A lo largo de la historia, los seres humanos hemos logrado convertir en campo de batalla casi cualquier evento. Este impulso bélico se ha manifestado en múltiples contextos, tanto en los espacios políticos y geográficos como en la existencia de los seres vivos en general. Así, en los contextos de guerra, los animales se han reclutado, sacrificado o abandonado para servir los intereses de los ejércitos. Al mismo tiempo, estos animales han demostrado una capacidad asombrosa para resistir y adaptarse. Exploramos las historias de varios animales que, en el fragor de los mayores conflictos bélicos del siglo XX, no solo sobrevivieron al caos humano, sino que personificaron la resiliencia de la vida frente al horror.
Entre escombros y alambradas: supervivencia en los zoológicos
El zoo de Berlín: entre ruinas y salvación
Durante la Segunda Guerra Mundial, el zoológico de Berlín sufrió varios ataques aéreos devastadores. De los más de 4.000 animales que albergaba en 1939, solo 91 sobrevivieron tras los bombardeos de 1943 y 1944. La imagen de la elefanta asiática Siam caminando entre ruinas tras un ataque aéreo se convirtió en un símbolo de resistencia. Esta escena resume la tragedia de muchos zoológicos europeos: de centros de cautiverio pasaron a ser espacios de exterminio involuntario.
Los intentos por salvar esto animales a menudo desembocaron en actos desesperados. En Varsovia, los cuidadores del zoológico escondieron animales en sus casas o los liberaron en los bosques. La lucha por preservar la vida animal, incluso en un contexto de destrucción masiva, reflejaba un impulso ético y afectivo profundamente humano.
La historia del zoo de Londres
En el Reino Unido, se tomaron decisiones preventivas de gran calado para proteger tanto a los animales como a la población civil. El zoológico de Londres sacrificó a ciertos ejemplares considerados peligrosos, como reptiles venenosos o grandes carnívoros, en caso de que un bombardeo los liberase. Aunque pragmática, esta medida también revela la tensión moral entre el deseo de velar por la seguridad se la población y la compasión por los seres vivos no humanos.

Mascotas en guerra: vínculos que desafían la muerte
Gatos bajo las bombas
En Londres, muchas familias se negaron a separarse de sus gatos durante el Blitz. Estos animales, además de ofrecer su compañía, también ayudaban a controlar las plagas de ratones en los refugios antiaéreos. Uno de los casos más emblemáticos lo protagonizó Faith, una gata que salvó a sus crías al trasladarlas a una iglesia antes de que esta fuera destruida por una bomba.
Perros que cruzan las trincheras
Durante la Primera Guerra Mundial, los perros fueron empleados como mensajeros, centinelas y rescatistas. El más célebre de ellos fue Stubby, un perro mestizo estadounidense que participó en 17 batallas y fue ascendido a sargento. Su historia, ampliamente difundida en la prensa de su tiempo, encarnó la figura del “héroe de cuatro patas” y consolidó una visión de los animales como agentes activos en la guerra, no meros instrumentos.

Rehenes del espectáculo: el circo en tiempos de guerra
También los animales circenses sufrieron las consecuencias del conflicto. El caso de Topsy, una elefanta de circo evacuada en tren durante los bombardeos en Italia, pone de relieve el desconcierto de ver animales exóticos cruzando ciudades devastadas. Estos traslados caóticos, motivados por el deseo de salvar valiosos ejemplares o incluso para continuar los espectáculos bajo las bombas, exponen la absurda testarudez humana en medio del desastre.
En otros casos, el espectáculo continuó como forma de resistencia cultural. Algunos circos siguieron presentando sus espectáculos en refugios o zonas rurales, donde los animales sobrevivientes desempeñaban su rutina ante un público al borde del colapso que necesitaba una fugaz ilusión de normalidad.
Resiliencia salvaje: fauna en zonas de combate
Chernóbil: el regreso de los salvajes
Uno de los episodios más sorprendentes de la resiliencia animal ocurrió en Chernóbil. Aunque la catástrofe nuclear de 1986 obligó a evacuar a la población humana, numerosas especies animales se establecieron y proliferaron en la zona de exclusión. Lobos, caballos salvajes, jabalíes y aves migratorias ocupan ahora un espacio libre de la intervención humana. Este fenómeno ha sido interpretado por biólogos y ecologistas como un experimento involuntario de rewilding o resilvestración.
A pesar de los niveles de radiación, los animales de Chernóbil prosperan en un entorno que, paradójicamente, es menos hostil que el del contacto humano. Este escenario plantea interrogantes sobre la relación entre el desarrollo humano y la ecología.
Hiroshima: los peces que volvieron
Después de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima en 1945, se creyó que la vida en el río Ota había desaparecido por completo. Sin embargo, al poco tiempo, los peces comenzaron a reaparecer en sus aguas. Este retorno se interpretó en Japón como un signo de esperanza, y algunos de esos pecesse mantuvieron con vida durante décadas como símbolos de paz. La capacidad de la vida acuática para regenerarse en un ambiente tan devastado demuestra cómo la naturaleza puede abrirse camino incluso en las condiciones más extremas.

Animales y memoria: lo que recordamos, lo que olvidamos
Monumentos vivos
En los últimos años, han proliferado los memoriales dedicados a los animales que participaron en guerras. El Animals in War Memorial de Londres, por ejemplo, rinde homenaje a todos aquellos que, como reza su inscripción, “no tuvieron elección”. Estos monumentos no solo reconocen el sufrimiento animal, sino que también cuestionan nuestra concepción del heroísmo, el deber y la lealtad desde una perspectiva interespecies.
Las ausencias del relato histórico
Sin embargo, muchas de estas historias aún permanecen al margen de la memoria colectiva. Los archivos militares rara vez registran el destino de los animales involucrados en el conflicto, y la historiografía tiende a centrarse en los aspectos humanos del conflicto. A pesar de ello, cada vez más investigaciones y obras culturales —documentales, novelas, ensayos— reivindican la importancia de estos actores silenciados de la guerra.
Las historias pprotagonizadas por animales ponen en cuestión la mirada antropocéntrica del conflicto y nos invitan a reconocer a los animales como víctimas, testigos y, en ocasiones, protagonistas de la historia. Frente al horror, la vida no se retira: resiste, se adapta, se transforma. Como símbolo y como realidad, la presencia animal en medio de la guerra revela que, incluso en los momentos más oscuros, la vida se abre camino.
Referencias
- Sánchez, David, 2024. Animales de combate. Madrid: Pinolia.

Cortesía de Muy Interesante
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