La rusa que ofrece paseos turísticos en Petare, la barriada popular más grande de Venezuela

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

En lo alto de una colina en el este de Caracas, cuatro turistas rusos se deleitan con las vistas panorámicas de la ciudad que ofrece Petare, la barriada más grande de Venezuela y que por mucho tiempo fue también considerada una de las más peligrosas.

Les impresionan las construcciones y el urbanismo de la localidad, así como el estilo de vida de los locales, la calidez con la que los reciben y lo diferente que es de todo lo que han visto anteriormente.

“En Rusia no hay nada que se parezca a esto. Estas escaleras tan estrechas, las casas tan coloridas y una encima de la otra. Es impresionante”, cuenta Elena Kopeikina mientras baja por unas empinadas escaleras y completamente ajena a los problemas que, como a muchos barrios populares de Venezuela, afectan a Petare.

Esta mujer y su esposo, quienes visitan Petare desde Vólogda -una ciudad a unos 500 km al norte de Moscú-, admiten que no sabían mucho de Venezuela antes del viaje, por lo que no tenían ninguna expectativa.

“Me enteré de que podía viajar aquí hace dos semanas. Lo vi en las redes sociales y me pareció que era un lugar que me gustaría visitar, y aquí estamos”, cuenta Elena a BBC Mundo con una gran sonrisa.

“Me gusta. El clima es genial, el mar igual, y esto…”, añade apuntando con los brazos a los barrios de Petare que la rodean. “Nunca he visto nada así. He visitado 36 o 37 países y Venezuela me ha dejado impresionada”.

La pareja llegó al país sudamericano gracias a Elena Tseluiko, una rusa de 40 años que trabaja como guía turística en Venezuela desde hace casi dos años.

Su amor por la cultura latina comenzó en su Siberia natal, en donde fundó dos escuelas en línea para enseñar español y ruso.

Elena Tseluiko en Petare.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

También en Rusia conoció a un venezolano que se convertiría en su esposo, lo que reforzó el deseo de cumplir su gran sueño: conocer América Latina.

“El primer día que vine a Caracas, mi esposo me preguntó: ‘¿A dónde vamos, a la playa?’. Yo le dije: ‘No, llévame a Petare'”, se ríe.

“Él me preguntó por qué quería ir a Petare… Yo ya vi playas, vi montañas, vi todo eso en mi vida. Pero nunca había visto un barrio”, prosigue.

Una vez en Venezuela, abrió cuentas en Instagram y blogs en los que publicaba fotos y anécdotas en ruso de sus viajes por el país.

“Muchos rusos comenzaron a contactarme para que los ayudara con sus viajes a Venezuela y luego pensé que sería una buena idea montar mi propio negocio para difundir el turismo y mostrar lo bonito que es este país“, relata la siberiana, que ha adoptado un leve acento venezolano.

Después de vivir juntos en Rusia por cuatro años, Elena y su esposo decidieron mudarse a Venezuela después de la pandemia.

Desde 2021, el gobierno de Rusia, gran aliado del presidente Nicolás Maduro, y el ministerio de Turismo de Venezuela han firmado diferentes convenios para impulsar la llegada de turistas rusos a Venezuela, especialmente a la isla de Margarita.

Actualmente la mayoría de los rusos llegan en vuelos chárter de Moscú a Porlamar, una ciudad bañada por el Caribe en la isla de Margarita. Algunos se quedan ahí, pero muchos continúan con un recorrido por otras partes del país.

“Yo ofrezco viajes a los lugares más emblemáticos de Venezuela: a Canaima, el Delta del Orinoco, el relámpago del Catatumbo, Los Roques, Morrocoy”, recuenta Elena.

Snezhana, una turista de Moscú, dijo estar impresionada por cómo las guacamayas iban y venían a la terraza.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

“Lo más popular actualmente, aparte de Margarita, son las excursiones a Caracas y de ellas el recorrido de Petare es de lo más llamativo“, dice.

Pese a sus playas paradisiacas y la diversidad de sus paisajes, Venezuela nunca ha sido un gran destino turístico. Y la crisis política y económica que atraviesa el país no ha hecho sino empeorar la situación.

Muchas aerolíneas internacionales cesaron sus operaciones en el país, y varios países desarrollados, que son los mayores emisores de turistas en el mundo, desaconsejan a sus ciudadanos viajar a Venezuela, a menos que sea “estrictamente necesario”.

Desde 2018, uno de los peores años de la crisis debido a la hiperinflación, el sector turístico se ha recuperado.

Según el ministerio de Turismo, 1,3 millones de turistas internacionales visitaron Venezuela en 2023.

Aunque es una cifra menor a los más de 5,86 millones que llegaron a Colombia y a los 5,9 millones que visitaron Brasil, países con los que comparte frontera, esta cifra es alta para una nación con poca cultura turística y que ha expulsado a varios millones de sus habitantes por la crisis económica y política.

Aunque Elena se queja de la poca frecuencia y la poca fiabilidad de los vuelos hacia y desde Venezuela, prefiere -al igual que los visitantes rusos- no hablar de política ni de la situación económica del país.

