Leonardo García Alarcón: quién es el argentino que fue elegido como artista del año en el premio más prestigioso de la música clásica

El director, compositor y recopilador argentino Leonardo García Alarcón fue distinguido como “Artista del año” con el premio más prestigioso en el ámbito de la música clásica, los International Classical Music Awards (ICMA) 2025.

“Realmente es algo que no que no me lo esperaba. Cuando llega te das cuenta que, si bien nunca hay tiempo para mirar atrás, en estas circunstancias un poquito mirás el camino recorrido”, dice Leonardo García Alarcón vía telefónica desde Ginebra.

Platense, generación ’76, es uno de los directores de orquesta más brillantes de su generación. A los 19 años se fue a Europa, en 2005 fundó la orquesta Cappella Mediterránea y comenzó a destacarse por sus interpretaciones innovadoras del repertorio de música antigua y barroca, y también por el redescubrimiento de obras olvidadas.

Actualmente, cuenta con una extensa discografía y dirige regularmente en las orquestas más prestigiosas del viejo continente. Estuvo al frente de la celebración de los 350 años de la Ópera de París con su orquesta Cappella Mediterránea y su versión de Las Indias Galantes revolucionó el ambiente musical, tras ese triunfo artístico terminó de consagrarse y su carrera se proyectó por todo Europa y América.

El artista asegura que le debe todo a Mariana Flores, la talentosa soprano con quien comparte su vida y dos hijos, Francisco de 11 y Lucía de 7, ambos cantan y tocan instrumentos.

Mientras García Alarcón repasa su impresionante recorrido y reflexiona sobre los innumerables proyectos que encaró a lo largo de los años, es como si tomara conciencia y se convenciera, de alguna manera, del merecido reconocimiento que acaba de recibir. El premio será entregado el 19 de marzo, en una ceremonia en Düsseldorf, ciudad en la que Mendelssohn y Schumann trabajaron como directores musicales.

En acción, Leonardo García Alarcón presentó, en 2019, En acción, Leonardo García Alarcón presentó, en 2019, “Las Indias Galantes”, en la Ópera de París. En Europa dicen que fue el éxito más grande de ese teatro.

La revolución de Las Indias Galantes

“Lo que hicimos con Las Indias Galantes en Bastilla, en 2019, fue una revolución impresionante, se puede ver a través de un documental que ha recorrido el mundo. Por acá dicen que fue el éxito más grande de la historia de la ópera de París”, recuerda el director, y continúa repasando:

“Hemos hecho mucho en el Festival d’Aix-en-Provence descubriendo repertorio inédito barroco. Y también las relaciones entre música antigua y música contemporánea que he hecho. Eso llamó mucho la atención, no solamente el Monteverdi y Piazzolla que hemos llevado a disco, sino las obras nuevas, porque de alguna manera estamos construyendo la música antigua del futuro. Y eso es lo que me interesa”.

Otra pequeña revolución fue la versión de la ópera Atys, de Jean-Baptiste Lully, que Alarcón materializó con coreografía de Angelin Preljocaj, obra que volvió a la vida cuando la presentaron en el Palacio de Versalles, después de 40 años en el olvido.

Y las propuestas del artista argentino no paran de transformar el ambiente cultural europeo desde su dirección de la Cité Blue, un teatro a su cargo en Ginebra, inaugurado el 9 de marzo del año pasado, donde se estrenan muchas de las obras que encarga y también se presentan los músicos más célebres de Europa. Martha Argerich tocó en tres oportunidades.

“Martha ama nuestro teatro -dice Alarcón-, además le proveo empanadas. Jimena, que cuida a mis nenes y vive con nosotros, hace las mejores empanadas que comí en mi vida. En el teatro siempre hay empanadas y alfajores, pasa por aquí una gran comunidad de argentinos”.

Orgulloso de su teatro, el director menciona que Gidon Kremer, a quién admira desde su adolescencia, también fue programado en su teatro, junto con Avi Avital, la soprano Magdalena Kožená, entre otros grandes músicos.

“Vienen a tocar al teatrito que armé yo, un espacio que se transformó en un semillero, no sólo de la música antigua, sino de todas las músicas porque hay instrumentos fantásticos y la gente quiere venir a tocarlos. Y la acústica es excepcional, es única en el mundo, creada en Los Ángeles, en donde hay más o menos 145 parlantes y micrófonos, y podemos crear cualquier acústica de cualquier lugar del mundo, de cualquier teatro, de cualquier sala. Es un sueño tocar aquí”, concluye el artista, elegido por la Fundación Rolex para financiar un proyecto suyo que resultó la restauración de la Citè Blue para seguir desplegando su arte.

