En el mapa del turismo internacional, uno de los lugares más destacados es la necrópolis de Guiza en Egipto, donde la Gran Pirámide es una de las siete maravillas del mundo antiguo y una joya arqueológica que cada año atrae a miles de turistas.
Según el gobierno de Egipto, en 2024 el país alcanzó un récord con 17.5 millones de visitantes, casi un millón más que en 2023, a pesar de la situación geopolítica en la región. La meta es llegar a los 30 millones de turistas antes de que finalice la década.
Los datos de Egipto no alcanzan los niveles de destinos como España o Japón, pero son suficientes para que el turismo sea uno de los pilares económicos del país, donde sitios como las pirámides y los monumentos faraónicos son su principal atractivo.
Durante el primer semestre de 2024, la industria generó ingresos por unos 6,600 millones de dólares, aunque otras estimaciones del propio gobierno señalan que el turismo representa alrededor del 10% del PIB nacional, y en algunos años ha alcanzado hasta el 20%.
Guiza se prepara para una transformación turística
Egipto cuenta con numerosos destinos históricos como Karnak, el Valle de los Reyes, Abu Simbel o el templo de Luxor. Sin embargo, el sitio más emblemático es la necrópolis de la meseta de Guiza, ubicada a pocos kilómetros de El Cairo. Millones de turistas la visitan cada año, lo que genera un flujo constante de autobuses, autos particulares y vendedores ambulantes, provocando saturación, largas filas y caos vial.
Para solucionarlo, el gobierno ha diseñado un plan integral que incluye la reorganización de accesos, la creación de un centro de visitantes, la restauración de tumbas, la digitalización de entradas, la regulación del uso de animales de tiro y la implementación de transporte ecológico.
Uno de los principales actores en esta transformación es la empresa Orascom Pyramids, que ha invertido millones de dólares con el objetivo de convertir la zona en un referente turístico. Según su presidente, Amr Gazzarin, se trata de un “proceso complejo y desafiante” debido a los múltiples problemas arraigados en la región.
Cambios visibles desde 2025
Actualmente ya se ha puesto en marcha una fase piloto para inaugurar la zona renovada en 2025, coincidiendo con la apertura del Gran Museo Egipcio. Parte del objetivo es eliminar la imagen negativa generada por los caballos y camellos en malas condiciones que suelen encontrarse en la necrópolis, a la vez que se mejora la movilidad, se reduce la congestión y se apuesta por un modelo turístico más sostenible.

La estrategia también busca mejorar la experiencia de los visitantes, controlando la venta ambulante irregular, reduciendo el caos en los accesos y sustituyendo el transporte animal por autobuses eléctricos.
De este modo, Egipto pretende combatir los factores que deterioran la percepción de los turistas: desde la reventa de boletos, el acoso de vendedores o la presión para aceptar servicios de baja calidad, hasta yacimientos mal iluminados o incidentes de acoso.
Una respuesta ante el maltrato animal
Uno de los puntos más criticados es el trato a los animales utilizados como medio de transporte. Caballos, camellos y burros son empleados por comerciantes para paseos turísticos, situación denunciada por organizaciones como PETA debido al estado de salud y condiciones en que son mantenidos: enfermos, mal alimentados o con heridas visibles.

Ante esto, las autoridades han implementado un programa de “bienestar animal” que incluye a la meseta de Guiza como uno de sus focos principales, además de establecer un sistema de transporte que facilite el traslado dentro de la necrópolis sin recurrir al uso de animales.
Por su parte, Airbnb ha dejado de promocionar actividades que podrían considerarse como explotación animal, en un esfuerzo conjunto por ofrecer un turismo más ético y sostenible.
Cortesía de Xataka
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