Los turistas rusos en una vivienda a medio construir en Petare y con la cordillera del Ávila al fondo.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

“Bienvenidos a Venezuela”

El tour por Petare es personalizado y varía, pero comúnmente comienza con un desayuno típico venezolano con arepas en una terraza rodeada de guacamayas, en el acomodado barrio de Las Mercedes, en el este de Caracas.

Al llegar al casco colonial de Petare, la parte baja de la barriada, los espera un grupo de mototaxistas habitantes de la zona. Ellos se encargan de trasladar a los turistas a diferentes puntos del sector.

La primera parada en Petare es la casa de Nereida, quien con alegría abre su vivienda a los rusos que visitan Petare.

Cuando llegamos a su casa, ubicada en el Barrio Unión, estaba terminando de maquillarse apresuradamente: “Una tiene que estar presentable y bonita para recibir a los visitantes”, dice la señora de 58 años con una sonrisa contagiosa.

Afirma que anteriormente era muy raro ver turistas en el barrio y que nunca en su vida conoció a un turista ruso en Petare.

“Es nuevo. Tengo dos años recibiendo a los rusos aquí en mi mirador turístico, en mi propia casa”, añade con orgullo.

Esta parte del tour consiste en hablar de la historia de Petare, del día a día de sus habitantes y de cómo ha cambiado el sector en los últimos años.

“Estoy muy feliz, porque tengo a toda esta gente maravillosa en mi hogar, que es bendecido por la visita de cada uno de ustedes”, comienza Nereida dirigiéndose a los turistas, quienes no hablan español pero escuchan una traducción simultánea que ofrece Elena.

Nereida recibe a los turistas rusos en su casa y les habla de Petare.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

“Bienvenidos a Venezuela. Venezuela no es guerra ni droga. Aquí hay educación, cultura y hay personas bellas que le abrimos las puertas a todo el que viene”, prosigue su discurso.

Petare se extiende por kilómetros a lo largo y ancho de una serie de colinas en el este de Caracas con decenas de calles y un interminable número de escaleras extremadamente estrechas e inclinadas.

Nereida trabajó en el pasado como docente, comerciante y ahora recibe una pensión, pero planea seguir beneficiándose del turismo.

La alegría contagiosa que desprende desde que llegamos se evapora momentáneamente cuando una turista le pregunta el ingreso mensual que recibe como pensionada.

130 bolívares (US$3)”, responde, mientras combate las lágrimas e intenta cambiar de tema.

El deseo de Nereida es que lleguen más turistas, pues afirma que contribuyen a la economía local.

Además de ella, los mototaxistas, los comercios locales y del casco colonial también se benefician de la llegada de turistas.

“Muchos visitan el casco histórico y compran artículos para comer ahí mismo o para llevar, así que mientras más turistas lleguen, mejor para la economía“, señala.

Nereida charlando con el grupo de turistas en su casa.

Fuente de la imagen, BBC Mundo

Problemas de servicios

Petare, donde se estima que viven más de 700.000 personas, es uno de los barrios pobres más grandes de América Latina y solía ser uno de los más peligrosos.

La criminalidad era tal que en 2013 el gobierno venezolano decidió utilizar al ejército para combatir la violencia y envió tropas a la barriada.

Aquel año Venezuela registró 24.763 muertes violentas, según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), con una tasa de homicidios récord de 79 por cada 100 mil habitantes que lo convertía en uno de los países más peligrosos del mundo.

Petare era uno de los focos más grandes de violencia, pero tanto los locales como las estadísticas sugieren que la inseguridad ha disminuido considerablemente.

De acuerdo a la misma fuente, Venezuela cerró el año 2023 con 6.973 muertes violentas, una disminución de 25 % con respecto a 2022 y del 72% frente a 2013.

Turistas en motos bajando por una colina.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

Las autoridades dan cifras incluso más prometedoras. Según el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), Venezuela acumulaba hasta noviembre de 2024 una tasa de 3,49 homicidios por cada 100.000 habitantes.

El gobierno venezolano atribuye la disminución de la inseguridad a operativos a gran escala que realizan las fuerzas de seguridad contra los grupos criminales que han sido denunciados por violaciones a los derechos humanos por asesinatos y detenciones extrajudiciales.

Pero analistas sugieren que la emigración y la “pérdida de oportunidades para el crimen” también han jugado un papel en la disminución.

Independientemente de las estadísticas, los petareños sostienen que se sienten mucho más seguros que en años anteriores.

Luz Mely Reyes, periodista, escritora y analista venezolana nacida y criada en Petare, destaca que la barriada no es una zona uniforme.

“Tiene muchos sectores y barrios y en unos hay más avances, en otros hay menos”, le dice a BBC Mundo.

“Pero en realidad todos sufren de los mismos problemas en servicios. Por ejemplo, problemas de agua directa, transporte público, acceso a la salud en el barrio”, prosigue.

“Lo positivo es que ser de Petare o haber nacido allí ha perdido la connotación de marginalización que siempre tuvo y ahora incluso se ha puesto de moda visitar barrios pobres integrados a la vida de la ciudad”.