 García Alarcón recibirá su premio el 19 de marzo, en Düsseldorf, Alemania. García Alarcón recibirá su premio el 19 de marzo, en Düsseldorf, Alemania.

El artista del año

-¿En qué momento de su vida privada y artística lo encuentra la noticia de este reconocimiento como el mejor artista del año?

-Tuve como una gran nostalgia inmediatamente. Algo rarísimo. Cuando empiezan los premios uno siente que envejece. Me pregunté por qué, sabía que participan críticos de todo Europa y de Estados Unidos, Canadá, es bastante amplio… pero no me puse a investigar del todo.

-Le cuento que es un premio que comparte con Martha Argerich, Claudio Abbado, Pierre Boulez, entre muchos otros.

-Por eso me parece increíble. Creo que me tocó en un momento en donde lo que está pasando alrededor mío es algo que he querido gestar desde hace mucho, que es casi una labor de un militante musical que está en casi todos los frentes: como educador –nventé mi clase de maestro al cémbalo, la dirección desde el clave, algo que no existía desde hace mucho tiempo-, como compositor escribí música para bautismos, casamientos, servicio fúnebres, para mí era normal porque creí que en Europa se hacía, pero les resultó rarísimo.

Cuando llegué aquí, en las iglesias empecé no solamente a improvisar, como era hace 300 años en cada culto, sino a escribir esa música. Y, luego, cuando formé Capella Mediterránea, hicimos obras que dejaron huella en cada uno de los países por donde hemos pasado. Y también creamos una nueva manera de imaginar el concierto. El concierto tradicional con moñito, con frac y todos con una partitura, es lo que Cappella Mediterránea señaló como de otro siglo.

Leonardo García Alarcón dirige la Capella Mediterránea, una orquesta con una fuerte energía.Leonardo García Alarcón dirige la Capella Mediterránea, una orquesta con una fuerte energía.

-Con Cappella Mediterránea tienen la particularidad de inyectarle una vitalidad inusitada a los conciertos. Tienen la energía de una banda de rock. ¿Cómo lo explica?

-Empezamos a hacer puestas en escena, puestas en espacio, que empecé a hacer yo mismo con todos los músicos cantando de memoria, trabajando las luces, descubriendo partituras inéditas, universales, que no conocía nadie. De repente, las estamos tocando en ochenta lugares en todo el mundo porque generan una emoción que es tremenda. Y esas cosas las han observado y señalado como un viento que ha renovado, lo digo con humildad porque yo no me di cuenta, me lo han dicho mis colegas.

-Cuando se presentaron en el Teatro Colón con el repertorio de música antigua, lejos de una versión de museo las obras sonaron más vivas que nunca.

-Cuando me preguntan por qué la música no suena como una pieza de museo, cuento que siendo argentino y platense, desde chico iba a visitar la catedral de La Plata. Y cuando entraba, todo estaba brillante y no había una gota de polvo. Todo se veía nuevo, como si se hubiese hecho ayer. Cuando me vine a Europa y entraba a una catedral gótica, la vejez, lo antiguo, la humedad… todo lo que ha pasado allí adentro estaba presente, pero en mi país, en La Plata, no. Quiero decir: yo no soy un enamorado de lo antiguo por lo viejo, cuando veo un manuscrito de Bach, inmediatamente me enamoro de ese manuscrito, pero me imagino lo nuevo que era cuando lo escribió.

Viajar en el tiempo pero con ojos nuevos

Leonardo García Alarcón, en un ensayo con la orquesta Capelle Mediterránea.Leonardo García Alarcón, en un ensayo con la orquesta Capelle Mediterránea.

-Es una especie de viajero del tiempo.

-Soy un enamorado del viaje en el tiempo. Pero estudiar lo viejo, los manuscritos, los documentos, los tratados, es poder hacer un viaje tipo Volver al futuro. Casi siempre ha habido nostalgia de lo viejo y yo trato de evitar eso. Recuerdo cuando limpiaron la Capilla Sixtina y le devolvieron los colores de la época de Miguel Ángel, todo el mundo se quejó.

-Lo mismo sucedió cuando limpiaron las grabaciones de Caruso y sus fans no reconocían su voz.

-Sí, ese velo del tiempo en donde la gente se enamora del objeto viejo, yo trato de evadirlo. Es lo que ha llevado a muchísimas interpretaciones a alejarse de la música antigua.

-¿Cree que algo cambiará en su carrera después de recibir el galardón más prestigioso de la música clásica?

