
Fue inspirada en la teoría del Barón de Montesquieu -Charles Louis de Secondat-, juez, literato, historiador y filósofo político francés, que en México se formalizó la separación de poderes en la Constitución política de 1824, donde se establece la división del Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y que se consolidó en la Constitución de 1917 -en el Artículo 49-, donde se establece en su Capítulo I que “El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. No podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión”. Se establecen concretamente las bases para evitar la concentración de poder, garantizando el equilibrio.
En México conocemos nuestra realidad sobre la separación de poderes, que si bien es cierto nunca ha sido perfecta, pero se aparentaba una separación que en algunos casos era real, pero en la mayoría era ficción. Hoy, nuestra realidad es otra completamente. La geografía política de poderes se ha mezclado e integrado en un solo ente y con descaro se presume y pregona su fusión.
El lunes por la tarde, el diputado federal Ricardo Monreal Ávila, presidente de la junta de coordinación política de Morena, salió en defensa de la Presidenta Claudia Sheinbaum -durante una entrevista radio en Grupo Fórmula- sobre la percepción -en algunos sectores de la sociedad- de que en su mensaje del primer informe de gobierno emitido el lunes, dio la impresión de que se trataba del séptimo informe de Andrés Manuel López Obrador -así lo percibimos y manifestamos en la reflexión de ayer que se tituló: ¿Quién gobierna?-. Monreal dijo que eso “es una falta de respeto”.
“La conozco -a Claudia Sheinbaum- porque convivo con ella cada 8 días, revisamos la agenda legislativa, en un afán de colaboración de poderes. Y es una falta de respeto que se le diga que es un séptimo año del presidente López Obrador. Yo creo que ella tiene aplomo, carácter, inteligencia y dependencia en el ejercicio de gobierno. Yo la he visto muy firme… Ha sido una sorpresa para sirios y troyanos, para propios y extraños que haya vencido la hostilidad con inteligencia y aplomo”.
La inspiración de Montesquieu -sobre la separación de poderes-, formalizada en la Constituciones de 1824 y consolidada en la de 1917, quedó en eso, solo en una inspiración y en letra muerta en nuestra Carta Magna.
Usted, ¿qué opina?
Cortesía de El Informador
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