Pese a la cercanía, tradicionalmente muchos caraqueños de clase media y alta han evitado y aún evitan visitar barrios populares como Petare, por donde ahora pasean algunos turistas rusos.

Reyes señala que en algunos sectores continúa “gobernando la criminalidad”.

“Me preguntan si hay ascensores”

En el segundo mirador del tour, los rusos se toman selfies con la emblemática cordillera del Ávila al fondo, la gran montaña que separa a la capital venezolana del mar Caribe, y comparten historias sobre las otras partes del país que han visitado.

Los petareños locales no se inmutan. Parecen estar ya acostumbrados a los visitantes extranjeros.

“Los turistas ven fotos de Caracas y siempre me piden que quieren ir a los barrios. Me dicen que en todos los países hay ciudades, iglesias y edificios, pero barrios así no hay“, explica la guía del tour, Elena Tseluiko.

“Desde lejos se ven como si las casas estuvieran unas encima de las otras. Me preguntan si hay ascensores y cómo hace la gente para subir de una casa a otra, cómo hacen con la luz, la basura y las tuberías, porque desde lejos no se ven las escaleras ni tampoco se ven las calles”, añade, en una muestra de que hasta los turistas más ajenos ven las dificultades de la vida en este barrio.

Maria, una joven de Moscú de 23 años, acabó en Venezuela con su mamá por razones similares a Elena Kopeikina y su esposo.

Les gustaron las publicaciones de Elena Tseluiko o “Elenita”, como la conocen en Venezuela, y pensaron que lo pasarían bien en el país sudamericano.

Además de las playas y los paisajes, lo que más le gusta es la gente: “Todos son muy amables”, comenta Maria.

Utiliza tres palabras para describir Petare: “Colorido, fascinante y diferente”.

Elena con un grupo de turistas.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes / BBC Mundo

Desde la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, muchos rusos han tenido que modificar sus viajes al extranjero.

Debido a las sanciones, les resulta mucho más difícil obtener la aprobación de visados ​​de viaje, que además se han vuelto más caros y burocráticos, además de que a las compañías aéreas rusas se les ha prohibido volar sobre el espacio aéreo de la Unión Europea o Reino Unido.

Hoy en día, son pocos los rusos de clase media que se pueden dar el lujo de visitar los destinos turísticos más populares de Europa.

Sin embargo, millones de rusos siguen viajando al extranjero. Desde 2022, los turistas rusos viajan en cantidades récord a destinos como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Tailandia, y Turquía.

Venezuela, gran aliado político de Moscú, también parece estar beneficiándose.

“Un país perfecto”

Otro momento del recorrido es la visita a la Cruz de El Morro, un monumento ubicado en lo más alto de Petare.

A algunas de las motos les cuesta llegar hasta allí, porque a medida que subimos las calles se vuelven cada vez más inclinadas.

Es uno de los puntos más altos del este de Caracas, por lo que ofrece vistas panorámicas hacia el Ávila, el centro y el sureste de Caracas, y a otros barrios de Petare.

De ahí, descendemos hacia el casco histórico en donde culminamos el recorrido con una visita al Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, una institución que promueve el arte popular venezolano.

Jorge Romero, un artista que trabaja en el museo, describe algunas de las obras y dice que en el último año ha visto un aumento en el número de visitantes extranjeros.

“Antes casi que exclusivamente venían sólo venezolanos a Petare, pero eso está cambiando poco a poco. Ayer vino al museo un turista alemán que hablaba muy bien español”, cuenta.

Dos turistas con el barrio de Petare al fondo.

Fuente de la imagen, Norberto Paredes

Luego de la visita al museo, Elena lleva a los turistas a conocer otras zonas de Caracas.

La guía asegura que Venezuela es “un país perfecto” por su gente, el clima, la naturaleza y sus paisajes, por lo que hay mucho potencial turístico.

Pero dice que hay cosas que deben mejorar si se quiere impulsar el turismo.

“Hay problemas de logística. Pocos vuelos o retrasados, problemas de logística de transporte público, terrestre y marítimo. A veces también hay problemas con la gasolina”, explica sin querer profundizar en las causas económicas.

“También es difícil comprar boletos o pasajes en algunas páginas. A un extranjero que llega al país se le dificulta mucho moverse”.

Afirma que igualmente en Petare “hay mucho potencial” turístico: “Es grande y tiene sitios muy bonitos, la gente es amable y te recibe bien. Pero hace falta promocionar el lugar”.

Elena sugiere que Petare podría seguir el ejemplo del proceso de apertura al turismo de la Comuna 13 de Medellín, en Colombia.

Medellín convirtió su transformación social en uno de sus principales atractivos turísticos y ha desarrollado una amplia gama de productos turísticos, como los tours por sus barriadas, algunas de las cuales hoy están llenas de arte y cultura.

Elena cree que para desarrollar el potencial turístico de Venezuela hay que derribar mitos, como el que sugiere que en los barrios pobres “vive gente mala”.

“Los extranjeros no los ven de esta manera y quedan sorprendidos, porque son tranquilos, la gente es muy amable y hay curiosidad de ambas partes”.

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Cortesía de BBC Noticias



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