-Creo que no. De alguna manera, con mi teatrito busco un anclaje en Ginebra, anclaje de creación. Rechazo muchísimo trabajo. Me han llamado de diferentes orquestas para tocar, orquestas que para mí fueron soñadas desde chico, y tuve que decir que no. Porque, de alguna manera, si voy a dirigir una ópera a Berlín durante seis semanas, mi orquesta Cappella Mediterránea no funciona, no trabaja. Y mi teatro tampoco. Como se dice en francés: Elegir es renunciar. De alguna manera, lo que estoy haciendo es renunciar a muchas cosas para elegir, lo que elegí estos últimos años: el teatro como lugar de creación y mi grupo, como grupo, no como grupo de música antigua solamente, sino como grupo de música contemporánea, pidiendo a varios compositores que escriban para nosotros.

-Como buen hijo prodigo, supongo que vendrá a Buenos Aires. De hecho, según tengo entendido Las Indias Galantes estaba programada para esta temporada. ¿Qué pasó?

-Sí, pero luego cambió la dirección del Colón. Quisiera saber qué contacto puedo tener con la nueva dirección y qué van a querer. Sé que quieren tener la obra, pero ahora pasó al 2026, y si cambia de nuevo la dirección, va a pasar al 2027. Esa es siempre la lástima, mi dolor, presento obras en casi todo el mundo, salvo en mi país. Realmente es lo que espero. Siempre están los cambios, entonces es muy difícil sentarse a conversar. Cuando se estabilice, capaz nos podemos sentar a charlar.

Leonardo García Alarcón, con la batuta. Sueña con dirigir en Buenos Aires, pero los cambios en el Colón se lo van impidiendo.
Leonardo García Alarcón, con la batuta. Sueña con dirigir en Buenos Aires, pero los cambios en el Colón se lo van impidiendo.

En Brasil, por ejemplo, he dirigido en diciembre la Misa en si menor de Bach con la Orquesta Sinfónica y fue declarado el mejor concierto del año por los críticos de Brasil. Me di vuelta y le dije al público: “¿Cuándo voy a poder vivir esto en mi país?”. Ahora me invitaron de la Ópera de San Pablo para hacer Las Indias galantes. Ellos están a la avanzada, se dieron cuenta que aquí estaba haciendo algo, pero en la Argentina, todavía no. Lo digo con mucha tristeza. También sería hermoso poder tocar mi pasión, que se llama La pasión argentina.

-¿De qué se trata?

-Es una obra coral, basada en un evangelio apócrifo encontrado en 1976. Bach está perdido en Buenos Aires, en marzo 2027, aparece vestido de él mismo, y no lo dejan entrar a la catedral porque consideran que es una falta de respeto que entre disfrazado. Nadie lo entiende, hasta que se va al Café Tortoni y alguien le da un bandoneón. Como el bandoneón fue creado en Sajonia, la misma región alemana donde nació Bach, el bandoneón lo reconoce. Entra Borges al café y se sienta. Es como si fuera una Divina Comedia, pero a la inversa: Borges lo lleva a Bach por toda la historia de la música y le muestra esa Pasión apócrifa, donde Judas es el mejor amigo de Jesús, María Magdalena es su mujer, y tiene un gran poder; en donde Pedro insulta a la virgen María.

-Es un evangelio muy dramático

-Sí, escrito un siglo después de Cristo, yo quise hacer esto pero convirtiéndolo en una historia de la música, y con Borges adentro. Entre Borges y Bach hay solo 400 años, cuatro siglos de distancia. Y en la Divina Comedia, entre Virgilio y Dante, hay 1200. Es decir, podía permitírmelo, ¿no?

-En el arte puede permitirse todo. ¿Qué le queda pendiente?

-No sabés cómo me gustaría hacer La pasión argentina en el Colón. Y, por otro lado, me frustra no poder compartir la vida diaria de todo lo que hago con mi familia de la Argentina. Es algo que me sacó la Argentina, que lo perdí; algo que me quitó la vida. Y lo siento como algo muy, muy, doloroso. Cada día que me levanto pienso en ese dolor. Pero no quiero ponerme catártico

En En “La pasión argentina”, Leonardo García Alarcón imaginó a Borges paseando a Bach por Buenos Aires.

-Pero es un dolor que tiene que ver con la historia y las heridas de un país, que de alguna manera trasciende su historia individual y es la de muchos artistas que se tuvieron que ir.

-Sí, por eso, necesito compartirlo en un momento tan alegre como este porque lo siento así. Lo que más quiero ahora es trabajar con creaciones de argentinos en la Citè Blue. Con la hija de Martha Argerich hicimos un espectáculo hermoso sobre Victoria Ocampo y Ernest Ansermet, con la dirección de Alejandro Tantanian. Eso fue un inicio, pero quiero más, lo que llamo el “arco iris” en el futuro. Armar un camino para que la creación artística entre América y Europa se dé más fácilmente, de un lado y del otro.

Cortesía de Clarín



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