
Retirar obras de las bibliotecas no es un asunto exclusivo de regímenes dictatoriales. En las últimas semanas, la provincia canadiense de Alberta, con un Gobierno local de marcado corte conservador, ha sido escenario de una nueva polémica de este tipo. El propósito del Ejecutivo de la primera ministra Danielle Smith es que desaparezcan obras con contenidos sexuales de los estantes de las bibliotecas de escuelas primarias y secundarias. Sin embargo, un coro de protestas ha provocado la modificación de este plan.
El pasado cuatro de julio, el Ministerio de Educación de Alberta emitió una orden para las escuelas de la provincia que indicaba: “Las autoridades escolares deben retirar de sus bibliotecas todo material de carácter sexual explícito”. La orden mencionaba cualquier cualquier alusión al contacto con partes íntimas, con o sin ropa.
El ministro de Educación, Demetrious Nicolaides, señalaba en el documento la necesidad de “garantizar que los niños y estudiantes tengan acceso a materiales en las bibliotecas escolares que sean apropiados para su desarrollo”. El Gobierno de Danielle Smith ha mantenido desde hace algunos años choques con el ámbito educativo por diversos contenidos en materia de educación sexual; también respecto a iniciativas relacionadas con la comunidad LGTBIQ+.
La orden ministerial tuvo una repercusión discreta debido a que se emitió en pleno periodo de actividades veraniegas. Sin embargo, la cadena CBC publicó el 28 de agosto una lista de 226 obras que la Comisión Escolar de Edmonton planeaba retirar de las bibliotecas. En dicha lista figuraban, entre otros libros, El cuento de la criada, de Margaret Atwood, El color púrpura, de Alice Walker, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Las respuestas no demoraron por parte de varios padres de familia, que consideraron la medida como exagerada. Miembros de la comunidad literaria también mostraron su inconformidad, destacando dos mensajes de la escritora Margaret Atwood en redes sociales. Atwood publicó en un primer momento: “Hola, chicos. El cuento de la criada (¡el libro, no la serie!) acaba de ser prohibido en Edmonton. ¡No lo leáis, se os quemará el pelo! Comprad uno ahora antes de que lo quemen públicamente”. Posteriormente, la reconocida escritora canadiense difundió un relato corto en el que se mofaba de la decisión. En una parte de esta historia hablaba de “dos niños muy buenos” que “nunca se metían los dedos en la nariz, ni tenían movimientos intestinales, ni granos. Crecieron, se casaron entre ellos y tuvieron cinco hijos perfectos sin haber tenido nunca relaciones sexuales”.
Tras el escándalo, la Comisión Escolar de Edmonton indicó en un comunicado que la lista simplemente había respondido a los criterios dictados por la orden ministerial. El pasado 2 de septiembre, el Gobierno de Alberta anunció la suspensión temporal de este plan, a modo de conceder tiempo al personal del Ministerio de Educación para reformular algunos puntos. La primera ministra, Danielle Smith, subrayó que existieron “malentendidos” respecto a la interdicción de ciertos libros.
El lunes, el ministro de Educación publicó una nueva orden. El documento señala que únicamente serán retiradas aquellas obras con “representaciones visuales explícitas de actos sexuales” y no las que contengan descripciones textuales. Demetrious Nicolaides también indicó que las escuelas tienen hasta el 31 de octubre de este año para presentar su lista al ministerio de las obras que podrían ser purgadas de los estantes de las bibliotecas. El retiro de las mismas tendrá que llevarse a cabo a más tardar el cinco de enero. El Gobierno federal de Mark Carney no se ha pronunciado respecto al plan de las autoridades de Alberta, ya que la educación en Canadá es una competencia exclusiva de cada provincia.
Cortesía de El País
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