trump, como lo han hecho otros populistas, logre plantar sus políticas tan profundo que sea difícil el poder cambiarlas.
La semilla del MAGA (Make America Great Again) de Trump echa raíces, lo mismo en la Corte Suprema que en la Reserva Federal y seguro será muy cuidadoso de buscar un relevo presidencial que sea 90% lealtad, 10% capacidad.
Con el ejemplo de la toma del control de la policía de la capital estadounidense, más allá de saber si se inspiró o no en el streaming, puede ser el experimento para replicar la fórmula en otros cuerpos policíacos, sobre todo de las llamadas ciudades santuario.
Ahora, más allá de Trump, la economía estadounidense ha dejado ver algo que ha acabado con la confianza en otros países y es el hecho de que hay margen para que un país que se presumía con instituciones fuertes y políticas claras tiene espacio para los bandazos del gobernante en turno.
Hasta hoy, queda una esperanza en la institucionalidad de Estados Unidos, pero hay que ver que la primera potencia mundial se descubre con espacios habilitados para el autoritarismo.
¿Podrán las instituciones estadounidenses contener esas grietas o el estilo Trump de gobernar tendrá varias temporadas más?
Los liderazgos carismáticos y populistas como los de EU o México generan una base social suficiente para conservar el poder, pero el encanto de los iluminados no se traspasa.
Cortesía de El Economista
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