Larvaterapia es el tratamiento ancestral que cura heridas con larvas de mosca


En una era dominada por la alta tecnología médica y la resistencia a los antibióticos, un tratamiento ancestral, tan simple como sorprendente, está recuperando su lugar en la medicina moderna: la Larvaterapia o Biocirugía. Este método utiliza larvas estériles de la mosca verde (principalmente Lucilia sericata) para limpiar y curar heridas crónicas y graves.

¿Qué es la Larvaterapia?

La larvaterapia es un tipo de desbridamiento biológico que consiste en aplicar larvas de mosca estériles y de grado médico sobre una herida con tejido muerto o necrótico. Estas pequeñas “trabajadoras” actúan de manera selectiva, ofreciendo una solución eficaz, y en ocasiones más rápida y económica, para el manejo de lesiones que no responden a los tratamientos convencionales.

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El secreto de la mosca verde

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Las larvas no “comen” el tejido como tal, sino que secretan enzimas digestivas proteolíticas (similares a su “saliva”) que licúan únicamente el tejido necrótico. CANVA

El éxito de la larvaterapia reside en el triple mecanismo de acción de las larvas de Lucilia sericata:

Las larvas no “comen” el tejido como tal, sino que secretan enzimas digestivas proteolíticas (similares a su “saliva”) que licúan únicamente el tejido necrótico, es decir, el tejido muerto.

Posteriormente, succionan este tejido licuado. Lo crucial es que evitan el tejido sano y viable, dejando la herida limpia sin causar daño adicional, una selectividad que a menudo es superior a la del desbridamiento quirúrgico.

Las secreciones de las larvas contienen potentes sustancias con propiedades antibacteriales que combaten una amplia variedad de patógenos, incluyendo cepas resistentes a los antibióticos como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM).

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Además, su movimiento y secreciones ayudan a destruir el biofilm, una capa protectora que las bacterias forman y que les permite evadir los antibióticos.

Las larvas segregan compuestos como la alantoína y la urea que alcalinizan el medio y promueven la formación de tejido de granulación (tejido conectivo nuevo), acelerando el proceso natural de curación de la herida.

Indicaciones clínicas clave

Este tratamiento es especialmente útil en el manejo de heridas crónicas y de difícil curación, tales como:

  • Pie diabético: Úlceras neuropáticas en pacientes diabéticos.
  • Úlceras por presión (escaras).
  • Úlceras venosas o varicosas.
  • Heridas postoperatorias o traumáticas con gran carga de tejido necrótico o infectadas.
  • Quemaduras y gangrena donde se requiere una limpieza profunda.

Un breve recorrido histórico

Aunque parezca una novedad, la larvaterapia tiene raíces históricas profundas. El cirujano de Napoleón Bonaparte, el barón Dominique Larrey, ya documentó los efectos positivos de las larvas durante la campaña francesa en Siria en 1829. El uso clínico formal fue popularizado por el Dr. William Baer durante la Primera Guerra Mundial, al observar que las larvas limpiaban y mejoraban las heridas de los soldados.

Tras caer en desuso con la llegada de los antibióticos en la década de 1940, la técnica fue retomada con vigor en los años 80 por investigadores como el Dr. Ronald Sherman, en respuesta a la creciente ineficacia de los tratamientos convencionales y la resistencia antimicrobiana.

Las larvas utilizadas son criadas en laboratorios bajo estrictas condiciones de esterilización. Se aplican sobre la herida de dos formas:

  • Aplicación Directa: Las larvas se colocan libremente en la herida, que luego se cubre con un apósito transpirable para mantenerlas confinadas y ventiladas.
  • Sistema de Bolsas (BioBag): Se confinan las larvas dentro de una pequeña bolsa de gasa o espuma (similar a una bolsa de té) que se coloca sobre la herida. Esta variante es a menudo más aceptada por los pacientes.

Las larvas suelen permanecer en la herida por un periodo de 48 a 72 horas, y son desechadas de manera segura (como residuo biológico) una vez que han cumplido su función. Es importante destacar que no transmiten enfermedades ni se convierten en moscas en la herida.

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La larvaterapia ha reemergido como una alternativa terapéutica potente, segura y de bajo costo para el desbridamiento de heridas complejas, especialmente en un panorama médico donde la resistencia antimicrobiana es un desafío global. Su capacidad para limpiar selectivamente, desinfectar y promover la curación la convierte en una valiosa herramienta en la lucha contra las heridas graves y crónicas.

BB

Cortesía de El Informador



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