La verdad es una víctima más en Gaza  

Las guerras deparan unanimidades indestructibles. Una de ellas resulta demasiado antigua: la primera víctima es la verdad. Hoy en Gaza ese concepto se profundiza y reactualiza. Se interna por dos vías paralelas. La primera es la censura que impone Israel en la Franja y los territorios que va ocupando. La segunda se extiende por los medios de Occidente que silencian o maquillan el genocidio en curso sobre el pueblo palestino.

A quince meses del 7 de octubre de 2023 cuando Hamas lanzó su operación Inundación de al Aqsa, el balance para la prensa señala 201 periodistas asesinados, la inmensa mayoría mientras trabajaba. Sus muertes han sido la consecuencia más trágica de la política de silenzio stampa escrita con sangre que aplica el régimen de Benjamin Netanyahu. Aunque es el principal censor, no es el único.

En Israel la mordaza a los medios se encuadra bajo el marco regulatorio de una ley aprobada en el Parlamento en noviembre de 2023 y ratificada en abril de 2024 por amplia mayoría (71 a 10 votos en la Knesset). Se ampara en que informar podría constituir el presunto delito de “dañar la seguridad del Estado”. Esta norma ya la sufrió la qatarí Al Jazeera cuando fue clausurada porque sus periodistas emitían noticias las 24 horas desde la propia Franja. Varios de los suyos terminaron asesinados en ese pequeño territorio que hoy parece la superficie lunar. Los últimos cinco el 26 de diciembre pertenecían al canal Al Quds: Fadi Hassouna, Ibrahim al Sheikh Ali, Mohammed al Ladah, Faisal Abu al Qumsan y Ayman al Jadi.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) acaba de tomar una medida de censura semejante contra Al Jazeera bajo la acusación de emitir contenidos que alientan la “desinformación”. Suspendió sus transmisiones por “incitar a la sedición” mientras la ANP combate a milicianos de Hamas en la ciudad de Yenín, al norte de Cisjordania. La represión en la zona está en sus manos después de la retirada del ejército israelí en septiembre último.

Reporteros sin Fronteras

Ya lo había denunciado el año pasado Rebeca Vincent, directora de campañas de Reporteros sin Fronteras: “Estamos consternados por las acusaciones infundadas de las fuerzas israelíes, que imputan a Al Jazeera y a sus periodistas una vinculación con grupos terroristas. Es evidente que se trata de una represalia por la cobertura continuada que el medio qatarí hace de la guerra en Gaza, mientras las autoridades israelíes intentan eliminar sistemáticamente a los periodistas y el periodismo en el enclave palestino y sus alrededores”.

Sobre la tierra yerma en que solo quedan escombros, donde el 90 por ciento de la población se vio forzada a evacuarse y ya son más de 45 mil los palestinos muertos y decenas de miles los que yacen bajo ruinas humeantes, los cascos y chalecos celestes con la palabra press no fueron respetados por las fuerzas de ocupación y sí son un blanco más. En la página oficial de Reporteros sin Fronteras (RSF) pueden verse las fotos de cronistas, fotoperiodistas y productores asesinados por las bombas y metralla del ejército israelí. La inmensa mayoría era muy joven. “Una masacre sin precedentes”, tituló RSF su informe de 2024.

Un dato que suele pasar inadvertido es que el bloqueo total a Gaza sigue impidiendo a los periodistas internacionales informar desde la Franja. Los videos que llegan a Occidente desde Palestina provienen de las redes sociales donde la censura también domina el paisaje. Solo TikTok admitió en un informe publicado el 2 de octubre pasado que había retirado 4,7 millones de videos y suspendido 300 mil retransmisiones en directo entre el 7 de octubre de 2023 y el 15 de septiembre de 2024. El argumento fue que promovían a Hamas, desinformaban o incitaban al odio.

En esta cruzada contra la prensa en zona de conflicto, el régimen de Netanyahu llegó a incautar equipos de la agencia estadounidense AP porque transmitían imágenes desde la ciudad israelí de Sderot. La reacción inmediata de EE.UU. hizo que los recuperaran. En aquel momento, el líder de la oposición al primer ministro, Yair Lapid, posteó en X un concepto como mínimo polémico: “Esto no es Al Jazeera, es un medio de comunicación estadounidense que ha ganado 53 premios Pulitzer”.

La guerra asimétrica que emprendió Israel contra la Franja de Gaza primero, el sur del Líbano, Cisjordania y la desmembrada Siria, se acompaña además de una férrea censura contra su propio sistema de medios. El diario Haaretz, pese a que está sujeto al mismo sistema de control del gobierno de ultraderecha, se las ingenió para publicar investigaciones basadas en el testimonio de soldados que fueron enviados al frente.

Owen Jones, un periodista de investigación británico que escribe en The Guardian detalló en un artículo cómo opera la represión a los medios del régimen que lidera Netanyahu: “Lo que es aún más inquietante es que las revelaciones de Haaretz han pasado por una censura militar. Eso no sólo significa que no tenemos ni idea de lo que impide la censura, sino que también significa que tenemos más posibilidades de leer sobre los crímenes de Israel en los medios censurados que en los medios occidentales”.

Owen señala en un trabajo de su autoría publicado en Drop Site News, que la cadena pública británica BBC intenta “diluir todo lo que sea demasiado crítico hacia Israel”. Basado en el testimonio anónimo de trece periodistas que pasaron por el medio o aún continúan trabajando ahí, detalló que el informe de Amnistía Internacional sobre la práctica de genocidio de Israel en Gaza “no fue cubierto en los principales programas de noticias de la BBC: News At One, News At Six o News At Ten de BBC One, o su principal programa de actualidad, Newsnight de BBC Two”.

La BBC tiene un sitio web de noticias que superó los 1.100 millones de visitas sólo en mayo pasado, según Owen. También se proclama a sí misma – según el periodista – como “el proveedor de noticias internacionales más fiable del mundo”. El investigador considera que un editor de la cadena, Raffi Berg, es el responsable de la cobertura condescendiente con Israel, apoyándose en uno de los ex trabajadores de la BBC que no menciona por su nombre. Según el sitio Jewish News, un diario gratuito destinado a la comunidad judía londinense, Berg estaría estudiando iniciarle acciones legales a Owen.

El primero es autor del libro Espías del mar Rojo, una investigación basada en el operativo encubierto que llevó adelante el Mossad en la década del ’80 para rescatar a miles de judíos etíopes atrapados en campos de refugiados en Sudán y evacuarlos a Israel. También escribió una documentada nota reciente sobre los ataques de Israel con beepers y walkie-talkies en el Líbano que mataron al menos a 37 personas, incluidos dos niños, además de herir a más de 3400. Dos agentes del servicio secreto israelí citados por el periodista de manera anónima, contaron cómo fue toda la operación que el máximo responsable de Derechos Humanos en Naciones Unidas, Volker Turk, definió como “un crimen de guerra”.

[email protected]

Cortesía de Página 12



Dejanos un comentario: