La reforma fiscal que no será

Técnicamente, y hasta por sentido común, la economía mexicana requeriría una reforma fiscal que aumente la base tributaria ante algunos problemas serios que ha traído el populismo.

FERIA DE SAN FRANCISCO

De entrada, la economía prácticamente no crece, el gasto asistencialista aumenta de manera exponencial y sin mucho control, las obras de infraestructura heredadas por López Obrador requieren de subsidios para su supervivencia, la corrección fiscal en marcha es tímida y limita el gasto productivo.

Además, en términos políticos la única ventana que tiene un gobierno para implementar cambios incómodos, como las modificaciones en los impuestos, es al inicio de la administración, cuando la luna de miel da márgenes de popularidad y resistencia para aplicar alguna medida impopular.

Sin embargo, estamos en un escenario en el que a la clientela electoral no se le toca ni con el pétalo de un IVA o algún otro gravamen que mejore la viabilidad de las finanzas públicas.

Fue interesante la discusión que se generó entre el líder de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, y la propia presidenta Claudia Sheinbaum. El legislador dijo en noviembre del año pasado que México necesitaría pronto una reforma fiscal profunda.

Pero en el diccionario del buen populista latinoamericano, aquello de reforma fiscal aparece al nivel de otros “insultos” como capital privado, o reforma energética. Son las banderas que han usado toda la vida para crecer desde la oposición y que se convierten en políticas de gobierno impensables, aunque sean urgentes.

Así que lo que le quedó al diputado Monreal fue negar sus propias palabras sobre una necesaria reforma fiscal y como un guiño reparador con la Presidenta, prometió todo su empeño legislativo en la reforma electoral que quiere la mandataria a partir de febrero.

El anzuelo que usaban algunas voces del oficialismo para tratar de mover un cambio tributario era el trillado tema de la progresividad en los impuestos indirectos, para no mover ni un milímetro el impuesto directo más importante de la economía que es el IVA.

La tentación de los impuestos especiales o gravar las herencias, por ejemplo, siempre estarán presentes en la retórica de la izquierda, pero la eliminación de las exenciones en los impuestos al consumo son la verdadera reforma fiscal. La reforma fiscal imposible.

En menos de dos semanas se tienen que presentar por ley los Criterios Generales de Política Económica y las iniciativas de Ley de Ingresos y de Presupuesto de Egresos, y esa es la oportunidad de presentar una reforma o al menos una Miscelánea Fiscal.

Queda espacio para aumentar la fiscalización a los contribuyentes, el combate a la corrupción gubernamental es un área inexplorada, el funcionamiento de las aduanas también daría márgenes sobre todo con los nuevos aranceles a los productos asiáticos. Pero cambios tributarios, tarde o temprano, podrían ser necesarios.

Así, en menos de dos semanas conoceremos cuál es la visión fiscal del gobierno federal para el 2026, con los Criterios Generales de Política Económica como base, sabremos los alcances de la Miscelánea Fiscal que planteen y se dará por concluida cualquier discusión de una eventual reforma fiscal para el próximo año.

El líder de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, dijo en noviembre del año pasado que México necesitaría pronto una reforma fiscal profunda.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de El Economista



Dejanos un comentario: