
Treinta sitios culturales y naturales, entre ellos de Panamá, Brasil y México, sabrán esta semana si formarán parte del Patrimonio Mundial de la Unesco, cada vez más amenazado por el cambio climático y los conflictos.
La Ruta Colonial Transístmica de Panamá, la Ruta Huichol de México y el Parque nacional Cavernas do Peruaçu de Brasil forman parte de las candidaturas examinadas por la edición en curso del Comité del Patrimonio Mundial.
Te puede interesar
Esta sesión “debe más que nunca cumplir su promesa, la de un multilateralismo tangible, decidido, donde la cultura juega un papel importante para responder a los desafíos actuales, ya sea el cambio climático o las heridas de la guerra”, según la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.
Las amenazas climáticas se multiplican y “casi tres cuartas partes de los sitios del patrimonio mundial ya enfrentan riesgos hídricos graves, como escasez de agua o inundaciones”, alertó, mencionando también la presión relacionada con el “sobreturismo, cuya denuncia se intensifica en todo el mundo”.
De los 56 bienes actualmente inscritos en la lista del Patrimonio Mundial en peligro, “la mitad lo están debido a las consecuencias directas de los conflictos”, agregó la directora general de la Unesco, cuyo mandato finaliza a finales de año.
Más de 1,200 sitios culturales, naturales y mixtos forman parte actualmente del Patrimonio Mundial.
Muchos de los sitios propuestos este año para su inclusión tienen un vínculo con la prehistoria, como los alineamientos megalíticos de Carnac, en el oeste de Francia, e incluso la candidatura natural brasileña, que cuenta con cuevas decoradas con pinturas rupestres.
México propuso la ruta precolombina de Huichol que cuenta con decenas de sitios naturales sagrados a lo largo de 500 kilómetros por el centro-norte del país, entre ellos el de Wirikuta.
La Ruta Colonial Transístmica de Panamá también busca su reconocimiento por la Unesco como elemento central entre los océanos Pacífico y Atlántico en el sistema de comercio desarrollado por España entre los siglos XVI y XIX en sus dominios coloniales.
Cortesía de El Economista
Dejanos un comentario: