León XIV, el Papa recién electo, celebró el viernes en la Capilla Sixtina del Vaticano, su primera misa como Pontífice de la que participaron también todos los cardenales que se encuentran en Roma. Tal como lo hizo cuando se asomó al balcón de la plaza de San Pedro después del anuncio de su elección, en la homilía Robert Prevost volvió a mencionar la enseñanza del papa Francisco, gesto que sirve para refrendar lo que la mayoría de los obispos y también los analistas vaticanos señalan en el sentido de que el nuevo Papa se considera a sí mismo como continuador del legado de Jorge Bergoglio.
La perspectiva sinodal heredada de Bergoglio
Hablando en italiano -con una breve introducción en inglés- y usando un tono marcadamente espiritual en toda su homilía -algo que parece ser característico en sus intervenciones-, León XIV le recordó a los cardenales que “ustedes me han llamado a cargar esa cruz y a ser bendecido con esa misión”, en referencia al pontificado. Y a renglón seguido les dijo que “sé que puedo contar con todos y cada uno de ustedes para caminar conmigo, mientras continuamos como Iglesia, como comunidad de amigos de Jesús, como creyentes anunciando la Buena Nueva y proclamando el Evangelio”.
En otro momento dijo que “Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que con su ayuda, sea fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia”. Este pedido de colaboración y trabajo colectivo también hilvana con la perspectiva “sinodal” -participativa- que instaló Bergoglio durante todo su pontificado.
Por propia decisión y no porque estuviese establecido en las normas eclesiásticas, pocos días después de asumir Francisco decidió crear un “consejo de cardenales” al frente del cual puso al cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga -persona de su extrema confianza- y lo convirtió durante toda su gestión en un órgano consultivo permanente del que emanaron muchos proyectos, especialmente los referidos a la reforma de la curia.
Todo indica que en el cónclave los cardenales le pidieron ahora a Prevost que ponga a funcionar algún mecanismo similar. Al tema se refirió expresamente el cardenal español Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, en una reunión que mantuvo el viernes por la tarde en Roma con los periodistas españoles acreditados en el Vaticano. Allí el arzobispo admitió que “le hemos pedido (a León XIV) que le ayuden sinodalmente un equipo de cardenales, y creo que lo tendrá en cuenta”.
En declaraciones realizadas durante el tiempo que transcurrió entre la muerte de Bergoglio y el comienzo del cónclave, varios cardenales señalaron específicamente que aunque la perspectiva de sinodalidad impulsada por Francisco abrió a la participación de mujeres y varones laicos, religiosas y religiosos, también de sacerdotes, en más instancias de decisión de la iglesia, el Papa fallecido solo convocó una vez al cónclave de todos los cardenales. Si bien este fue un reclamo que partió sobre todo de los sectores más conservadores que no se sintieron escuchados por Francisco, la demanda atravesó a todos los miembros del colegio y, tal como lo explicitó el español Omella, fue planteado ahora como un pedido para el nuevo papa.
La responsabilidad y el compromiso colectivo
En su homilía en la Capilla Sixtina, León XIV repitió también el gesto de Bergoglio al presentarse como “obispo de la Iglesia que está en Roma, llamada a presidir en la caridad la Iglesia Universal”, refiriéndose a la autoridad que deviene de su nombramiento pero que es resultado de la responsabilidad y el compromiso colectivo. Lo que el mismo Papa describió como “un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejerce un ministerio de autoridad (es) desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado”.
Volviendo a las palabras del arzobispo catalán, que conoce a Prevost por haberse desempeñado ambos en el Dicasterio (ministerio) para los Obispos, Omella dijo de León XIV que “es un hombre entrañable. Vi que en los medios sorprendía su sencillez y humildad. Es un hombre espiritual, muy espiritual y muy intelectual, pero a la vez muy de estar con el pueblo, un hombre cercano” y que al mismo tiempo “tiene también una visión muy mundial”. Agregó que León XIV “es muy pastor, le preocupa lo que le pasa a la mujer y al hombre de hoy, es sensible a toda la problemática del hambre en el mundo, la pobreza, el tema de la mujer… E intentará darle respuesta”.
En otro pasaje de su homilía León XIV afirmó que “no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, lo sumo, se le soporta y complace”. Y siguió diciendo que “precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad”.
El Papa también habló de “un mundo que considera a Jesús una persona que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar” pero “cuando su presencia se vuelva molesta por las instancias de honestidad y las exigencias morales que solicita, este mundo no dudará en rechazarlo y eliminarlo”.
Cortesía de Página 12
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